La maquinaria expuesta detrás de “La sombra del mundo” de Nir Baram

¿Se han puesto a pensar cómo funciona este mundo, es decir, quién lo mantiene girando, cuidadosa y delicadamente, casi en la palma de su mano? No me juzguen, pero las teorías de la conspiración y el sospechosismo parecieran arrojar más luz de lo que hubiésemos podido imaginar hoy en día. Claro, ya no a escala local, sino de manera global. Cuando, con las herramientas proporcionadas por la intriga, nos asomamos a la bruma que cubre el mundo, podemos percatarnos mejor de cómo es que el mundo se mueve y nosotros con él.

Esta sociedad, repleta de gente que deposita sus intereses según la forma en la que se desplace, no siempre es posible explicarla cabalmente. Ese flujo de información, de gente, de desencanto se ve magistralmente condensado por el escritor israelí Nir Baram en su última novela: “La sombra del mundo” (Alfaguara, 2015).

La novela, fragmentaria y desarrollada tanto en distintos tiempos como lugares, cuenta diversas historias que poco a poco van encontrándose, sólo que con la peculiaridad que se manifiesta el efecto mariposa donde una pequeña decisión cambia el rumbo de las cosas y se intensifica conforme se avance en los planos espacio-temporal. Primero tenemos a Gabriel Mantsur, hijo de un redactor de memorias de judíos moribundos, cuya vida cambió tras un viaje de negocios en el que acompañó a su padre. Michael Broockman, uno de los jefes del Fondo de Inversión Broockman, Stanston y Barnes, cuyo padre agonizaba contándole su vida al redactor contratado, decidió integrar a Gabriel en la filas del Fondo como el encargado especial en Israel.

En un año distinto, atendiendo conversaciones por correo electrónico, vemos cómo la empresa norteamericana MSV (May Steinbeck y Vanderslice), dedicada a la consulta y creación de campañas políticas nada contra fuertes corrientes para impulsar a sus candidatos a puestos gubernamentales de distintos países, entre ellos Bolivia. Sin embargo, la historia de la empresa comienza a salir a flote, una historia truculenta, que deja al descubierto los claros intereses económicos de sus dirigentes. Esa parte que habita en las sombras tiene que ver con las fuerzas que mueven el mundo: campañas publicitarias, recursos y donaciones por debajo del agua para favorecer a X o Y persona, información clasificada. MSV es uno de los personajes que parecieran asomarse sigilosamente entre la bruma.

Por otro lado, en “La sombra del mundo” caminamos de la mano de otros personajes, los excluidos que están hartos de las cosas tal como se encuentran. Cierta ocasión, en Londres, un pequeño grupo de jóvenes reunidos en el refugio que les ofrecía un pub inglés, y movidos por la interpretación del sueño de uno de ellos, llegaron a una conclusión casi epifánica: tenían que organizar una huelga, pero no cualquiera, sino una mundial con billones de huelguistas. Tal como el revoloteo de las alas de la mariposa que consigue transformarse en un tornado, la novela se impulsará con esa misma fuerza para despejar la sombra que se oculta.

Nir Baram nos comparte una novela en la que reúne y concentra variadas relaciones de poder que permean nuestra vida todos los días. Desde las grandes empresas que trabajan a lo ancho del mundo bajo la bandera de la globalización, hasta las personas de a pie, las que pierden un trabajo por nimiedades, los que dejaron a sus familias o los que tienen que mantener a hermanos y padres. En un momento de la novela nos volvemos testigos de cómo las relaciones se trazan en todos los niveles y la forma en la que estamos interconectados entre cada uno de ellos e imbricados por las decisiones que se tomen más allá de donde podemos ver, ese lugar que han bautizado como la sombra del mundo.

– Nir Baram. “La sombra del mundo”, México: Alfaguara, 2015, 522 pp.

Por Rolando Ramiro Vázquez Mendoza @LordNoa

Mascultura 20-jul-15