Entrevista a Adam Gidwitz, constructor de mundos fantásticos
9 de octubre 2022
Adam Gidwitz toma los pilares y ladrillos creados por los hermanos Grimm y construye con ellos Cuentos lúgubres del reino de Grimm, un mundo muy divertido en el que niñas y niños acompañarán a Gretel y su hermano Hansel a través del bosque, en donde vivirán extrañas aventuras. Sabedor del oficio, el autor nos revela los secretos y las motivaciones para entrar al oscuro pero divertido reino de Grimm, que además de libro, también es una serie que pueden ver en Netflix. ¡Bienvenidas y bienvenidos sean! Entren bajo su propio riesgo.
¡Hola, Adam! ¿Cómo estás?
Estoy muy bien. Muchas gracias. Me siento muy contento de poder saludarlos.
Tengo muchas preguntas que hacerte sobre este libro. Quisera comenzar con un “había una vez…”. ¿Cómo comenzó la idea de esta obra?, ¿cómo fue que dijiste “quiero escribir sobre el universo Grimm”?
Bueno, honestamente ése no era mi plan original. No fue la idea que se me ocurrió primero, la verdad. Yo trabajaba como maestro; daba clases a estudiantes de segundo grado, y en mi salón les estaba contando la historia del antiguo Egipto: momias, pirámides y esas cosas. Comencé a escribir eso con la idea de hacer un libro. Lo escribí durante un año, y después dije: “Tengo que publicarlo”.
Dejé mi trabajo y pasé otro año tratando de convertirlo en una novela larga. Estaba tan orgulloso del texto que se lo envié a una agente literaria, alguien a quien conocía. Ella la leyó y dijo: “Es muy mala”.
Yo estaba devastado. En la escuela en la que había trabajado me preguntaron si estaba dispuesto a regresar y ser el bibliotecario sustituto por un día; respondí que sí. En la escuela me dijeron: “Vas a contarles cuentos a los de segundo grado”. Les contesté: “Sin problema”. Ellos añadieron: “Cuéntales la historia que quieras”, y dije “¡genial!”. Fui a casa y busqué en los libreros una buena historia para contarles a los de segundo año, entonces me encontré este libro: los verdaderos relatos de Grimm, que hasta ese momento nunca había leído. Lo miré y pensé: “Oh, cuentos de hadas. Son perfectos para niños pequeños”. Así que lo abrí en un cuento llamado “Johannes el fiel”, que está justo aquí.
En la historia de “Johannes el fiel”, a dos niños les cortan la cabeza sus padres, pero después se las vuelven a colocar y no les pasa nada. Al leer eso, pensé: “¿Puedo leer esto a niños de segundo grado? Me pueden despedir”. Así que llevé el libro y comencé a leérselos a los niños. De inmediato comenzaron a ponerse neviosos, entonces yo empecé a bromear para calmarlos, o les avisaba cuando algo aterrador estaba a punto de suceder. Creo que fue una muy buena idea porque, al final de la historia, volteé a verlos y cada niño tenía la misma expresión en su cara, cada niño se veía exactamente así [hace una mueca]. Yo pensé: “¡Oh, Dios!”. Luego despedí a los niños: algunos estaban aterrorizados, otros se acercaron a mí después y una niña pequeña, señalándome con el dedo índice, me dijo: “Me gustó. Deberías convertirlo en un libro”. Lo pensé y fue lo que hice [risas].
Cuando dices esto de la reacción de los niños, yo también me sorprendo. Los hermanos Grimm jamás se hubieran imaginado que, muchísimos años después, un maestro de primaria quisiera contar esto a niños de segundo y que este asunto terminaría en un famosísimo show de Netflix. ¿Cómo fue ese camino? ¿Tú crees que a los Grimm les gustaría lo que ha sucedido con tu libro?
Bueno, aquí hay dos partes de la pregunta: una es si a los hermanos Grimm les hubiera gustado que sus historias se mostraran en televisión, y otra, cómo fue el trayecto para que llegaran ahí. Pero déjenme decirles una cosa: en un momento dado, yo hice un viaje de promoción del libro a Laredo, Texas, que está en la frontera con México. Realmente fueron las familias mexico-estadounidenses de ese lugar las que mostraron mayor entusiasmo respecto de estos cuentos. De hecho, los niños sabían mucho de este tipo de historias, me contaron de la Llorona, sabían de lechuzas y cosas por el estilo.
Luego hicimos una presentación del libro y tuvimos que trasladarla al estacionamiento, porque la gente no cupo en la librería. Este libro se volvió un éxito gracias a esas familias. Posteriormente, se me acercó un productor de televisión. Me preguntó si me gustaría que se hiciera una serie. Empezó el trabajo con ilustradores y con muchas personas más y esta labor requirió alrededor de cuatro años.
Por otro lado, yo creo que a los hermanos Grimm sí les hubiera gustado la idea de que se presentaran en televisión estos cuentos, porque realmente ellos no eran cuentistas, sino coleccionistas de relatos que luego reescribían; los iban revisando y mejorando hasta que se volvieran populares.
Tal vez los hermanos Grimm no eran creadores de historias o escritores, pero tampoco eran mucho de ver televisión, porque no existía en esa época [risas]. Otra pregunta: ¿qué tan difícil resultó que este libro se mantuviera fiel al universo Grimm?
Ésa es una gran pregunta. Para mí, lo importante no consiste en ser fiel a los detalles del mundo de los Grimm, sino al espíritu. ¿Qué tiene de divertido descubrir estas historias de los Grimm que casi nadie conoce, como “Hermano y hermana”, “Los siete cuervos”, “El cabello dorado del diablo”? Que son raras, graciosas, aterradoras, tienen finales felices y todo eso. Si puedes lograr que el lector ame al personaje principal, sienta miedo junto con él o ella, se ría de lo que está pasando y luego se sienta bien al final, entonces habrás mantenido (con todos esos detalles extraños) el espíritu de los hermanos Grimm. Eso es lo importante para mí: los detalles cambiaban todo el tiempo, así que sentí que yo también podía.
Mencionaste una palabra superimportante: el humor, las bromas y, sobre todo, el sarcasmo. Tanto el libro como la serie de televisión tienen muchísimo humor y sarcasmo, que en algunos momentos ayudan a liberar ese miedo que dan las situaciones que viven Hansel y Gretel. ¿Cómo logras ese humor dentro de tanta oscuridad?
Creo que es crucial para que el libro funcione. Nunca hay suficiente humor o terror en el mundo, y funciona muy bien porque tienes una situación de terror que va incrementando la tensión, pero luego surge algo gracioso y baja un poquito la tensión; luego, con la siguiente cuestión de miedo, la subes ligeramente… y así vas subiendo y bajando, jugando con esa posibilidad. ¿Tu pregunta es cómo lo introduje? Mi respuesta sería: “¡¿Y cómo no iba a hacerlo?!”.
Se van a enamorar del narrador del libro y de los cuervos en la serie de televisión. Los cuervos son increíblemente graciosos. Y, claro, estos personajes son muy cálidos, muy divertidos y generan esta válvula de escape en las historias. Pero ha llegado el tiempo de hacer un juego. Nuestro concurso se llama “¿Qué prefieres?”. Ahora, ¿qué prefieres? ¿Ser cocinado por una bruja o que te corten la cabeza?
Prefiero ser cocinado por una bruja.
¿Con zanahorias o sólo cebolla y ajo?
En un pastel. Me encanta el buen pastel de pollo o de carne. Así que, si me pueden cocinar y convertirme en un rico pay, con eso estaré contento.
¿Perderte en un bosque o perderte de una buena fiesta?
No soy muy fiestero, así que preferiría perderme en el bosque, me refiero a perderme una fiesta, quiero decir… supongo que ambas ideas suenan bastante bien, en realidad.
¿Ser convertido en gato o ser convertido en ave?
¡Ave, por supuesto! Quiero volar.
Regresemos a la seriedad, por favor. ¿Qué lección importante aprendiste o encontraste en las historias de los Grimm?
Pienso en los cuentos de hadas y en la literatura infantil como un reflejo de la vida interior de los niños y sus emociones. Como adultos, solemos olvidar que la infancia puede ser difícil, no tienen el control de nada, hay gigantes a su alrededor que toman decisiones que no tienen sentido para ellos; a menudo son crueles con estos niños, que suelen ser crueles entre sí. Suceden cosas que posiblemente no podrían predecir… Hay que ser muy valiente para vivir la vida como un niño. La lección que tomo de los cuentos de hadas y espero que los lectores tomen de mi libro es que te pueden pasar cosas terribles durante la infancia, pero, al final, si eres valiente y sigues adelante, crecerás y te volverás más sabio, más valiente, más fuerte y serás capaz de sortear cualquier cosa que la vida te ponga.
¡Me encantó! Cuando eres pequeño, las cosas suceden frente a ti y nadie te pregunta lo que piensas; a veces sería bueno escuchar más a los niños, porque tienen mucha sabiduría. En ese sentido, no sé si sigas dando clases, siendo bibliotecario o si sólo estás en las giras con tus libros, pero ¿qué te sorprende más de las niñas y los niños?
Ya no soy maestro ni bibliotecario, sólo me dedico a escribir. Me siento muy afortunado de poder hacer esto todo el día. Lo que más me sorprende de los niños y las niñas es que nunca tengo idea de lo que van a decir después. Por ejemplo, yo tengo un pódcast llamado Grimm, grimmer, grimmest, en el que narro cuentos y puedo escuchar las reacciones de las infancias.
De repente hay cosas muy sorprendentes, por ejemplo, un día estaba contando una historia acerca de un enano azul, entonces una niñita interrumpió y dijo: “Sí, claro, un pitufo”. Yo le dije: “No, no es un pitufo, es un enano azul”. Y seguí contando la historia y de repente ella decía: “Pero seguro que es un pitufo”. Nunca sabes con qué te van a salir y eso me encanta.
Adam, esta entrevista ha sido un placer. Te agradezco muchísimo por este libro divertido y oscuro, porque algo que me encanta tant del libro como de la serie es que no haces concesiones. Si alguien tiene que sufrir, la manera en que lo pones en la historia libera el estrés, pero lo pones. Es increíble, es divertido, es encantadoramente perverso. Les recomiendo el libro. Leánlo, se van a divertir como enanos persiguiendo diablos.+