No por ser proyectado en las salas de cine o pantallas de todo el mundo significa ser universal. Eso más bien se construye con el trabajo y se logra cuando una obra comunica la interpretación deseada de la realidad –u otra cosa– en cualquier lugar, por decir lo menos. Theo Angelopoulos nos ejemplifica al respecto.
Nació el 27 de abril de 1935, en Atenas, a poco tiempo de la catástrofe por la que atravesaría el mundo entero. Primero, en Grecia, durante el año de 1936, dio inicio una dictadura. Posteriormente, en el desastroso marco de la Segunda Guerra Mundial, el país natal de Theo se vería inmerso en la conflagración, siendo invadido en múltiples ocasiones tanto por las fuerzas del Eje como de los Aliados.
El desencanto que Theo sufrió, una condena de varios meses en prisión por haber agredido a un oficial y su inclinación por el socialismo fueron los motivos para irse a estudiar cine en París. Sin embargo, al poco tiempo fue expulsado de la institución. Claro, eso no fue impedimento para el joven creador.
Muchas de las películas de Theo Angelopoulos se caracterizan por las temáticas políticas que abordan y la universalidad que alcanzan. Basta con verlas o conocer algunas de las anécdotas, como la ocasión en la que se llevó a cabo una retrospectiva del cineasta, que hicieron en un festival de cine, en Toronto. Cuando finalizó una de las proyecciones, el embajador de Grecia, que estaba presente, se levantó indignado, alegando que era un insulto y se marchó. Poco después, mientras conversaba con el director del festival, la taquillera del cine, que había visto su trabajo, se acercó sollozando y le compartió que en pantalla había visto su vida, cuando escapó de la dictadura de Pinochet. Así mismo pasó en otro momento mientras platicaba con Kurosawa, cuando un hombre que escapó de la guerra civil de Corea le confesó que aquello que había visto era su historia, según le tradujo su acompañante.
El 24 de enero de 2012, tras un accidente al atravesar una vía vehicular donde filmaría horas más tarde, Theo Angelópoulos falleció. Hoy, recordamos a este incansable y magnífico cineasta que alguna vez dijo sobre su arte: “el cine no es algo inocente. Participa en la evolución del mundo, e igualmente es el mundo el que lo marca. El cine no es algo que está al lado: está adentro. Está completamente, debe estar completamente in, involucrarse, a pesar de las decepciones.”