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Grecia sigue de pie, 52 Festival Internacional de cine de Tesalónica

Una de las mejores cosas que me ha regalado mi gusto por el cine es la posibilidad de asistir a festivales y conocer diferentes lugares y distintas culturas. Así, más allá de que cada película implica y exige un viaje en sí misma, venir a cubrir la edición 52 del Festival de cine de Tesalónica es una oportunidad invaluable para tomarle el pulso a la convulsionada realidad político-económica griega mientras veo cintas de todo el mundo. Lo primero que me llama la atención al pisar suelo griego es la actividad y movimiento de todo mundo. La vida parece de lo más normal. Muy lejos quedaron las visiones catastróficas de los medios que me dejaron las dos escalas que obliga a hacer, justo en Alemania, la industria del turismo y el transporte europeo. Ante los titulares de los  periódicos, tanto internacionales como teutones —que resaltan la imposición de las medidas económicas de Europa sin pasar por el referéndum que pretendía Papandreu— la sensación que se respira en Grecia es la de un enfermo que, sin tener más remedio, se toma la medicina. Fuera de eso Tesalónica me recibe con los brazos abiertos.

Fiebre de sábado por la noche.

Las funciones de las 8 y 10 de la noche del festival en el enorme teatro Olympion, ubicado en el puerto, están agotadas. Extrovertidos y ruidosos, los habitantes de la antigua capital de Macedonia confirman con llenos absolutos que sienten suyo un certamen con más de medio siglo de historia. Se presentan un melodrama checo y una comedia danesa que, tras atronadores aplausos, confirman que el buen cine es universal. Además de entretener, el llamado séptimo arte también es cultura y se me ocurren muy pocas mejores recetas para salir de los problemas.  Al salir de la sala, la calle Aristóteles es un hervidero de gente. Los jóvenes toman las plazas, el malecón y van a divertirse. Algunos en motonetas y la mayoría a pie se dirigen hacia el puerto. Muchas mujeres avanzan en grupo. Guapas y sonrientes. La mayoría, vestidas de negro y muy arregladas, se mueven coordinadamente mientras los hombres van solos o en grupos de dos o tres a lo mucho.

Frente a la tragedia griega que todos pregonan, el ciudadano de a pie no parece tener mucho tiempo para lamentarse. Hay muchas cosas por hacer y por vivir. Se trabaja y se convive como lo amerita un fin de semana. Viéndolos a los griegos, entrándole al día día, afrontando los problemas y agarrando al toro por los cuernos, pienso en  la imagen que hay de México en el extranjero debido a la guerra contra el narco y la violencia que vivimos. Al parecer no somos tan distintos. A veces las cosas no son lo que parecer. En todos lados hay lugar para el esfuerzo y el descanso, y cenar tarde en Tesalónica no resulta complicado.

Regresando al hotel me sigo encontrando  grupos de chicas que salen a divertirse y pienso que tienen razón. Total, es sábado por la noche y apenas van a dar las 2.

Tras un primer encuentro descubro que Grecia está de pie y el festival, que arrancó muy bien, promete mucho. Por aquí nos vemos para hablar de cine y de lo que me vaya encontrando. Un abrazo.

Por: Fernando Moreno conductor de El cine y… en Ibero 90.9 f.m.

Imagen 1: Oficina de boletos frente al teatro Olympion.
Imagen 2: Panorámica de Tesalónica.
Imagen 3: Grupo de mujeres caminando por el puerto antiguo de Tesalónica.

Mascultura 08-Nov-11, Tesalónica (Grecia).