Ivana y la música
ENTRE CAÍDAS Y TROPIEZOS
Diego Fainguersh
Ivana tiene 16 años.
No camina, tiene dificultad para realizar movimientos que para cualquier otra persona serían naturales.
Tiene problemas de comunicación.
Su cara es angelical.
Tiene 16, pero parece físicamente de 7.
Casi todo en ella es pasividad.
Tiene una dependencia total para realizar cualquier actividad.
Pareciera que vive en su mundo, con sus propios habitantes.
Lala y Lele son dos de esos ciudadanos que habitan en la imaginación de su mente. A ellos les comenta todo, cualquier situación que vive, que observa, que oye, lo comparte con sus personajes. Con susurros, con complicidad.
Ivana nació muy prematura, recién entrando al sexto mes.
Fue un error del médico, se asustó y la sacó antes de tiempo, lo que en la jerga legal se deja llamar mala praxis, ya saben lo que dicen: Si las cosas les salen mal es porque el paciente no cooperó, pero si salen bien es mérito del doctor.
Nadie le daba a Ivana demasiadas expectativas de vida; por la misma premadurez y falta de desarrollo tuvo un derrame cerebral a las 24 horas de nacida.
No se la podía operar, no tenía el peso mínimo necesario.
Después de varios meses en terapia intensiva, llegó al kilo de peso, y pasó por varias intervenciones quirúrgicas.
Desde que nació, siempre convivió con la música, para contrarrestar los ruidos insoportables de la terapia que no paran ni un segundo. Su pequeño cuerpo estaba conectado a todos los aparatos, salían cables para todos lados.
El día entero escuchaba a Mozart, primero con las versiones adaptadas para bebés, pero rápidamente se cambió a las originales. Son demasiado perfectas como para tratar de suplirlas.
Así pasaron los años y, contra toda expectativa, Ivana siguió creciendo, con sus dificultades, con muchos sustos, pero siempre hacia delante, progresando.
La música se convirtió en una parte indispensable en su vida: comer, tomar agua, medicamentos, música.
Si bien sus inicios fueron con Mozart, hoy Ivana es fanática de Gloria Trevi, Franco De Vita, Ha*Ash. Y a pesar de que van en sentido opuesto a mis gustos musicales, también se enloquece con Andrés Calamaro y Joaquín Sabina. No tiene ninguna discriminación por ningún género musical. Con el mismo ímpetu disfruta una rola de Juan Gabriel, que “Rapsodia Bohemia” de Queen. ¡Ah…! Porque el idioma no es una barrera para ella.
La música logró en Ivana algo mágico: la comunicación.
Se expresa con total naturalidad a través de las letras de las canciones.
Puedes saber qué es lo que quiere, cómo lo quiere y cuándo lo quiere por medio de este arte mágico, intangible.
¿Intangible? ¿Dije intangible? En ella es el arte más poderoso y terrenal que existe.
¿Qué es la música para Ivana? Todo.
Sería inconcebible la vida sin las canciones, es parte de su ADN, de su cotidianidad, empieza y termina el día cantando.
No sabemos a ciencia cierta su estado de conciencia con respecto a la realidad, tiene una manera muy particular de ver el mundo, que para su condición es fantástica. No muchos niños podría soportar lo que ella pasó y sigue pasando.
Pero la música lo cambia todo. El mayor enojo que podría tener queda eclipsado por una canción. Todo cambia cuando las notas empiezan a sonar. Se emociona, se envalentona. Enfrenta la vida con seguridad.
Gracias a la música nos dimos cuenta que Ivana sólo oye por el oído izquierdo. Sí, por el derecho no escucha absolutamente nada. Su accidente cerebrovascular fue del lado izquierdo, por lo que le afectó toda su parte derecha (nuestro cerebro está cruzado, quizás así entendamos muchas decisiones que tomamos los humanos).
La música es la forma en la que Ivana socializa, se integra y presume al resto del mundo sus habilidades. Le da seguridad, la define y le hace la vida mucho más amena.
Cuando digo que la música para ella es todo, no lo digo en un sentido poético, no es un simbolismo. Muchos te pueden decir: para mí la música es mi vida, es mi pasión. Yo les puedo asegurar que para Ivana la música es su vida.
Su vida es la Música.
Esta historia no va a continuar como las películas de Hollywood: “que se terminó convirtiendo en una gran concertista y ahora gira por todo el mundo con su arte inspirando a todas las audiencias”. No, esta historia sólo habla de la simpleza y la complejidad de la música, de lo etéreo y lo tangible. De cómo puede afectar e influir en las diferentes vidas, estén en la condición que estén.
A Ivana le salvó la vida.
¿Hay otra forma de definirla? +