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De vuelta en Grecia: Retrospectiva de Bahman Ghobadi en el 53 Festival de cine de Tesalónica

Kalispéra.
8 meses después de mi última visita a Tesalónica regreso a la antigua capital de Macedonia a una edición más de su emblemático festival de cine, la número 53 para ser más exacto.

Mientras en los medios internacionales sólo se habla de la crisis y el caos político y económico, cuando se menciona a Grecia el hecho de estar aquí significa una nueva oportunidad de acercarme a la realidad en primera persona.

La verdad es que la situación no ha cambiado demasiado, y al afirmarlo me refiero a aquella impresión que hace casi un año me causaron los habitantes de esta ciudad y los organizadores de uno de los festivales de cine con mas tradición de Europa. El país al que se critica y señala desde el resto del continente sigue de pie y trabaja todos los días para salir adelante.
Ante los recortes, imaginación. Frente a la crisis, inteligencia.

Después de un arranque exitoso y un primer fin de semana con largas colas en las taquillas y salas a tope de su capacidad, el inicio de la semana se enfrenta con una huelga de taxis y transporte público que no afecta mayormente el funcionamiento del evento. La solución pasa por una buena logística y una programación bien pensada que dejó para el resto de la semana las conferencias de prensa y eventos importantes. Finalmente, en momentos como estos resultan invaluables la cercanía entre las salas de proyección y la fisonomía propia de una ciudad que mira hacia al mar.

En materia de películas, uno de los platos fuertes de este año tiene que ver con la retrospectiva y el merecido homenaje del cual es objeto el extraordinario cineasta iraní Bahman Ghobadi.

Responsable de una filmografía espectacular y dueño de un estilo propio e inigualable, el cine del realizador nacido en el Kurdistán ha creado un universo personal que ha fascinado a propios y extraños.

Entre las cintas programadas en el tributo que organiza la sección Horizontes abiertos está su ópera prima Un tiempo para caballos borrachos, primer largometraje de la historia del cine kurdo y consecuencia lógica de una extraordinaria carrera de cortometrajista en super 8. En ella, Gobadi desarrolla en una primera etapa el retrato cercano de la realidad y la apuesta por un tomo natural -es feliz trabajando con actores no profesionales- un sello personal que lo encumbrará y hará acreedor de innumerables premios a lo largo del mundo.

A tan logrado debut siguen el divertido "road movie"  Media Luna y el entrañable drama antibélico Las tortugas pueden volar en las que comienza a integrar en su narrativa elementos surrealistas que redondearán una marca propia que lo confirma como un autor en toda la extensión de la palabra.

Comprometido siempre con el comentario social y dialogando constantemente con la realidad política de su país, retrata la escena musical underground de Teherán en Nadie sabe nada de gatos persas para aterrizar en la súper producción con Temporada de Rinocerontes. En esta, la propuesta narrativa más arriesgada de su carrera, se sumerge completamente en el universo onírico del poeta Sadegh Kamangar y dirige a la talentosa y hermosa Mónica Belluci en un alucinante viaje repleto de secretos, venganzas y culpas. Repleta de símbolos y construida a partir de imágenes portentosas la cinta resulta sin duda un paso mas en su carrera.

Artista consagrado y cineasta de culto en esta parte del mundo, el reconocimiento que hace el festival de Tesalónica a Ghobadi lo confirman como uno de los directores que vale la pena revisitar regularmente y seguir los próximos años. Para recordárnoslo también sirven los eventos de este tipo.

Por aquí nos seguimos encontrando para platicar de cine.

Por: @elmoremoreno Fernando Moreno es conductor de El cine y… en Ibero 90.9 fm

Imagen: Bahman Ghobadi en el 53 Festival de cine de Tesalónica. Foto por Aris Rammos.
Mascultura 07-Nov-12