Select Page

La conmovedora y delicada voz de Edith Piaf

Edith Giovanna Gassion, conocida artísticamente a nivel mundial como Edith Piaf, nace debajo de una farola frente al número 72 de la Rue de Belleville en París, el 19 de diciembre de 1915.

Siendo pequeña, su madre, demasiado pobre como para criarla, la confía a su abuela materna, originaria de Cabilia, quien a su vez la entrega a su padre, a punto éste de irse a la Primera Guerra Mundial.

Él la deja con su abuela paterna (que regenta de una casa de prostitución en Bernay, Normandía) donde Edith es criada por las prostitutas de la casa. Al finalizar la Primera Guerra Mundial, su padre vuelve del frente y se la lleva a vivir la vida de los artistas de los pequeños circos itinerantes en un ambiente independiente, pero a la vez miserable.

Edith revela su talento y su excepcional voz en las canciones populares que canta en las calles junto a su padre, tal como su madre lo hacía. A la edad de 17 años, tiene una hija con su amante Louis Dupont, que desgraciadamente muere de meningitis a los dos años de edad, en 1935. 

En en ese mismo año ,es descubierta en la calle por Louis Leplèe, gerente de un cabaret de moda llamado Gerny’s, situado en la avenida de los Campos Elìseos. La invita a presentarse con el nombre artístico de “La Môme Piaf", debido a que era de pequeña estatura (1.47 m) y cantaba como un gorrión espléndido.

Sus presentaciones fueron todo un éxito y su voz y canciones conmovieron el corazón de propios y extraños, entre ellos, el compositor Raymond Asso y su futura fiel amiga Marguerite Monnot, compositora y pianista virtuosa, quien la acompañó durante toda su carrera.

Piaf tuvo una vida tumultuosa donde la felicidad y el amor se hermanaban con la tragedia, accidentes, drogas, curas de desintoxicación, escándalos, y que le había conducido desde las calles de la pobreza a los grandes escenarios y salones internacionales. El público se siente identificada con su voz y ese universo donde los pobres y humillados pueden también mostrar orgullosamente su derecho al amor. Piaf es la voz abanderada- “en mí cantan la voz de muchos” había dicho alguna vez- de los marginados, de las prostitutas, de los pobres y desterrados de la felicidad y el paraíso terrenal a los que hace llegar su mensaje: A pesar del dolor y de la miseria, el amor sigue siendo nuestro único compromiso. 

Artistas como Marlene Dietrich o el poeta Jean Cocteau se encuentran entre su círculo de amistades. Dietrich recogerá para su repertorio el tema "La vie rose" prolongando su aureola mítica. Cocteau escribe: Piaf puede hacer llorar hasta cantando el listín telefónico. La relación que establece con el público tiene las características de un oficio religioso. Un auditorio que la recibe con las largas ovaciones y aplaude a la mujer que sobre el escenario no se diferencia del personaje. En sus últimas apariciones, una Piaf que no pudo esconder su deterioro físico, el público llena la sala Olympia entre la fidelidad y el placer morboso de asistir al sacrificio de la diva sobre la escena. Décadas despues, este mismo ritual se repetirá con otra estrella, Amy Winehouse, aguardando el momento en que se desplome su “choucroute” capilar sobre el escenario…

A su muerte en 1963, promotores y discográficas comenzaron cada temporada del nacimiento de una “nueva Edith Piaf”, unas sucesoras que al final solo alcanzan la caricatura del original y acabarán desapareciendo. Pero el mito Piaf ha resultado ser irreemplazable, como irrepetibles las condiciones y el tiempo que le tocó vivir. Piaf, como Billie Holiday o Judy Garland, forman parte de ese club de intérpretes, únicas e imperfectas, que consiguieron hacer de su malvivir o dolor existencial una forma de exhibicionismo que el público compartió religiosamente con ellas.

¡Feliz cumpleaños, Niña Gorrión!

Con información de El País (periódico)

MasCultura 19-dic-2016