ROCKÓMICS

La relación entre el cine y los cómics es evidente al primer vistazo. Siendo ambos de las bellas artes más jóvenes (nacidas con un año de diferencia a finales del siglo XIX), siempre se han comportado como los hermanitos menores, con una complicidad que no comparten con los más grandes de la familia.

Desde hace más de 120 años han intercambiado recursos narrativos con absoluto desparpajo; sin embargo, la relación entre la música y los cómics no es tan obvia.

Dennis Gifford, decano de los historiadores del arte secuencial, refiere que fue en 1948 cuando apareció en los quioscos estadounidenses Juke Box Comics, revista que publicaba biografías de músicos famosos en formato de historieta.

Fue en 1959 que DC Comics lanzó una revista mensual protagonizada por Pat Boone (tatarabuelo de Justin Bieber), quien además escribía las editoriales de cada número.

A partir de ese momento, la presencia musical, especialmente del rock y el pop, ha sido constante en el mundo de los cuadritos.

Con mayor o menor fortuna, diversos intérpretes y agrupaciones han encarnado en sus versiones dibujadas. Hay músicos que parecían salidos originalmente de una historieta, por lo que su tránsito a las páginas de un cómic era casi un paso natural.

Durante los años sesenta ocurrió un peculiar cruce entre estos dos medios: en los cómics de Archie, el célebre pelirrojo armaba una banda con sus amigos de Riverdale. Al trasladarse a los dibujos animados para la TV, en 1968, se grabó el sencillo “Sugar, Sugar”, cancioncilla fresona y pegajosa que se convirtió en un éxito instantáneo, que inauguró el fenómeno de las bandas virtuales, y que además encabezaría el Billboard durante cuatro semanas,

También en la década de los años sesenta aparecieron en las páginas de Archie, Josie y sus Gatimelódicas (Josie and The Pussycats, en inglés), una banda de chicas que tuvo tanto éxito que tuvo su propia serie animada, y habría de convertirse en otra banda virtual de mediano éxito.

Es imposible abandonar la prodigiosa sexta década del siglo anterior sin mencionar la portada que dibujó Robert Crumb (padre de los comix underground ) para el álbum Cheap Thrills, de Janis Joplin. El amargoso de Crumb siempre detestó el rock y desde entonces no pierde oportunidad de repetir que le pagaron una bicoca por el dibujo y que nunca le devolvieron el original.

(El propio Crumb es un músico bastante solvente y ha grabado varios discos de ragtime y bluegrass con su banda R. Crumb and His Cheap Suit Serenaders).

Resulta casi obvio que Marvel haya publicado en los años setenta series tanto de Alice Cooper como de KISS, que ya parecían salidos originalmente del lápiz de Jack Kirby.

Dato curioso: cuando Kirby se mudó a California en la década de los sesenta, se hizo muy amigo nada menos que de Frank Zappa. Y durante una gira de Wings, Paul McCartney pidió una ovación para Kirby, al que le había mandado boletos; luego lo recibió en su camerino.
En los años ochenta, Madness editó algunos números del cómic Nutty Boys, protagonizado por los miembros de la banda, aunque se trata de una curiosidad más bien olvidable. Esa misma década atestiguaría el lanzamiento, en México, de un cómic protagonizado por el grupo Parchís, a la larga tan prescindible como la banda que lo inspiró.

A riesgo de hacer montones de omisiones vergonzosas, me concentraré en algunos ejemplos notables de los años noventa a la fecha. Empecemos con Alice Cooper, que comisionó a Neil Gaiman y Michael Zulli la creación de un cómic que acompañó el lanzamiento de su álbum The Last Temptation (1994).

Es en esos años que el rock nacional rindió un par de homenajes a la historieta: por un lado, Café Tacvba graba “Rarotonga” (1992), aludiendo al personaje creado por Yolanda Vargas y Antonio Gutiérrez para Lágrimas y risas, y La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio hacen lo propio con “Solín” (1991), asistente del superhéroe Kalimán. Y la H.H. Botellita de Jerez grabó “El Santos contra la Tetona Mendoza” (1994), basada en la delirante tira de Jis y Trino, del mismo nombre.

En 1998 el asunto de las bandas virtuales alcanzaría su cenit con Gorillaz, creados por Damon Albarn y el dibujante de cómics Jamie Hewlett (si bien nunca hubo una historieta previa con estos personajes).

El espacio se agota. No quiero dejar de mencionar tres ejemplos poco conocidos, sabiendo que al publicarse este texto me lloverán reclamos por todos los olvidos que se convirtieron en omisiones.

Primero, la serie Red Rocket 7, de Michael Allred, luminosa combinación de ciencia ficción con la historia del rocanrol, publicada en el formato cuadrado del LP. Asimismo, el efímero grupo Seduction of the Innocent, formado por varios guionistas y dibujantes, que solía tocar en las convenciones de cómics gringas (el equivalente a los Rock Bottom Remainders, la banda de Stephen King conformada por novelistas).

Finalmente, mi conexión favorita entre los cómics y la música se llama The Umbrella Academy, serie de superhéroes deliciosamente delirante dibujada por Gabriel Bá, cuyos guiones son autoría de Gerard Way, líder de My Chemical Romance, el único historietista rockstar del mundo. Literal.

*Novelista y dibujante. Twitter: @monorama

#MasCultura  07-Agosto-17