Navegar sobre el Sena; “El muelle del infierno” de Ingrid Astier

Los motivos que impulsan a una persona a cometer un asesinato no son siempre discernibles. ¿Venganza, celos, desamor o un macabro y simple gusto de hacerlo? Decir que uno mataría por algo es una metáfora muy sencilla; llevarlo a cabo es otra cosa, sino ¿cuántos asesinatos tendrían cada uno de ustedes en su haber? Guárdense la respuesta. Quizá la pregunta deba ser otra: ¿qué límite tiene que transgredirse para tener el valor necesario de ver a alguien morir por nuestra mano?

La escritora francesa, Ingrid Astier, en su más reciente novela traducida el español “El muelle del infierno” (Océano, 2015) aborda el caso de un asesino con la suficiente astucia para burlar las pesquisas policiales. ¿Existe crimen perfecto? Por mínima que sea, el autor material siempre deja alguna pista. Sin embargo, ¿qué sucede cuando esos rastros, más que ser un accidente, son un reto deliberado a los autodenominados guardianes de la justicia?

La Brigada Fluvial, una embarcación que custodiaba las aguas del río Sena, en París, se vio envuelta en un descubrimiento que conmocionó a todo el departamento policial. Una barca abandonada, flotando a la deriva a altas horas de la noche, fue el indicio que comenzó la vorágine; ese elemento que desubica el cauce normal de los acontecimientos.

Dentro de la embarcación hallaron el cuerpo envuelto de una hermosa mujer, donde, al parecer, el Sena fue el único testigo y cómplice de un asesino sin rostro. Jonathan Desprez, comandante de la Brigada Criminal, es el encargado de resolver el caso que se va volviendo más oscuro. Conforme él y sus colegas recaban pistas van adentrándose cada vez más en extrañezas, en indicios poco usuales que encriptan la identidad del feminicida.

La novela es una suerte de navegación sobre el río Sena envuelta por la densa noche. Nosotros, junto con Desprez y el resto de su departamento, tomamos una ruta que consideramos la adecuada; la que pareciera echar más luz sobre el asesinato. Sin embargo, cuando creemos que estamos llegando a buen puerto, a las ansiadas palabras de “caso cerrado”, será necesario un viraje extremo, uno que dejará atónitos al comandante, a Marc Valparisis, al resto de su brigada y a ustedes, lectores.

Las aguas del Sena se desdibujan a un lado de “El muelle del infierno”, como las del río Aqueronte en el Hades. Embarcarnos hacia el interior de los pensamientos, puede ser una empresa arriesgada. La novela “El muelle del infierno” es sólo una antesala de las más recónditas ideas, los caminos torcidos de la mente humana.

-Ingrid Astier. El muelle del infierno, México: Océano, 2015, 446 pp.

Por Rolando Ramiro Vázquez Mendoza @LordNoa

Mascultura 03-nov-15