EL JAPÓN DE MURAKAMI al alcance de la mano

Siempre es interesante advertir la relación que puede establecerse entre un escritor y el medio en el que se desenvuelve, los vasos comunicantes, subterráneos o expuestos, entre el texto y el contexto que lo sostiene.

En “El Japón de Murakami” —que probablemente llegue a convertirse en una de las biblias del japonismo más reciente entre los lectores de habla hispana por su estilo didáctico y exhaustiva documentación— el profesor Carlos Rubio logra con éxito dar cuenta del mimetismo cultural adoptado por uno de los autores más leídos de la actualidad a la hora de tejer sus historias, muchas veces atípicas o fantásticas pero siempre ancladas en tradiciones y costumbres milenarias o en dinámicas propias de la sociedad nipona contemporánea. Se trata, en efecto, de un estudio monumental sobre un Haruki Murakami tan japonés como el sushi o el té verde, más allá de la imagen occidental que él mismo se ha encargado de proyectar. Desde las primeras líneas de su investigación, Rubio nos comparte las preguntas —quién sabe si ociosas o necesarias, pero en todo caso sugerentes— que lo llevaron a emprender una odisea intelectual tan compleja como admirable: ¿Está Japón en las novelas de Murakami? ¿Hay algo de Japón en sus libros? Preguntas que el autor responde afirmativamente: “Ahí estaba Japón: en cada párrafo y en cada página; estaba en las palabras, los gestos, los valores y los sentimientos de cada personaje; estaba, sobre todo, en las flores de las soledades y en las raíces de las búsquedas de sus protagonistas; estaba hasta en no sé qué aire que quedaba tras sus desapariciones”.

No obstante, el Japón de Murakami —cubierto con velos occidentales como el jazz, Bach, Beethoven, la cerveza, los edificios modernos, los bates de béisbol y la cultura pop— se aleja muchas veces del quimono y el tatami para adentrarse en una realidad cargada de conflictos existenciales. Es el Japón de los últimos 30 años: el Japón de los ochentas con la juventud distraída y el consumo exacerbado, el de los noventas con la violencia soterrada y la crítica del sistema y el de la primera década del siglo XXI con los reajustes y sobresaltos característicos de todo nuevo ciclo. En suma, un Japón que termina reconociéndose una y otra vez en las frases y palabras del propio Murakami.

Dividido en tópicos generales —“Geografía e historia”, “Lengua y escritura”, “Literatura, estética y ausencias”, “Naturaleza y religión”, “Mitos y sueños”, “Sociedad e individuo”, “Costumbres y gestos” y “Comida y bebida”— que derivan en subtemas cada vez más específicos, “El Japón de Murakami” aborda aspectos esenciales de la cultura nipona como el zen y el taoísmo, pero también como el anime, el manga y los videojuegos. Yendo de lo general a lo particular y con un gran bagaje histórico detrás, Rubio nos habla, además, de la supuesta dificultad de la lengua japonesa y algunas de sus particularidades (preeminencia de la ambigüedad, abundancia de registros basados en diferencias sociales, ordenación sintáctica), del afán de reconocimiento social de los sarari man o asalariados (vestidos con traje y corbata, siempre caminando deprisa y despidiendo cada jornada en bares repletos de personas iguales a ellos) que entregan buena parte de su vida a las empresas en las que trabajan, de las reglas de cortesía y comportamiento social, del cada vez más acentuado envejecimiento de la población y la grave escasez de vivienda, del vacío que caracteriza a las religiones orientales sin que ello signifique inscribirlas en un nihilismo lacerante, de las tradiciones culinarias (como la del ramen proveniente de China) que poco a poco fueron ganando terreno en la dieta cotidiana de la población, todos ellos aspectos que terminan reflejándose con mayor o menor intensidad en novelas como “La caza del carnero salvaje”, “Tokio blues”, “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo”, “Sputnik, mi amor”, “Kafka en la orilla” o “1Q84” y en colecciones de relatos como “Sauce negro, mujer dormida”.

Esta, sin embargo, es sólo una pequeñísima muestra de todo lo que se puede encontrar en este magnífico atlas de la cultura japonesa que, con maestría y claridad envidiables, el profesor Carlos Rubio ha relacionado con la obra de un autor cada vez más exitoso y prolífico.

– Carlos Rubio: "El Japón de Murakami". México, Aguilar, 2013, 559 pp.

Por: Lobsang Castañeda

Imagen: Portsada del libro "El Japón de Murakami", de Carlos Rubio.
Mascultura 19-Ago-13