Columna de Karen Chacek: "Tantas galaxias como personas en el mundo"

¿Por qué el cielo nocturno es oscuro si existe un número infinito de estrellas que podrían iluminarlo como si fuera de día?, se preguntaron alguna vez astrónomos de la talla de Kepler, Halley y Cheseaux sin hallar una respuesta que los convenciera.

En 2020 se enviará al espacio una astronave, con un telescopio de 1.2 metros de diámetro, que orbitará durante seis años a 1.5 millones de kilómetros de la Tierra para recoger datos y tratar de develar los secretos que guarda la oscuridad del espacio exterior. Según los astrofísicos modernos, menos de 5% de la materia del Universo tiene forma visible. ¿Qué hay en el 95% restante? Por lo pronto, ¡buena literatura infantil, por supuesto!

En complicidad con un amigo puedes hacer estallar una partícula y dar vida a otro Universo, con otra Vía Láctea. Viajar a ese nuevo Marte y reformar el Planeta Rojo a tu gusto: acondicionarlo con cuanto quieras en él y despojarlo de todo lo que te dañe o lastime a las personas que quieres. Parece un simple juego; sin embargo, los resultados de llevarlo a cabo son increíbles: una vez que retornas al planeta Tierra original descubres que gracias a que concebiste esa otra galaxia, ahora puedes sobrellevar mejor la adversidad, el miedo y el dolor. Incluso puedes compartir un momento de locura con alguien a quien consideraste alguna vez tu enemigo. "Todos en la Tierra estamos hechos de lo mismo", ésa es la fórmula secreta con la que un niño judío y un niño palestino, Samir y Yonatan, de Daniella Carmi (CASTILLO), hacen estallar una partícula mientras comparten habitación en un hospital de Israel.

Una de las grandes virtudes de la oscuridad es que nos invita a pensar en la existencia de otras formas de vida que podrían ser muy distintas a la de los humanos. Imagina qué pasaría si unos diminutos extraterrestres llegaran a la Tierra desde un planeta lejano y —con todo y su nave espacial, impulsada por una extraña y colorida tecnología— se internaran en una casa cualquiera para observar cómo es que viven sus habitantes. Según el autor de Sr. Minino, de David Wiesner (Oceano Travesía), si tal cosa sucediera las personas de la casa ni siquiera notarían la presencia de los visitantes. Su gato, obviamente, no le vería mucho caso al intercambio de información con seres de otras especies, así que se limitaría a patear la nave hasta aburrirse. Los únicos que notarían su llegada serían los insectos que se ocultan del gato, con quienes los forasteros intercambiarían información confidencial. (Quizá esto resuelva el enigma de por qué algunos insectos sobreviven días enteros en el refrigerador o en el interior del horno de microondas: ¡secretos alienígenas!).

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Por: Karen Chacek

MasCultura 30-mar-16