Un viajero incómodo
Realizar un viaje hoy en día no parece tan difícil. Es más, un recorrido por las calles de cualquier otro país es factible mientras leemos estas líneas. La experiencia no es la misma: un viaje virtual a uno presencial. Incluso, en la actualidad es más sencillo y rápido que realizar un recorrido por barco de un continente a otro hace algunos siglos.
Hans Christian Andersen nació en Dinamarca el 2 de abril de 1805. Desamparado y expuesto a un destino complicado, éste no presentó un obstáculo ineludible para que Andersen se convirtiera en un escritor destacado y trascendente, con textos como “El patito feo” o “El soldadito de plomo”.
Fue un viajero neurasténico y algo obsesivo que portaba un par de maletas, su paraguas y sombrerera, junto con una soga lo suficientemente larga para escapar de un piso alto en caso de incendio. Cierto día Andersen decidió visitar a su viejo amigo Dickens. En aquel entonces, el autor de Casa desolada pasaba por una mala racha, por lo que él, junto con sus hijos, pareciera que hubiesen urdido un plan para incomodar al escritor danés. Y aunque sí lo desatendieron e incluso amenazaron, no se fue hasta después de varias semanas. La grosería ocasionó que jamás regresara a la casa de Dickens, no obstante, sus viajes no cesaron.
El 4 de agosto de 1875 falleció por complicaciones de un accidente que había tenido en su propio cuarto. Hoy, con el niño que todos llevamos dentro, recordamos a este memorable escritor.
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Mascultura 04-Ago-16