Select Page

Son tiempos difíciles para soñadores (Carta editorial Revista Lee+ 157)

Son tiempos difíciles para soñadores (Carta editorial Revista Lee+ 157)

1 de junio 2022

Por maravillosa o terrible que sea, la realidad se puede transformar en monotonía. Aunque parezca increíble, los seres humanos somos capaces de acostumbrarnos a los hechos cotidianos y, en muchas ocasiones, hacemos todo lo posible para repetirlos: vamos de antro en antro, de relación en relación, escuchamos casi la misma música, incluso repetimos dinámicas generacionales. Creamos vidas monótonas: hay personas que pueden ver una y otra vez la misma historia, la viven y prolongan, justo como los niños cuando les gusta una película o quieren que se les relea el mismo libro mil veces. Tal vez lo que nos atrae es que lo verdaderamente extraordinario parece imposible en el día a día. Debido a esta extraña peculiaridad, los seres humanos somos los únicos que nos contamos y contamos historias. Éstas nos permiten experimentar las vidas que tal vez jamás viviremos; afrontar las aventuras que nunca nos tocarán, y, por supuesto, nos dan la oportunidad de adentrarnos en mundos lejanos a los nuestros. 

Los relatos —da igual si tienen la forma de un libro o si los miramos en una pantalla— nos enamoran; volvemos de ellos inspirados para cambiar lo que no nos gusta de la vida real, aunque a veces los seres humanos son más humanos en la literatura, y lo mismo sucede con el resto de los habitantes del planeta: la rosa de Rilke siempre derrotará a las rosas reales.

Debemos cambiar nuestra realidad a través de la inspiración. A 21 años del estreno de la película de Amélie Poulain, platicamos con Yann Tiersen, quien la musicaliza; tomamos la mágica energía de esta heroína encantadora, vivaz e imaginativa, con el superpoder de ser feliz al ayudar a los demás, cuyo peculiar corazón de naturaleza libre y caprichosa es capaz de generar risas amables. Amélie nos obliga a una reflexión acerca de qué están hechos los sueños y cómo hacerlos realidad, superando la tristeza o la melancolía de la vida a través de los ojos de una generosa inocencia que aún podemos crear.+