Instrucciones para empezar a leer

Para empezar con esta actividad exigente, sírvanse de consultar este instructivo: tres pasos sencillísimos para iniciarse en el arte de la lectura.

El primer paso a dar para empezar la lectura tiene que ser bajo un régimen de estrictísimo autocontrol, no pocos han sucumbido en esta etapa: conseguir un libro. ¿Cómo obtenerlo? Justo es ahí donde se halla el verdadero reto. ¿Cómo ir a una librería ya no sólo para encontrar “el libro”, sino para no llevarnos ése, éste, aquél y el otro librito de más allá, acabándonos nuestros ahorros?

Todo es más fácil si de entre nuestra biblioteca personal buscamos el ejemplar que compramos hace unos meses con la esperanza de tener un tiempo para leerlo. Es, quizá, el momento, y su hora de ser leído ha llegado. Bienaventurados todos aquellos libros que adquirimos para leer en momentos libres y, en algún remoto futuro, ese tiempo llega.

El segundo paso, no menos difícil que el primero, es ambientar nuestro espacio de lectura. Algunos se sentirán más cómodos entre las silenciosas y hasta fantasmagóricas paredes de alguna biblioteca. Otros más probablemente prefieran el bullicio de alguna cafetería o los altos decibeles del transporte público, donde con dificultad escuchamos nuestros propios pensamientos. Los que prefieran evitarse complicaciones –en nuestra ciudad no son pocas las que se presentan a la hora de salir de casa– se inclinarán por la comodidad de su sillón, con un café casero y música ambiente de su agrado. En estos casos puede aconsejarse que sea música instrumental, clásica o el soundtrack de alguna película, para evitar que, a la mitad de ese capítulo medio flojo de la novela que sostenemos frente a nosotros, nos sorprenda la letra de otra canción entre labios.

Por ningún motivo descartamos la posibilidad de leer acompañado; sírvanse de leer en comunidad, con sus amigos o en alguna plaza, su pareja, el perro o el gato que de vez en cuando interrumpirán su actividad por obtener su atención.

El tercer paso es evitar las distracciones –salvo las que requiera su animal acompañante e incluso, aunque con menos frecuencia, la persona a su lado. Sin embargo, son los gadgets y el mundo virtual el que tentará a los lectores con una obsesiva necesidad de ver información que sólo les hará perder la concentración. ¡Pero eso sí! Y en eso hay que ser irreductibles, bajo ningún pretexto actualicen su estado de facebook o cualquier red que tengan activada, con el fragmento que leen cada cinco minutos.

Una vez tomados en cuenta estos tres esenciales pasos, la lectura será mucho más fluida y constante. Si aún se encuentra indeciso podemos recomendarle acercarse a Cortázar, Francisco Hernández o Arreola.

Por favor, disfrute su lectura.

Por R. R. Fullton   @LordNoa

MasCultura 19-jul-16