La comedia es crítica social

La comedia es crítica social
25 de agosto de 2020
Gilberto Díaz

La comedia es un arma poderosa, capaz de poner a la vista de todos las críticas más mordaces sobre los aspectos vergonzosos y hasta dolorosos de nuestra sociedad. Esto lo hace con una respuesta ácida y contundente: la risa. Mediante la comedia se han visibilizado problemáticas, así como lo ridículo de ciertos estilos de vida y la hipocresía de la sociedad. Por eso resulta preocupante que, debido a la reciente ola de puritanismo “progresista” y mediante su “cultura de la cancelación”, se pretenda censurar sistemáticamente la única arma pacífica que la humanidad ha tenido para manifestar su desenfado, la comedia.

Me parecen absurdas las polémicas de la turba digital de Twitter, que encienden la indignación —como si ésta funcionara con efecto retroactivo— por películas y series del siglo xx, cuyo objetivo, más allá del entretenimiento, ha sido provocar una reflexión importante sobre aquello que está mal en nosotros mismos. Las películas y series no pretenden ni evangelizarnos ni deconstruirnos. La comedia es el espejo más realista que podemos tener de nosotros mismos, por absurdo que parezca.

Para combatir el puritanismo moral, propongo nueve películas de comedia que son importantes, por el magnífico arte de hacernos reír.

  1. Seven chances (Buster Keaton, 1925) La más antigua de esta lista y única del periodo silente. En ella podemos ver al gran stuntman e improvisador del set, que era Buster Keaton, metido en la historia de un empresario al borde de la bancarrota, que se encuentra en el dilema de contraer matrimonio en un corto período para obtener una millonaria herencia, y el ambicioso ejército de mujeres pretendientes que buscan quedarse con el botín, o mejor dicho, con el “muy atractivo” empresario. Algo bastante significativo cuatro años antes de la Gran Depresión.
  1. Duck Soup (Leo McCarey, 1933) El otro marxismo en plenitud de sus capacidades. En esta película, los hermanos Marx —liderados por Groucho— llevan a cabo una sátira antibelicista con plenitud de lecturas e interpretaciones, al tiempo que cuestionan la política del período de entreguerras en la que fue filmada. Con una mezcla de comedia física, momentos de surrealismo, sarcasmo, música y anarquía, en un entramado de capas donde se compara el nacionalismo con un show de teatro de carpa, que en la actualidad bien podría no ser muy aceptado que digamos. Su influencia a la fecha va desde Woody Allen o Sacha Baron Cohen, hasta la serie animada Animaniacs.
  1. Ahí está el detalle (Juan Bustillo Oro, 1940) Esta es la mejor comedia filmada en México, un ejercicio de retórica que acompaña a una muy bien ejecutada comedia de situación, digna del teatro de carpa y los cabarets de la época. En ella se retratan las inseguridades y la desconfianza emanadas de las diferencias de clase, donde vemos a un Cantinflas en la plenitud de su astuto papel de “peladito” siempre retador del status quo y la sociedad de las “buenas conciencias”, y a un fascinante Joaquín Pardavé con quien entabla la mejor esgrima verbal de la película.
  1. Mon Oncle (Jacques Tati, 1958) Desde Francia llega esta elegante y a la vez profunda crítica de la vida moderna en la posguerra, una comedia visual donde el simpático Monsieur Hulot se convierte en el avatar de la audiencia ante los absurdos de la arquitectura, la dependencia tecnológica, la obsesiva eficiencia industrial y el depredante consumismo, que poco a poco envuelven a una sociedad distanciada del contacto emocional con sus pares. ¿No les suena?
  1. The Producers (Mel Brooks, 1967) Una película de culto por su temática. Es la trama de dos productores que intentarán a toda costa montar la peor obra de teatro musical de la historia —un musical sobre Hitler escrito por un neonazi— para llenarse los bolsillos de dinero. La película utiliza la irreverencia como su principal arma, aludiendo a estereotipos exagerados de la sociedad, y nos presenta una burla del medio del espectáculo, su corrupción, vicios y demás males, (no como su remake de 2005 que sólo es una burla de lo mala que es, esa sí, no la vean).
  1. M*A*S*H* (Robert Altman, 1970) Si de humor negro hablamos, es necesario mencionar a la ganadora del Festival de Cannes de 1970, la representación contracultural por excelencia del belicismo de la postguerra; sin una trama concreta, es una especie de Mockumentary sobre la vida en un campamento militar en lo que parece ser la guerra de Vietnam, donde la guerra no se encuentra en el foco de atención, sino la imperfección humana llevada al límite del ridículo. Una película que ya escandalizó a las “buenas conciencias” de 2020 por la representación de seres humanos muy humanos.
  1. Life of Brian (Terry Jones, Monty Python, 1979) Delirante, blasfema, caótica, surreal, iconoclasta, son palabras que quedan cortas para definir la mejor película hecha por la troupe de comediantes ingleses Monty Python (lo siento, fans de The Holy Grail). Satirizar la religión y la construcción de los dogmas, el colonialismo, el fanatismo, el terrorismo, los grupos de izquierda y las élites de la derecha, nada queda desatendido de la ácida visión del recientemente finado Terry Jones y compañía, en esta gran parodia de las épicas bíblicas.
  1. Wayne’s World (Penelope Spheeris, 1992) De la gran cantidad de películas de comedia que se produjeron durante la década en la que floreció la llamada Generación X, esta es la que mejor representa el espíritu de la época. Basada en un sketch de Saturday Night Live, habla de la cada vez más común intromisión de las corporaciones en la vida cotidiana, la publicidad encubierta en los medios, la humildad del arte, la autenticidad y el hecho de que el rock es la mejor música que hay…y si no les parece, nos vemos a la salida.
  1. Tropic thunder (Ben Stiller, 2008) Una de las más recientes controversias marcadas por lo absurdo, se originó a partir de esta película que parodia tanto el cine bélico de los últimos 50 años, así como a la industria cinematográfica en sí misma. Esta película se mofa de productores (Les Grossman es una clara alusión a Harvey Weinstein), directores, géneros cinematográficos, la mercadotecnia, las técnicas de actuación como “el método”. Hasta la fecha, es la última película por la que se reconoció a Robert Downey Jr. con una nominación al Oscar. Una comedia que retrata el absurdo del absurdo, con la suficiente sensibilidad para no sentirse ofendido, a menos que hayas olvidado el criterio en tus otros pantalones.+