FIL Guadalajara 2017: Paul Auster está en el edificio
Lo insólito no era la muchedumbre sino sus rostros, esta vez parecía más una peregrinación que la fila de un evento. No era una presentación cualquiera, Paul Auster saldría por la puerta trasera del Auditorio Juan Rulfo por primera vez en una Feria Internacional del Libro. Tranquilo, pero visiblemente conmovido, atravesó el escenario, mientras los anfitriones le daban la bienvenida; la mayoría de los asistentes sostenían entre sus manos algún ejemplar del autor con cariño y ansiedad (esa singular desazón de lograr la firma del autor amado).
Paul Auster tomó el micrófono para recordar la trágica existencia de Poe por medio de Walt Whitman y de los poetas franceses más importantes de la época. La poesía es necesaria, es reivindicadora y democrática. Whitman la convirtió en el lenguaje de los hombres comunes. Sus poemas y cuentos giraban en torno al acto de producir y leer literatura. Paul Auster detalla con claridad y sencillez la influencia del trabajo de Poe en el proyecto poético de Whitman, y toma prestada de la respuesta crítica de éste sobre la obra del autor de “El cuervo”.
La sala entera queda en silencio absoluto cuando el poema de Mallarmé “La tumba de Poe” ilumina una conexión poco explorada entre estos escritores. Sentimos el duelo, el ritual y la ideología. Lloramos a nuestros muertos, honramos a Poe, entendemos a Whitman y Paul Auster, sereno ante nosotros, reconoce no sólo a Mallarmé, también a Apollinaire y Baudelaire como los que pusieron atención en la poesía por la poesía misma.
Estados Unidos es el hilo que une a Poe, Whitman y Auster en este lúcido discurso: los tres diferentes pero íntimamente conectados. Público, prensa y estudiantes seguían con atención cada palabra y cada gesto del invitado especial, que diseccionó a la luz de la muerte y la inmortalidad algo que Whitman percibía como el retorno continuo de la sociedad estadounidense; las convenciones sociales sobre la muerte rodean la creación y producción de Poe incomprendido.
Paul Auster dio las gracias, el discursó terminó y todos quedaron con ganas de más. Lo primero que escribió el Autor del Mr. Vértigo y el País de las últimas cosas fue poesía, no tan oscura y desoladora, pero sí permeada por la influencia de los poetas a los que evocó durante esta primera vez.
MasCultura 26-11-17