¡Acá las tortas! Y que siga el buen comer

Ni la baguette que encontramos en pequeñas boulangeries parisinas ni el mejor bocadillo español han sentido jamás la caricia de una capa de frijoles, ni han visto escurrir grasa desde sus entrañas, producto del encuentro entre los incisivos y una porción de chorizo con quesillo.

Como alimento, las tortas son de lo más completo: carbohidratos, proteínas, vegetales, lácteos y lípidos se rozan en la misma mordida. Por eso son manjar de niños y obreros. De solitarios y familias, de cantinas y resacas. De oficinistas con prisa y de los dueños de nada. Son callejeras; nadie las juzga por calientes, ni se les hace el feo a las frías. Y, sobre todo, no distinguen entre clases sociales, lo cual, en una urbe desgarrada por las diferencias, es verdaderamente plausible.

Las páginas de ¡Acá las tortas! este libro narran eventos alrededor de una ciudad más voraz que su hambre. ¿Por qué nos gustan las tortas? Porque son únicas.

De acuerdo con Benito Taibo, una torta bien hecha, es la manera mexicana, de demostrar a nuestra muy barroca manera, ese deseo de tener al mundo entre las manos. Porque la torta es mucho más que un simple alimento, es un refugio, una tabla de salvación, un símbolo identitario, la suma de nuestra pasiones y el reflejo perfecto del esplendor de todos nuestros mestizajes. En medio de esos dos trozos de pan, cabe nuestra historia…

-Pedro Reyes. (2015). ¡Acá las tortas! México: Planeta.

Mascultura 23-oct-15