Grizzly Man: la crueldad multiplicada

Cualquiera que se haya acercado ya a la obra cinematográfica de Werner Herzog sabrá que se trata de un autor que de maneras insospechadas y por lo mismo sorpresivas, manifiesta a través de su propia crueldad (o visión crítica para no vernos tan agresivos) la vileza del ser humano en combinación con su ingenuidad suicida, una mezcla que casi nunca deja bien parados a sus protagonistas y, de paso, a nosotros como humanidad.

Eso, como era de suponerse, también es característico en sus trabajos documentales, en los que la mayoría de las veces dirige la atención sobre personajes a los que tarde o temprano deja ver como seres que no tenían manera de defenderse, ya no digamos de la mirada ácida y completamente lúcida de un director como Herzog, sino de las circunstancias de un mundo que no se caracteriza por tratar bien a quienes lo habitamos.

El hombre oso es uno de los documentales más obvios al respecto. Sigue a Timothy Treadwell, que en un principio es dibujado por Herzog como un héroe ambientalista, valiente guerrero de los bosques en busca de conseguir un mejor futuro para los osos Grizzly, entre los que está decidido a vivir para demostrar su importancia como especie.

Sin embargo, Herzog parece darse cuenta que algo no muy claro está detrás de las intenciones y del actuar de su personaje y como buen científico social deja que él mismo se encargue de desvelar sus propios secretos. Nunca lo convierte en villano, el documental caería en una obviedad si eso ocurriera, pero hay un giro (y hasta tres) en el desarrollo del personaje que convierten a este documental en uno de los más violentos, desencantadores y oscuros que se hayan visto en la última década y claro, todo con la mano firme y sensible del gran director que es Werner Herzog. Eso por $59 pesos es un regalo que nadie puede negarse.

Grizzly Man, El hombre oso en gandhi

Por: Erick Estrada www.cinegarage.com