Justo después del miedo: el lado oscuro de Jorge Alberto Gudiño

"Justo después del miedo" es la nueva novela del escritor mexicano Jorge Alberto Gudiño Hernández, en la que explora las posibilidades del arte y las tinieblas del alma humana, a través de la relación entre Alistair Peak e Ilya, y una exposición fotográfica diseñada para cimbrar las estructuras emocionales y morales de los asistentes.

¿Cómo surge la idea básica de tu nueva novela?

Cada una de las novelas que he escrito parte de una pregunta o de la necesidad de explorar en torno a algo que me interesa. En "Justo después del miedo" la exploración es evidente: quería trabajar con aquello que rodeaba al miedo; desde los temores infundados hasta el terror que puede saltar de pronto, cuando uno se enfrenta a algo inesperado. Al mismo tiempo, me interesaba trabajar con la idea de las falsas certezas. Cuando inicia la novela, Alistar Peak, el protagonista, tiene demasiadas certezas. Y éstas se van diluyendo a lo largo de la trama, haciéndole ver que basta con modificar un poco el punto de vista para que los sucesos cambien por completo.

Para muchos artistas el arte, su arte, implica cierto grado de sufrimiento porque supone enfrentar los demonios de uno mismo. ¿Ese fue tu caso a la hora de escribir la novela?

Sólo en parte. Aun cuando "Justo después del miedo" es mi novela más oscura, lo cierto es que, mientras la escribía estaba pasando un gran momento de mi vida. De ahí que no me significara sufrimiento alguno. Sin embargo, sí es probable que la escritura de este libro me haya funcionado como una forma de exorcismo: combato a mis demonios por escrito para no tener que hacerlo de otra forma.

La ambientación de la novela se nota en todo momento oscura, como si nunca fuera de día. ¿Cómo lograste este efecto?

A partir de pequeñas pinceladas. En ningún momento de la novela me detuve a hacer descripciones largas. Preferí apostar por la contundencia de una frase, por hacer que las mismas acciones de los personajes sirvieran para explicar su contexto y, en alguna medida, para dibujarlo. Por otra parte, más allá de la ambientación directa, la novela se siente oscura porque pasan cosas muy violentas. De ésas que nos convencemos que no pueden pasar a plena luz del día.

Háblanos un poco más de Alistair Peak y su relación con Ilya…

Tiene muchos matices. Y éstos dependen de quién sea el que cuenta la relación. En un principio, cuando el lector accede a ella, lo hace a través de la perspectiva de Alistair. Entonces se encuentra con un enamoramiento casi adolescente, donde Ilya está por completo idealizada. Luego, cuando van juntos a una exposición donde se muestran cosas terribles que a Alistair lo asquean, él se da cuenta de que ella lo está disfrutando. Eso hace que Ilya, de pronto, se muestre como un personaje con una mayor densidad y, en consecuencia, la relación entre ellos se vuelva más compleja. Estos cambios en Ilya, en la relación entre ambos, están relacionados con el asunto de las certezas que comenté hace rato.

En alguna parte del libro dice que “Los artistas necesitan pasión, talento, técnica y disciplina”, ¿es lo mismo a la hora de escribir una novela, no es así?

Aun cuando lo dijo un personaje, un pintor, no me queda más que coincidir. Me parece que, de ser cierto, tenemos que aceptar que no todo depende de nosotros. La técnica se puede aprender y la disciplina forzar. La pasión es algo que brota y nos vuelve entusiastas pero el talento es algo que debe traerse.

¿Qué le dirías a los lectores sobre tu novela?

Que a mí me significó una forma de enfrentarme con miedos a los que, por fortuna, nunca me he acercado. Espero que también se lo permita a mis lectores
 

Por Jorge Vázquez Ángeles

Mascultura 11-may15