Antigüedades futuras. Una conversación con Adrián Chávez

Antigüedades futuras. Una conversación con Adrián Chávez

José Luis Trueba Lara

Este libro es una de las lecturas más divertidas, interesantes e inteligentes que he hecho en el año. Antigüedades futuras (Urano, 2024) es un ejercicio de comprensión de los fenómenos más actuales, polémicos y arriesgados la lengua española, una indagación de cómo muta nuestra lengua, desde la perspectiva amena y lúcida que el lingüista Adrián Chávez (@nochaveznada) demuestra no sólo en sus libros, sino también en TikTok mientras disfruta de un tecito. En esta entrevista, Adrián nos platica cómo los fenómenos lingüísticos, más que censurarse, pueden analizarse y, sobre todo, disfrutarse.

Adrián, cuéntanos, ¿qué está pasando en el español actual?

Están pasando muchas cosas: algunas muy divertidas y otras muy controversiales. Obviamente no se trata sólo de ahora; esto va a pasar en todas las generaciones. Hoy en día, nos encontramos con fenómenos que están pasando en internet, como las que yo llamo “las lenguas del internet”, por ejemplo, el cheemspañol, que juega con la forma de hablar del perrito Cheems. Y, por otro lado, están las controversias, que no sólo ocurren en internet, sino en general, como las batallas por el significado de ciertas palabras. Por ejemplo, la palabra matrimonio, que es objeto de un debate social, y hay opiniones de todo tipo. Hay errores etimológicos, preguntas sobre el significado, disputas extralingüísticas… y todo eso merece ser discutido.

Ahora pasemos a los usos controversiales. Hay algunos, como dijiste, vinculados con falsas etimologías, pero también hay otros que están marcados por conflictos graves. A mí me han corrido por no aceptar arrobas…

Sí, definitivamente el libro habla sobre el lenguaje incluyente como un fenómeno lingüístico que está pasando no solamente en español, sino en muchas lenguas. Y la premisa es un poco ésta: la discusión sobre el lenguaje incluyente resulta mucho más social que lingüística. Los lingüistas están observando el fenómeno y divirtiéndose mucho con lo que está pasando en la lengua. Sin embargo, tanto el uso como la reticencia responden a una cuestión social. Algunas personas utilizan como caballo de Troya la perspectiva normativista para quejarse del lenguaje incluyente: para decir “el lenguaje incluyente está mal porque académicamente es incorrecto”, cuando obviamente éste no está hecho para ser consistente con la normativa, sino para romperla y hacer una declaración de principios.

Yo he llegado a pensar que el lenguaje incluyente, como el lenguaje políticamente correcto, se convierte en un problema, más allá de la normativa, por una razón que me asusta un poco. Muchas veces estos lenguajes me parecen hechos para no decir, en el sentido de que empiezan a crear una serie de eufemismos que no sé si resultan del todo claros.

Yo creo que siempre está el riesgo de la incomunicación cuando hay un factor social involucrado en un uso lingüístico. Por ejemplo, tenemos en español la costumbre de poner el yo al final cuando nos incluimos en una enumeración, y en italiano ocurre exactamente lo contrario. No hace mucho estaban en una entrevista Laura Pausini, Ricky Martin y Alejandro Sanz, y ella, que es italoparlante, dijo: “Estamos aquí yo, Ricky y Alenjandro”. Ellos la corrigieron: “Se dice Ricky, Alejandro y yo”. Gramaticalmente no hay ningún problema. En términos de significado tampoco hay ningún problema. Pero hay una cuestión de cortesía, de convención social. Y con estos eufemismos que mencionas pasa algo parecido. Hacemos acuerdos en los que priorizamos  lo socialmente pertinente a la comunicación.

Es una falsa idea la creencia de que la lengua es sólo una herramienta comunicativa, porque no lo es. Lo es en la misma medida en la que la ropa es una herramienta para cubrirse del clima: resulta mucho más que eso. La lengua es todo el tiempo una herramienta de comunicación, pero también todo el tiempo estamos supeditando la comunicación a otras cosas: a la pertenencia, a la expresión emocional, a la expresión social. Entonces creo que puede ser que de pronto se comprometa la comprensión (si bien es cierto que no es el caso todo el tiempo), pero que es un riesgo que la gente asume a sabiendas, porque en ese momento no es lo más importante.+