El deseo es la emoción más mal entendida, pero también es la emoción más apremiante que tenemos: Entrevista con André Aciman
Fabián V. Escalante
André Aciman nació en una Alejandría que ya no existe. Sus raíces vienen de una familia judía sefardí de origen turco y eso de alguna manera ha marcado su destino como escritor norteamericano un tanto tardío al que le es difícil de señalar como tal.
“Llámame por tu nombre” (“Call me by your name”) ha sido considerada como una de las mejores historias de amor. En él nos cuenta el relato más antiguo y universal de todos: la pasión contenida, pero al mismo tiempo la transformación desde el minuto uno, en piedra de toque de la literatura LGBTTTI. No obstante, lo más poderoso que uno encuentra narrativamente hablando dentro del libro, es esa elegante forma de soft porn que por momentos resulta atrevido e inquietante y que tiene su apogeo en uno de los episodios de esta entrañable historia, sin dejar de lado esas resonancias hebraicas que nos hacen remitir un poco a Marcel Proust.
Aprovechando la conmemoración del Día del Orgullo LGBTTTI, compartimos nuestra entrevista con el autor.
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Esta es una historia de amor distinta, ¿por qué era importante retratar esta historia de amor entre dos hombres?
Comencé con un hombre y una mujer y sentí que se estaba convirtiendo en un lugar común, la típica historia de amor en el verano. Así que cuando lo cambie a chico-chico se convirtió en algo muy interesante, de hecho no podía dejarlo escapar. Conservé a la chica porque tenía sentido, pero al mismo tiempo, me di cuenta de que una relación entre dos hombres era irresistible. Así que no pude parar.
En si este es un libro que habla del deseo y del descubrimiento del mismo…
Pienso que el deseo es la emoción más mal entendida y probablemente la emoción más apremiante que tenemos. Porque el deseo no tiene una trayectoria. No tiene un comienzo ni un fin. No sabemos a dónde nos lleva, simplemente quieres vivir el presente. Y para mí, el tiempo presente es el momento más difícil de concebir, porque siempre estoy viviendo el pasado o en el futuro, nunca en el presente. Y el deseo es algo que nos obliga a pensar mucho y nos permite darnos cuenta de que nuestros pensamientos son en vano, sin propósito cuando se trata del deseo. Porque el deseo es lo que es y pensarlo y tratar de entender lo que sentimos es un intento de atraparlo. La historia habla sobre un chico que desea a otra persona y que no tiene ningún apremio o remordimientos sobre lo que siente. Simplemente lo siente, sabe lo que quiere e irá tras ello a pesar de su temor de ser rechazado o avergonzado de desear a cualquiera. También creo que el deseo es una emoción que nos da vergüenza, sentimos que es totalmente normal y natural. Sí lo es, pero cuando sentimos deseo por alguien sentimos que queremos algo de él y queremos tocarlo y ambos deseos son muy difíciles de superar. No podemos sobreponernos al deseo.
Hay distintos idiomas a los que se hace referencia en la novela, ¿de qué manera la enriqueciste?
En la novela el padre es norteamericano y la madre es italiana, hablan italiano e inglés en casa, y por supuesto aparece esta noción del francés que en la película se convierte en un elemento muy relevante en la relación entre los padres y el hijo. El mundo del que provengo es multilingüe y este es el ambiente que quise recrear en la película en una ciudad en la costa, en una familia inusual que habla varios idiomas porque no es lo que sucede en las familias italianas. Esta cualidad de multiculturalidad americana, italiana, europea y también judía en una ciudad totalmente cosmopolita. Así que eventualmente lo que reproduje fue mi propia infancia.
Llama la atención la relevancia del apoyo del padre en la reafirmación de la identidad sexual del hijo…
Bueno en realidad fui con las personas que conozco y la verdad es que mi padre era exactamente así. Era un hombre muy muy liberal y no estaba avergonzado de la vida sexual que llevaba fuera del matrimonio. Y crecí sabiendo de ella. Jamás la juzgue desde niño sabiendo que entendí lo que sucedía y quería un padre como él.
No quería al típico padre que ves en todas las películas que intenta asfixiar los deseos sexuales de su hijo.Quería un padre que dijera: “Lo que estás haciendo está bien, no lo niegues, envidio tu relación, no sientas ningún remordimiento haciendo lo que haces”. Y para mí esto fue muy liberador, lo fue por que yo crecí en ese ambiente. Pero fue más por la historia, siendo el tipo de historia que era donde no hay una sociedad que juzgue a los chicos por ser las personas que son, ni son condenados por sus padres ni sus amigos. Tenía más sentido si el padre hacía esa declaración y esto les daba más confianza. No fue mi intención al inicio, pero la historia los llevó ahí.
¿Entonces no es necesario decir te amo para amar al otro?
Odio la palabra amor. Digo, no es que odie al amor, es lo mejor del mundo, pero cuando lo escribes se vuelve una carga tan pesada, es como una roca que arrojas y hace que todo vaya más lento, y lo congela. Así que no quería usar la palabra amor, porque es pesada, es un lastre y no permite que el amor se expanda. Cuando dices te amo, no hay nada más que decir. Nada más que buscar. Cuando no lo dices, puedes seguir para siempre, sigue expandiéndose, sigue creciendo y llenándolo todo.Quería eso. Y hay otra pregunta que siempre me hacen las personas. Jamás utilizo la palabra gay. No tiene sentido etiquetarlo.
¿Cuál es el significado del título de la novela Llámame por tu nombre?
Se me ocurrió porque significa que cuando tú me llamas por tu nombre, yo soy tú y tú eres yo. Y pienso que no hay mayor conciencia de pertenecer al otro que cuando llamas al otro por tu propio nombre y él te llama a ti por su propio nombre. Las identidades se fusionan y se convierten en uno. Creo que en las cosas del amor si no nos fusionamos el uno en el otro, ¿qué clase de amor tenemos? Es a través de tener esa completa intimidad, donde no hay vergüenza, donde sólo hay una total intimidad, es donde somos uno en el otro.
¿Cuánto tiempo le tomó escribir Llámame por tu nombre y dónde lo escribió?
Oh, lo escribí durante un verano. En tres meses y medio. Y lo escribí un verano muy muy caluroso en Nueva York, donde estaba atrapado, no iba a viajar a Italia ese verano. Estaba sentado en Nueva York, lo escribí cada día, me sentía consumido por la historia. Después de que se publicó fue muy bien recibido. Comenzaron a traducirlo a otros idiomas, llegó a mucha gente y después llegó la película.
¿Hay experiencias propias que aparecen en la novela?
Sí está basada en mis experiencias, pero en la historia de la playa de mi infancia el chico no era mi amigo. No creo haberle hablado nunca. Yo sí sabía quién era él, era mucho mayor que yo, y yo quería que fuera mi amigo porque mi padre me había dicho que necesitaba tener amigos, y yo pensé que necesitaba hacer amigos, pero no era tan sencillo porque no éramos egipcios, éramos extranjeros, y él era el único chico judío en la playa.Así que quería conocerlo y quería que fuéramos amigos, yo tenía sólo nueve años. Nada sucedió. Así que use ese deseo de esa amistad frustrada y cree algo más con ello.
¿Cuál crees que sea el origen o la parte que ha impactado Llámame por tu nombre hacia los lectores de dicha historia?
La mejor parte,la escena que las personas comentan,es por supuesto la escena del discurso del padre, donde alienta a su hijo de manera positiva. Es donde se han identificado muchas personas y donde se les permite aceptarse por quienes son y hablarlo con sus padres. Algunos han llevado el libro a sus padres o han llevado a sus padres a ver la película, esperando que sus padres puedan entender. Pero para mí la mejor escena fue la más difícil de escribir, es cuando Elio y Oliver toman sus bicicletas y se detienen ante el memorial, y Elio dice a Oliver, o no le dice nada, porque es muy difícil decirlo con palabrasy solamente le deja saber a Oliver que siente algo por él. Y es maravilloso como Oliver responde, que sabe exactamente lo que le quiso decir a pesar de la ambiguedad de la respuesta de Elio. Oliver entendió perfectamente lo que le quiso decir. Y es maravilloso ver como se dicen tantas cosas sin necesidad de decirlas. Esto fue muy difícil de lograr.
Por otro lado, el discurso del padre fue muy sencillo de escribir. La otra escena que me gusta también muy importante pero por razones distintas es la escena en la playa porque es cuando Oliver está comiendo arena de la playa y básicamente le está diciendo: “Estoy asimilando, no solamente la persona que eres en mi cuerpo, sino cada momento que hemos vivido aquí, todo está adentro ya”.
Creo que los episodios que acabo de describir, a pesar de que en la película Oliver no come arena en la playa y la escena de la conversación con el padre, fueron muy bien realizadas. Vi cuando fue filmada y estuve muy contento con la escena con el padre. Luego la última escena, cuando Elio está mirando dentro de las llamas y que es el declive de la historia de esa relación, me pareció que estuvo magníficamente realizada.
¿Qué experiencia te llevas de tu visita en México?
Agradezco tanto a todos los que me escribieron en Facebook, porque muchos mexicanos me escriben a través de dicha red social. Me siento contento de sus comentarios y espero que mis otras obras, mi voz y mi actitud ante la vida, y todo lo demás que he escrito les guste. Pero no es un requisito.