La lluvia de estos días nos obliga a refugiarnos en casa, buscar el libro perfecto para acompañarnos en estas tardes donde la nostalgia parece inundar nuestros recuerdos de la infancia, del primer amor, las aventuras con los mejores amigos y sobre todo el recuerdo de la ciudad de México que parece desvanecerse a la distancia de los años que nos alejan de la edad donde el mundo entero parecía caber en nuestras manos.
José Memun, un joven arquitecto, tan interesado por la belleza de las estructuras como de las palabras, comenzó a escribir esta historia del México que parecía escaparse como polvo entre sus dedos, a fin de rescatar esos recuerdos a través de una novela que tituló Silvia, y que hoy comparte con nosotros.
“La historia de Silvia comienza a sus 14 años cuando es descubierta por Jorge, uno de los dos mejores amigos de su hermano Manuel” comienza a relatar José Memun, y sigue “Jorge se enamora de Silvia y ahí comienzan una serie de situaciones, de encuentros y desencuentros que los llevarán por un camino muy interesante”.
La historia de estos jóvenes tiene como escenario la ciudad de México, un sitio tan lejano como la década de los ochentas esté de las nuevas generaciones. El autor destaca de esta década “…uno de los aspectos más importantes y que hoy en día se está perdiendo es el contacto de la gente con la gente, donde creabas relaciones con quienes estaba cerca de ti, con tus vecinos, con tus amigos, con las personas, donde no había tantos distractores y tantas situaciones que nos alejan de la gente, que hoy te pone en otro plano aunque estés sentado frente a alguien. Tuvimos suerte de vivir en una ciudad donde podías salir a la calle, caminar a la casa de tus amigos, conocer a su familia, ir a la tienda, ir a los bazares. Teníamos un poquito más de libertad y no estábamos tan encerrados”.
Esta es una novela que rinde un tributo a la hoy casi extinta clase media, orgullosa de mantener y practicar una serie de valores conservadores donde la relación entre los padres y los hijos era la columna vertebral de la estructura familiar. Pero también es la historia de la generación que se atrevió a salir del nido, más aún, es la historia de las mujeres que comenzaron a buscar trazar su propio destino y dejar de ser las típicas que crecían para casarse. Es la historia de una chica que comenzó a vivir bajo sus propias reglas y salió de casa no para casarse sino para buscar su lugar en el mundo.
Silvia es también una novela que retrata a la generación que aprendimos a vivir con la crisis perpetua, como nos explica el escritor José Memun: “es la historia de los que crecimos con la palabra ‘crisis’. Incluso en las películas mexicanas que retratan esa década se habla de la crisis, que todo estaba muy caro y que siempre había crisis y devaluaciones. Todos vivimos con esa palabra que repetían constantemente nuestros padres -es que esta muy dura la crisis, es que la bolsa, es que la devaluación, es que…- en cómo esta situación afectaba a las familias y permeaba en los adolescentes que se acostumbraron a vivirla”.
Pero lejos de ser una cosa negativa José Memun continua: “…creo que para nosotros fue positivo porque aprendimos a disfrutar lo que teníamos, fuimos jóvenes con una capacidad de asombro enorme, hoy en día todo está tan a la mano, hay tanta variedad y opciones disponibles que la capacidad de asombro de los chavos es dificilísima, ya no se asombran con nada. Nosotros teníamos esa capacidad de asombro impresionante y era lo que nos mantenía también con muchas ilusiones”.
“Silvia también representa a una generación de hermanos, los más jóvenes de las familias, a la generación que descubrió otra manera de vivir. Muchas veces queremos que nuestros hijos hagan cosas que nosotros no hicimos, y queremos que vivan cosas que nosotros no vivimos, en la novela los padres se ven reflejados en los hijos, y en la ilusión de que ellos si logren hacer algo que no está al alcance de todos” y sigue contando José Memun“Silvia, es capaz de tomar la decisión de irse a estudiar a otro país sin mirar para atrás. Jorge en cambio no hubiera hecho todas las cosas que hizo si no se hubieran dado las cosas como se le dieron. Son dos personas totalmente distintas. Jorge no es como Silvia, él es un poquito más pasivo, de no haber sucedido las cosas como se dieron no hubiera sido capaz de buscar su propio camino y atreverse a seguir otras opciones”.
Silvia es una novela de encuentros y desencuentros, es como mirar un álbum de fotografías familiares de esos que ya no encontrarás porque ahora todas las imágenes las guardas en el celular. Altamente recomendable para estas tardes lluviosas, esta novela tal vez haga aflorar esos recuerdos que se niegan a desaparecer por que el sentimiento hace que se sienta más vivos en la memoria.