20 años sin Carl Sagan
Carl Sagan, creador de la televisiva serie de divulgación científica 'Cosmos', fue todo un visionario emblemático que intentó acercar la ciencia al gran público mostrándola como una forma de pensar y de descubrir el mundo. Tenía la teoría de que, si cuando estás enamorado quieres contárselo a todo el mundo, lo lógico es que los científicos hablen al público de la ciencia. "La idea de que no lo hagan me parece aberrante", decía.
Triunfador al más puro estilo estadounidense, era un científico divulgador más que divulgador científico. Fue alguien que supo captar la imaginación del público e ir siempre un paso por delante en las tendencias de la investigación espacial.
Defensor del pensamiento crítico y científico ateo; activista a favor de la legalización de la marihuana; asesor de la NASA en los programas Apolo, Viking, Pioneer y Voyager; apasionado divulgador de la ciencia y escritor de ciencia ficción, Sagan inspiró a millones de personas de todo el mundo a través de un lenguaje sencillo y ameno, todo sin olvidar el rigor del conocimiento científico.
Aunque en ocasiones sus colegas astrónomos le criticaron por trivializar la ciencia y cometer errores en el camino, Sagan siempre dijo estar orgulloso de ser un divulgador popular. "Creo que el público es más inteligente y está más interesado en la ciencia de lo que se cree", declaró en una ocasión. "El pensamiento científico es algo tan natural como respirar". Abordaba temas cada vez más generales, incluso con un trasfondo ideológico y filosófico, sin abandonar nunca del todo su labor científica
Casado tres veces, su primera esposa, Lynn Margulis, es una de las biólogas más interesantes en la actualidad, también indagadora del origen de la vida y la evolución y autora, junto al hijo de ambos, Dorion, del libro ¿Qué es la vida?, publicado en España recientemente. Su tercera esposa, Ann Druyan, colaboró con él en varios de sus libros. Deja cinco hijos.
Sagan afirmaba que el siglo XX será recordado por tres grandes innovaciones: "Medios para salvar, prolongar y mejorar la vida; medios, también sin precedentes, para destruir esas vidas que se quieren salvar, que incluyen, por primera vez, el riesgo de desaparición de toda la civilización mundial; y un conocimiento, igualmente sin precedentes, de nosotros mismos y del universo que nos rodea". Se refería tanto a la capacidad destructiva de las bombas nucleares como a los "experimentos sin precedentes sobre la naturaleza"
Con tan sólo 62 años de edad, Sagan muere de neumonía el 20 de diciembre de 1996, tras una larga y dolorosa lucha contra la mielodisplasia (que incluyó tres transplantes de médula). Sus restos se encuentran en el Cementerio Lakeview de Ithaca (Nueva York).
Desde su desaparición, su lugar como sobresaliente comunicador científico de nivel mundial no ha sido ocupado por ninguna otra persona. De haber vivido Sagan estos 20 años, nosotros tendríamos hoy una visión más precisa y universal del Cosmos y del papel en él de nuestro pequeño planeta.
¡Te extrañamos, Carl Sagan!
Con información de El País / El Mundo
MasCultura 20-dic-2016