Historia de la arquitectura mexicana. Una conversación con Enrique X. de Anda

Historia de la arquitectura mexicana. Una conversación con Enrique X. de Anda

Alejandro Maya

Pocos libros han logrado catalogar con tanta pasión y desde un enfoque critico la historia de la arquitecta de nuestro país como Historia de la arquitectura mexicana. Es por esto que nos sentamos con el arquitecto Enrique X. de Anda para preguntarle cómo ha dado forma a la obra que desde hace 30 años es referencia para estudiantes, arquitectos, historiadores y todo aquel que quiera saber más acerca de la evolución de esta disciplina en México, desde la época prehispánica hasta las primeras décadas del siglo xxi, incluidas en esta cuarta edición ampliada. He aquí sus palabras y las reflexiones que nos compartió.

Este libro está en la lista de los clásicos de Editorial GG. Cuando te dicen que eres un clásico hay que empezarse a preocupar por la edad. Historia de la arquitectura mexicana surgió hace más de 40 años y ha estado en circulación durante los últimos 35. Cuando apenas empezaba mi trabajo como profesional de la arquitectura, no encontraba una compilación; existían trabajos muy importantes sobre la arquitectura mexicana, pero en segmentos. Entonces pensé “hay que hacerlo”. Como alguna vez declaró Jorge Ibargüengoitia, uno de mis grandes referentes culturales: “Escribo las novelas que me gustaría leer”. Así que hice el libro que quería tener como una fuente de referencia.

Considero que mi tarea social es generar ideas y dispersarlas. Yo llegué a este mundo para platicar historias, que es lo que hago todos los días. Este libro, que lleva cuatro ediciones, es cronológico: empieza con Cuicuilco y termina con edificios actuales que he estado registrando, porque me parecen relevantes en la historia reciente. En lugar de aventurarme con una quinta edición y agregar más contenido, propuse a Editorial GG escribir un libro nuevo, que es en el que estoy trabajando actualmente.

Otro de los propósitos de Historia de la arquitectura mexicana fue crear una guía de viajero. Tú puedes tomar el libro e irte de viaje a descubrir lo que hay en Querétaro o en Guanajuato. Cuenta con la accesibilidad de no ser un libro farragoso, de erudición. En mi labor como historiador de la arquitectura siempre me ha parecido muy importante encontrar la manera de divulgar las ideas. Constantemente estoy replanteándome temas, cuestionándome y autocriticándome, con la intención de generar otros puntos de vista. 

Afortunadamente mi libro ha contado con la simpatía de la gente. No son pocas las universidades que lo emplean como libro de texto y eso me da mucho gusto, aunque también me compromete. En el nuevo libro en el que estoy trabajando, sigo un esquema cronológico parecido a Historia de la arquitectura mexicana, pero ampliando la información más allá de la descripción. En la nueva obra, añado planteamientos que permiten entender mejor los objetos arquitectónicos, sobre todo desde el ámbito de la cultura.

La manera ortodoxa en la que nos enseñaron arquitectura en los setenta consistía en verla como un conjunto de obras selectas, especiales, hechas por genios… esto las desvinculaba de un contexto social, político, económico. Ahora me interesan mucho estos contextos, no sólo como el respaldo de las obras, sino como una conexión constante. Me interesa mucho analizar la simbología en la arquitectura. Por ejemplo, he estado cuestionándome sobre el momento del contacto de Europa con América; es un territorio escabroso porque me topo con los nacionalismos, así que he sido muy cauto. Pero a mí me parece que el gran acontecimiento fue la llegada de la cultura del Renacimiento a América. Sólo así puedo, por ejemplo, entender toda la cultura monástica del siglo xvi en nuestro país. Ahí estaban la cultura del Mediterráneo, de los griegos, de Roma, el cercano Oriente, el islam. Y todo esto llegó en carabelas y se depositó, de unas formas brutales, claro. En el nuevo libro no pretendo sólo decir “aquí hubo unos conventos muy importantes”, sino explicar la generación de ideas que hicieron posible la creación de esos conventos. Este tipo de consideraciones son las que me motivan a seguir pensando y escribiendo.+