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De la recurrencia en lo profundo humano

De la recurrencia en lo profundo humano

19 de noviembre de 2021

Rocío Cerón

La poesía no opera únicamente como puente, sino como explosivo.
Octavio Paz

La combinatoria no se agota en el poema con la aproximación, alejamiento, incrustación o fractura de uno o de varios signos, sino que más bien abre al lector la posibilidad de crear nuevas conexiones y articulaciones.
Bartolomé Ferrando

I

Mental es la imagen, es también sonora, visual, olfática, háptica: poética. El lenguaje se escucha; el pensamiento, como las imágenes, se ve; las vivencias sensoperceptuales irradian. Inmaterialidades y materialidades unidas en la poesía; voz y cuerpo entretejidos para crear un espacio ritual, que deviene digital, performático, áurico, visual. La poesía, hoy día, que ya desde hace siglos, deberíamos decir, pasa por múltiples continentes (incluso arquitectónicos, piénsese en el Poema plástico de Mathias Goeritz o la escritura caligráfica de la Alhambra). El lenguaje es el espacio que sigue dándose para hacer que mujeres y hombres cantemos, signifiquemos. Pero significar —existir, estar en un espacio y darle sentido— es también entender que la palabra va más allá de la página, ese constructo que, pensamos, sólo pasa por el papel.

Tradición sáfica u homérica, en las que los poemas se escuchaban, se representaban o confluían con la música o lo oral, el poema sonoro en las calles, en los espacios públicos, tomando otros lugares que no son la página están siendo las formas de volver a las personas: los oídos son los nuevos puertos de embarque poético. Experimentaciones, palabras, versos, frases creadas de imágenes contrapuestas, residuales de la realidad devuelta en sonoridades que se sumergen en la escucha y le han dado voz a un tiempo.

Oralidad y lenguaje son femeninos. La madre otorga la lengua. El balbuceo primero se da a partir del contacto con el lenguaje de la madre, que canta, susurra, acaricia verbalmente al bebé. La oralidad, la voz y sus expresiones, coloraturas e inflexiones son también el poema; están ya en el poema escrito. Al usar el cuerpo, la o el poeta se convierte en diapasón de éste, expande lo que ya se encuentra en él. Lenguaje y voz se hacen uno.

Si —como lo he comentado anteriormente— la poesía se encuentra entre la circularidad del lenguaje y la linealidad de la escritura, entre el espacio ondulado de lo mítico y la línea de lo histórico, ¿cómo decir lo humano, lo profundamente humano? Performances o acciones poéticas en las que voz y experimentación sonora son instrumentos del lenguaje; cortan el ruiderío sordo del vértigo contemporáneo; susurran el mundo al oído como un flujo sonoro que lleva al espacio más secreto de la conciencia, de la cueva primigenia, del canto sacrificial; es la voz que alumbra el golpe y lo cuestiona; la voz que, como Scheherezade, permite salvar la cabeza y reencontrarnos con lo más profundo de nuestro sentido humano.

La poesía inter y transdisciplinar, que trabajan con otros medios y lenguajes artísticos, son formas de la indisciplina. Rebelión orgánica, es decir, rebelión que tiene que ver con la colocación de la autora o el autor en el mundo, hasta las decisiones más nimias como observar, decidirse a ralentizar el tiempo en el que se vive. Gozo antes que deber. El deber ha hecho que las naciones se vuelvan tiránicas, al igual que el tipo de literatura que se escribe, y vende miles de ejemplares. El gozo, el ocio creativo, caminar, atender y escuchar al otro se han vuelto formas de rebelión. Detenerse, ante la supremacía de la productividad, es una revolución individual. La poesía, que lleva al lector-escucha-espectador, lector de 360 grados, es una construcción que permite relacionarse de otras formas con el poema: se crean espacios poéticos, de escucha, de observación y diálogo, es decir, de rebelión. Se establece una transfusión de ida y vuelta; todo objeto puede ser parte del poema; el poema se materializa en piezas interdisciplinares que cuestionan lenguajes e interlocuciones. Son materialidades inmateriales que descolocan e inestabilizan nuestras creencias sobre el mundo.

De ida y vuelta, lenguaje y objetos —y con objetos me refiero al mundo palpable— se trasminan. Creo que no hay que subestimar a los lectores: el poema, como las acciones poéticas y los poemas interdisciplinares, conectan de muchas maneras con ellos. Se trata de la palabra que cambia al mundo, pero desde otra plataforma que no es el libro, que tiene otros espacios. Es la poesía amplificada, expandida, oral, digital, transdisciplinar, visual y el contacto entre escucha/espectador y palabra, que permite el contacto entre ese ruido sordo y las imágenes sobrepuestas de la estática de las televisiones, dimensión exacta de nuestro mundo, poema de nuestra contemporaneidad y la persona y sus múltiples cuerpos perceptuales.

II

El margen siempre será tocado por otro margen. En un momento determinado, todo margen será un centro. La membrana funciona como filtro, como eje de separación. Todo margen, toda escritura que se diga marginal, será filtrada, asumida. En todo continuum hay momentos de ruptura; dichas rupturas, con un uso relativamente bajo de energía, serán en un punto genéricas, corruptibles, de fácil copiado. La membrana es un cuerpo construido por el canon, por el pasado, por la crítica, pero también por los procesos naturales de selección. Las membranas se utilizan para limpiar, clarear, despojar de su radicalidad a las escrituras subterráneas o residuales. Conforman la capacidad de derivar una revolución a un sistema convencional. El proceso de separación por membrana se basa en la utilización de membranas semipermeables. Se dejará pasar toda escritura que no melle demasiado. Todo cuerpo deforme, antiadherente al pensamiento de la época, tendrá que esperar otra oportunidad.

La página es un campo. La literatura es un campo. La poesía es un campo bélico. El lenguaje, en su aparición, fue tecnología pura. La poesía interdisciplinar —digital, sobre todo— usa la tecnología para hacer su aparición. En los márgenes, desde donde se escribe cierta poesía —escritura incierta, inestable, permeable, suicida— que aún no pasa por el filtro y la membrana, estalla en loop incesante una batalla monumental, como la de Kursk (más de dos millones de soldados, seis mil tanques, treinta mil piezas de artillería y cinco mil aviones), donde el creador se juega la vida. Toda escritura que viene del margen tiende a construir un fino mecanismo de autodestrucción. Toda escritura desde el margen está desangrándose ya desde su inscripto mismo.

El principio es simple: la membrana actúa como filtro muy específico, dejando pasar lo más transmisible (una poesía que se comprenda, que se comprenda, que se comprenda, aclaman; que no rebase exigencias de sentido; que no exponga la medida conservadora y en conserva de sus críticos; que no evidencie los sistemas que han domesticado a la propia poesía, que no desestabilice el método, lo unidisciplinar), reteniendo la materia más sólida suspendida.

Filtro y membrana. Permeabilidad. Función de pared membranosa: separación selectiva como forma de control ante lo incomprensible, lo ambiguo, lo indeterminado. Poesía inter o transmedial. Ciertas sustancias atravesarán la membrana, otras quedarán atrapadas en ella. Ciertos poemas, ciertas poéticas, trasminarán. Se harán potencia y núcleo, escritura Vulcano. Algunas, engullidas por el propio canon, se convertirán en objetos indefensos: espectros de sí mismas. Todo margen se vuelve centro y todo centro será descolocado por un ente tentacular-verbal-poético-suicida que proviene de una raíz común pero al que le es necesario prenderles fuego a los cuerpos de toda madre y todo padre previos (de las cenizas se levanta un imperio).

Métodos varios para permitir que materias suspendidas atraviesen una membrana: aplicación de alta presión (desde el poema, ejercer puntos de ubicación y acciones fuera del sistema de los ejes de control, esperar el desgaste de la fórmula conservadora para crear recolocaciones: a todo poder le llega el invierno), concentración en ambos lados de la membrana (o de cómo ver que otros den batalla hasta la fisura para crear intersticios en el muro y crear túneles de ida y vuelta para inestabilizarlo todo, destruir/reconstruir el ojo de la liebre) o la introducción de un potencial eléctrico (observación, lecturas, decodificación del centro; blindaje del espacio emergente).

Toda escritura desde el margen es escritura de emergencia: se escribe para escriturar y testamentar la sangre y los huesos, la mirada y la escucha, la colocación en la vida y el abismo a los pies. Aunque el centro siempre esté de fauces voraces para darle muerte, el margen siempre será tocado por otro margen. En un momento determinado, todo margen será un centro.

III

Decálogo de poesía indisciplinada e interdisciplinar

    1. Explorar el soporte papel y su puesta en el espacio digital/sonoro/visual/performático.
    2. Cuestionar los límites de lo que se espera que sea una página —libro, continente— de poesía.
    3. Sumar medios o cúmulo de voces que se convertirán en imágenes, sonidos, movimiento.
    4. Generar una trasposición del texto poético al soporte digital; investigar cuando las voces se convierten en texto mediante el uso de itálicas, negritas, diversas tipografías. Romper con ello y hacer que las palabras se vuelvan interrogantes visuales, sónicas, corporales.
    5. Fisurar, erosionar, crear capas.
    6. Construir sentido por fricción o por contraste o hasta por encastre.
    7. Transformar las funciones del mensaje; dejar la función de comunicación eficaz de la palabra para implementarla como elemento de significación en relación con los otros medios-lenguajes. Transformar la relación emisor-mensaje-receptor.
    8. Cuestionar el límite entre el lenguaje poético y el no poético, investigar las nebulosas de fricción entre esos puntos.
    9. Considerar el archivo o el montaje como dispositivos escriturales expandidos. Jugar a crear matrioskas dentro de las matrioskas dentro de las matrioskas dentro de las matrioskas como un poema infinito.
    10. Al mismo tiempo: sustrato visual de la puesta en página como sustrato que resuena del registro sonoro —vocal, oral, ritual— como sustrato ficcional que se abre como sustrato autobiográfico.
    11. El poema como una construcción donde paisaje, realidad y universo propio generan estratificaciones, capas donde un paisaje abre al otro en múltiples dimensiones y plataformas —digitales, espaciales, corporales—.
    12. El poema, su puesta en digital, en imagen, gesto, corporeidad, campo áurico, en una dimensionalidad que supere plano temporal y devenga memoria hecha presente. Inmemorial presente. +