El librero de Hari Sama
Hari Sama es un cineasta y músico oriundo de México. Estudió la licenciatura en Cine en el Centro de Capacitación Cinematográfica, y Composición Musical en el Centro de Investigaciones y Estudios Musicales. Su primer largometraje fue Sin Ton Ni Sonia (2003), seguido de El sueño de Lú (2011) y Despertar el polvo (2013). Es tecladista, clarinetista y uno de los vocalistas de la banda Eurídice, cuyo más reciente disco se titula Roto.
¿Cuántos libros tienes?
Creo que son más de dos mil, como dos mil trescientos y se siguen amontonando, sigue creciendo la colección. Estoy tratando de ir más leve.
¿Cuál es la joya de la corona del librero?
Tengo dos joyas de la corona. Ésta es una: A Staff for the Mind es un libro que hacen en uno de los templos donde nosotros estudiamos, es un libro hecho a mano por la gente del monasterio. Explica las caligrafías de nuestro maestro, un budista Roshi japonés, Shodo Harada Roshi. Mi otra joya de la corona es The Sandman, de Neil Gaiman.
Comentabas que los acetatos son tu nuevo vicio, ¿cuántos crees que tienes?
No tengo tantos. Tuve muchos acetatos de chavo. Yo crecí en el mundo cuando lo que uno trataba de tener era acetatos y lo que realmente tenías eran casetes, porque eran baratos, los copiabas y los vendían en el Chopo. Logré hacer una colección decente de vinilos, trabajando los veranos. Terminando la prepa me fui a vivir a Europa un tiempo y los dejé encargados con un amigo que nunca me los regresó, entonces perdí un montón. He ido poco a poco rearmándola. Tengo muchos cedés.
¿Cómo tienes ordenados tus libros?
Con todo este tema de que ahora sí he estado muy productivo y creativamente haciendo muchas cosas los libros me sirven mucho: yo trabajo con referencias y sensaciones que pido prestadas a otros géneros. No son muchísimos [libros], pero son suficientes para que si necesitas algo y está todo hecho un caos, pues te lleve un rato largo encontrar las cosas. Estaban ahí puestos, pero no se podían usar. Me parece que así catalogados se pueden usar de vuelta. Tengo un amigo bibliotecario que salía de una especialidad y nos ayudó a darle forma a esta pequeña biblioteca.
¿Qué libro, disco y película te cambiaron la vida?
Son un chorro. Películas son muchas, pero yo soy ochentero y tuve una obsesión muy grande con Blade Runner, de Ridley Scott. Es una película que vi no sé cuántas veces, a lo mejor ciento cincuenta. De libros tengo muchísimos, y poesía sobre todo. Creo que el libro que ahora me viene a la memoria de manera más contundente, porque implicó empezar a tener una posición contestataria frente a la vida y frente al arte, es un libro llamado ¡Escucha pequeño hombrecito!, de Wilhelm Reich, un alumno muy radical de Freud. De discos me cuesta un poco más de trabajo. A lo mejor Substance, de Joy Division, pero la neta, la neta, Pornography, de The Cure.
¿Cuál es tu libro favorito?
He estado muy clavado con éste que es parte de una colección que tiene que ver con una práctica que yo hago: la ceremonia del té y el zen. Es un libro que se llama Historias desde la ventana de una casa de té. He estado leyendo también las biografías de Keith Richards y Pete Thousand.
¿Qué título has regalado?
La hora de la estrella y La pasión según G. H., de Clarice Lispector, eran libros que compraba para poderlos regalar, porque me parecen joyas de la literatura, de la poesía y la filosofía en un solo libro. Y luego, cada vez que muere alguien importante en la vida de un amigo querido, trato de regalarle La muerte: un amanecer, de Elisabeth Kübler Ross.
¿Cuál es el libro más nuevo?
Estos dos que me acaban de regalar: The Stanley Kubrick Archives y Werner Herzog: A Guide for the Perplexed.
¿Cuál es el libro más viejo?
Yo creo que de los que sobreviven, el de Wilhem Reich, que te conté hace un rato. También una colección de filosofía comunista que compré a los doce años.
¿Qué libro no has regresado? (Es decir que no sea tuyo):
Seguramente varios, pero no sé cuáles serían. O soy muy ético o tengo muy mala memoria; le apuesto más a que tengo muy mala memoria. +
MasCultura 01-agosto-17