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La poesía urbana de Caleb Femi

La poesía urbana de Caleb Femi

 20 de enero 2021

Gilberto Díaz

¿Cómo es crecer en un lugar donde el mismo oficial de policía que le dijo a ti y a tus compañeros de sexto de primaria que eran especiales y tienen el potencial para hacer cosas grandes, te detiene y te registra a los trece años porque “encajas con la descripción de un hombre”, y donde es posible caminar tres kilómetros a través de una unidad habitacional de mil 444 departamentos sin tocar el piso?

Se sabe que el hip hop nació como una forma de expresión de los problemas, angustias, alegrías y sueños de las juventudes provenientes de comunidades marginadas. Lo hizo primero en El Bronx de Nueva York, para expandirse después hacia ciudades con grandes diferencias sociales entre orígenes raciales, credos y procedencias –como París o Londres–, lugares que cargan con la deuda de un pasado colonial y que se refleja en sus barrios periféricos de comunidades migrantes africanas y musulmanas.

En el siglo xxi, la improvisación que hiciera popular al hip hop pronto debió abandonar ese frívolo nicho musical repleto de ostentación, para no perder la esencia por la que nació originalmente el movimiento: expresar lo duro que es vivir en una sociedad en la que debes abrirte paso a tu manera, simplemente porque las diferencias sociales y raciales no te lo dejan fácil.

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                                                                                                        El caso Femi Caleb

Femi no necesita un DJ para expresarse, no recurre a sampleos ni al beat de una caja de ritmos para hacer sentir su voz y lo que viven a diario los jóvenes del barrio londinense de Peckham. Él contempla las maneras en las que son denunciados por un entorno construido de muros de concreto y barrios gentrificados, escribe historias codificadas y casi míticas de las personalidades y sagas de su juventud en el sur de Londres, y rinde homenaje a los raperos y artistas que hablaron sobre esa vida. Pero llamar a Caleb Femi una estrella en ascenso sería descartar cuán lejos del suelo ya está. Se ha dedicado a producir arte en diversas formas durante años: cine, fotografía, prosa y poesía, y es sólo hasta ahora que personas fuera de esos círculos se han percatado de su talento, pero sólo lo han hecho como para “ponerse al día”. En 2016 fue reconocido con la primera selección del Young People’s Laureate –un reconocimiento que premia el uso creativo de la poesía en contextos sociales–, por su promoción sobre el poder de la poesía en las escuelas y organizaciones juveniles de Londres. Mientras, al mismo tiempo, creaba cortometrajes, dirigía videos y comenzaba a trabajar en su primera compilación de poesía, reflexiva y sin adornos, titulada simplemente Poor, publicada a finales de 2020.

En Poor (PENGUIN), Caleb Femi combina su poesía con su trabajo fotográfico. Es un libro que va de lo mundano a lo majestuoso, pasa de la magia a la astucia, pero sobre todo revisita las vidas y sucesos ordinarios en la existencia de los jóvenes negros que habitan en la periferia urbana de Londres. Es un homenaje al mundo que dio forma al poeta y a las personas que se forjaron en la vida difícil y que encuentran magia en ella. Tal como escribe Femi en uno de los poemas finales del libro: “I have never loved anything the way I love the endz” –’Nunca he amado nada de la manera que amo a mi barrio’–.

Así habla Femi

“Las historias existían antes de que yo las pusiera en papel, eran historias de los barrios”, me dice. “Me encantaría decir que poemas como ‘La pintura sobre un muro de cemento’ fueron producto de mi imaginación, pero esa fue una historia que ocurrió, como ocurre con la mayoría de las historias allí, por lo que estoy concentrado en mi próxima colección, porque seré yo incursionando en mi fantasía e incursionando en mi folklore, mis historias sumergidas en una imaginación surrealista. [Poor] es en realidad sólo un reflejo de lo que ya existe dentro de esta comunidad”.

Por supuesto, esta no es la primera vez que se representa en ficción la vida en las unidades habitacionales marginales de Londres, pero la originalidad y clarividencia de Poor proviene de los esfuerzos de Femi por reflejar una dimensión diferente del día a día sin romantizar ni caer en clichés ni exageraciones.

“Todo está estructuralmente en contra de la clase trabajadora, y yo estoy escribiendo sobre cómo existen a pesar de ello. Así son sus buenos momentos, así es como escapan de su condición mental, espiritualmente, y a veces también físicamente, esto es lo que hacen a pesar del dolor y todas esas cosas, así es como celebran los cumpleaños, así es como se enamoran, esto es lo que hacen cuando tienen un mal día, así es como chismean, ¿sabes? Todo ese tipo de cosas”. “Eso es lo que realmente me interesa, supongo que lo que quiero hacer es capturar el ‘despecho’ de la clase trabajadora, cómo es que existen a pesar de todo lo que está sucediendo estructuralmente en su contra, todo lo que está disminuyendo su nivel de vida y destrozando su calidad de vida. Estoy escribiendo lo que sucede y cómo existen a pesar de eso y cómo prosperan a pesar de ello”.

A propósito de Poor

Poor no sólo contiene una poesía sorprendente, sino conmovedoras imágenes en blanco y negro que complementan los poemas.  Con todo lo que crea, Caleb se considera un archivista, un catalogador: “[alguien que] documenta la vida y la época de las personas que viven en mi imaginación, tanto en la realidad como en la fantasía […] y algunas veces para capturar la esencia completa de una historia, de una comunidad, de un pueblo, hay que incursionar en varias formas de comunicación”. Dentro de las figuras hay otras —técnicas, poéticas— que un poeta debe abordar o, en ocasiones, ignorar. No todas las formas se adaptan a la expresión deseada, y Caleb, como amante de la literatura cuya tesis universitaria se centró en la poesía, menciona: “Si no se ha hablado lo suficiente de tu narrativa, ¿las formas que han existido antes podrían contenerla por completo? Si sostienes lo que estás tratando de comunicar, entonces debes buscar una manera de encontrar nuevas figuras, nuevas métricas, nuevas estructuras que reflejen los momentos que estás tratando de capturar. La forma en que la gente habla en mi barrio es diferente y no necesariamente puede estar contenida en un pentámetro yámbico, de la misma manera que los poetas tuvieron que cambiar el estilo del soneto italiano por el estilo del soneto inglés para reflejar la forma en que esa sociedad digería y hablaba la poesía y todo eso.”

El mundo como inspiración

No escasean los lugares para que personas como Caleb busquen y encuentren inspiración, visto positiva o negativamente. Una pregunta obvia de hacerle es sobre un momento de consternación mundial, como el asesinato de George Floyd, o sobre cómo los contextos sociales que están en constante cambio afectarán la percepción de la poesía: cómo se leerá o si ésta se puede consumir al margen de todo esto.

“¿Sabes? –reflexiona Caleb–, creo que una de las mejores cosas de la literatura es que, debido al contexto cambiante de nuestras vidas, cada vez que leemos o releemos algo, está ligeramente influenciada por nuestro contexto social actual, por lo que es algo natural que suceda. Y no creo que los lectores más asiduos vean mi trabajo con alguna diferencia, porque siempre ha sido así […]. Cualquiera que haya cambiado por George Floyd es porque son jóvenes y esto es algo de lo que ahora son capaces de prestar atención, o porque simplemente estuvieron bastante desconectados de la realidad, porque esto ha estado sucediendo durante mucho tiempo. Antes los habría rechazado por eso, pero supongo que todos tienen que comenzar por algún lado.”+