“Estamos decididos a respetar y enardecer el espíritu de la música”: Entrevista con Los Brahms Stalkers
Mariel Argüello
Apátridas, marginales y chamánicos. Así se definen Los Brahms Stalkers, un power dúo caótico que viven más allá del yugo del metrónomo y de la partitura. Conformado por Discordia Lecumberri y Chaos Urbieta, Los Brahms Stalkers construyen un Heavy Metal autárquico y hacker, nacido del fuego como un arma medieval.
“El proyecto nace como un ente interdisciplinario. La literatura cruza camino con la música, a veces se encuentra con la danza, con la pintura, con la fotografía y el cine. Los Brahms Stalkers hablan de ajenjo en el humo, sangre en la piel. Son unos ojos que miran desde fuera de sus órbitas todo lo que no es. Somos la interioridad daimónica.” nos comentan en entrevista para +Cultura
“Estamos decididos a respetar y enardecer el espíritu de la música que se canaliza a través de nosotros. El flujo se da en el encuentro fortuito, en la imaginación desbordante.” precisan.
Acerca del proceso creativo, influencias y con quienes les gustaría trabajar
El proceso de creación se convierte en un golpe de adrenalina, desde la composición hasta la grabación. Hemos vivido una experiencia vertiginosa y violenta, un rush creativo. La sinergia fluye con libertad y por eso la música también lo hace. Este proyecto se nutre de una interdisciplinariedad inherente. Las vidas de ambos están llenas de contenidos artísticos diversos. Nos atrae la estética oscura, la filosofía contestataria. En lo que hacemos, lo misterioso y lo esotérico se revisten de una sobria elegancia natural poco común. ¿Algunos nombres? Jacobo Grinberg, Patrick Harpur, William Blake, Costafreda. Si hablamos de música, nos topamos con presencias comunes y clásicas: el blues de los años cincuenta y sesenta, los minimalistas, el stoner y el doom, música ritual y chamánica de las estepas de Mongolia. Nuestro proyecto se decanta por lo apolíneo y lo hermético, confundidos en una misma serpiente acústica. En cuanto a qué con quiénes nos gustaría trabajar, nuestros procesos creativos siempre han sido autogestivos y autárquicos y no creamos con la intención de buscar a un músico o productor. Las personas que se han unido al proyecto por momentos, las que han colaborado con nosotros, como músicos y productores, han hallado resonancia con la propuesta y el concepto de la banda. Todos ellos cuentan con un talento notable. Creemos que este tipo de conexiones se hallan con los pequeños empresarios inconscientes, los jóvenes productores, universitarios creativos que apuestan a formas experimentales de aproximarse al sonido.
Sobre el social media en general
Sí, las redes sociales son la catástrofe y el delirio, pero también son la vía de una brutal marisma de experiencias musicales, a las cuales no tendríamos acceso de otro modo. En este sentido, nos enriquece empaparnos de las posibilidades y, claro, compartimos nuestras creaciones con el mundo. Sin embargo, también reconocemos la añoranza por la época en la que escuchar música nueva implicaba ir a la tienda de discos a preguntar por las novedades o consultar las revistas especializadas. El proceso de búsqueda y colección era placentero. El sentido de inmediatez y premura a veces nos distrae de los contenidos y la profundidad. Creemos que la industria todo lo ha destruido en el arte y lo seguirá haciendo hasta que la burbuja estalle.
En cuanto a la industria musical
Creemos que a la industria ya no le interesa la creación artística sino la generación de productos de consumo rápido que generen utilidades a corto plazo. Cada vez son menos los conciertos que nos permiten disfrutar de dos horas y media de rock ’n’ roll puro. Eso ya no es rentable. Ahora lo que sobra son mega festivales en los que puedes ver a una banda que te gusta con la condición de tolerar 40 bandas más, consumir espuma de cerveza carísima y, si hay suerte, una hamburguesa malérrima. En resumen, no, la industria es repugnante y no tiene remedio.
Planes a futuro
Música. Seguir haciendo música que retumbe en las paredes, las de concreto y las de carne y hueso. Componer, tocar, compartir. No tenemos un plan trazado de manera minuciosa para el futuro. ¿Cuál futuro? Esa es una preconcepción laberíntica que constriñe nuestra creatividad. Siempre estamos donde el sonido nos coloca, en un espacio atemporal. No trabajamos para Chronos. Los Brahms Stalkers son un viaje en cada ensayo, cada concierto, cada grabación. A fin de cuentas, esto es the poetry of war. +