El espacio (Yo creo en él)

Shanghai, China.- "Con el espacio hemos topado, Santo", pienso a la hora de atacar el teclado con uno de los temas favoritos (el espacio) de uno de mis temas favoritos (la ciencia ficción).

A todo mundo le vendrá a la mente De la Tierra a la Luna, de Julio Verne, y su secuela Alrededor de la Luna. No tengo manera de comprobarlo a niveles rigurosos pero sospecho que fue una de las primeras —si no la primerísima— novela llevada al cine.

Sin duda fue la primera novela de ciencia ficción que llegó a la pantalla grande, adaptada por el delirante George Méliès en 1902 y también fue la primera adaptación libre al cine de un trabajo del género fantástico. Méliès iniciaría un maridaje literario/cinematográfico: las aventuras espaciales. Desde entonces, hace casi ciento veinte años este tipo de historias se han multiplicado desde la pantalla y los libros.

Pienso en la más grande de todos los tiempos: 2001: Odisea del espacio (Kubrick, 1968). Demente como siempre, el genial director de Brooklyn buscó directamente a Arthur C. Clarke —en aquel momento el mejor escritor de ciencia ficción— para que le escribiera un guión original. No puedo seguir sin contar el acuerdo que Arthur C. Clarke tenía con Isaac Asimov: cada vez que a alguno de ellos les preguntaran quién era el mejor escritor de ciencia ficción del mundo, el gringo nombraba al británico y al revés. Hechos uno para el otro, par de ególatras.

La realidad es que ni Asimov ni Clarke me conmueven, y siempre que lo digo pierdo amigos. Pero lo siento, me parecen autores de grandes ideas y muy pobres desarrollos literarios. Más interesante, y hoy prácticamente olvidado en el castellano, me pareció siempre Robert A. Heinlein. Escritor emblemático de la ciencia ficción militarista y el más reaccionario conservadurismo, Heinlein publicó en 1960 esa joya de las novelas de aventuras, Tropas del espacio, que fuera llevada al cine en 1997 por Paul Verhoeven en una de las más subvaluadas adaptaciones audiovisuales de la ciencia ficción.

Creo que ando hablando de autores clásicos, acaso ya muy aplaudidos. Sucede que la industria editorial española no parece traducir con la rapidez que la generación de material de ciencia ficción interesante amerita.

Por ello, no quiero dejar pasar dos ejemplos recientes de ciencia ficción espacial.

Por: Bernardo Fernández, BEF

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MasCultura 15-mar-16