Recordando a David Bowie
08 de enero de 2022
Gilberto Díaz
Han sido seis años desde aquella madrugada en la que nos enteramos que uno de los artistas más importantes de nuestra cultura popular, habría dejado este plano de la existencia para consolidar su paso como leyenda en nuestra memoria, y hoy hubiera llegado a la edad de 75 años, nacido el mismo día y tal vez bajo la misma estrella que El Rey criollo Elvis, David Bowie dejó un legado de lo más puro a lo que puede llegar a ser un artista, más allá de la música, más allá de utilizarla como vehículo conceptual, o construir universos cuasi literarios en torno a cada uno de sus personalidades en escena , su vida fue arte y con arte terminó despidiéndose de su existencia material.
25 Álbumes, 59 videos musicales y 22 películas certifican parte de ese legado creativo; también lo hacen las series fotográficas tomadas por Mick Rock en distintos puntos de su carrera, con esa presencia teatral, enigmática, de una delicadeza y contundencia que solo el rock más áspero y la lírica más emotiva pueden dar en conjunto; así lo conocimos como el hombre que vendió al mundo y que Kurt Cobain homenajearía meses antes de su terrible deceso, también como Ziggy Stardust, el alienígena que cayó a la tierra y que casi le roba la identidad, y sería motivo de análisis en muchas universidades del mundo por la complejidad de su carisma entre el artista y el personaje; o como Jared, el Rey de los Goblins, que sería una metáfora de la libido en esa transición de la infancia a la adolescencia en esa película llamada Labyrinth.
En las muchas máscaras que David Bowie creó, encontramos el espíritu de la vocación y el amor al arte, la reinvención constante de las ideas, la adopción de la literatura que se atravesaba por sus manos para ser reagrupada en nuevos proyectos, desde la distopía apocalíptica de 1984 en Diamond Dogs, hasta la novela negra y el cyberpunk de Outside, nunca vimos al mismo Bowie dos veces, su evolución vivió muchas reencarnaciones, cada Bowie nacía y moría en cada álbum, y tal vez por eso es sublime su último disco, porque es como si cada una de sus fragmentaciones terminara por reagruparse dentro de un único haz de luz, listo para volar al infinito.
David Bowie es una figura compleja para homenajear, y si uno sabe leer entre líneas, sabe que la película de 1998 Velvet Goldmine de Todd Haynes, es una oda al universo creado por Bowie a través de su personaje Ziggy, su ascenso y caída en una narrativa que emula a Citizen Kane, aunque el mismo David se negó a permitir el uso de sus canciones y personajes por razones no reveladas, por lo que en lugar de Ziggy Stardust tuvimos a Maxwell Diamond y un misterio sobre los excesos y la reinvención; así también tras el éxito de películas biográficas como Bohemian Rhapsody y Rocketman, ha circulado la noticia de que se prepara una película sobre la vida de Bowie, o al menos en torno a la etapa de Ziggy, sin que esta sea aprobada por la familia Jones, como procurando que el legado sea manejado con el respeto que se merece y que no sea trastocado por interpretaciones libres y ajenas a las del artista original.
Solo una exposición, David Bowie Is… con tesoros de todas sus personalidades a lo largo de su carrera, permaneció durante cinco años exhibiéndose en las principales ciudades de Europa, Estados Unidos, Japón y Australia, como testimonio material de una carrera ecléctica, ya que Bowie no era un rockstar en el sentido que muchos entienden el término, si, hubo una etapa de frenesí que concluyó en Berlín, pero que tras ello, transmutó en arte puro para dejarnos la lección de que los excesos son efímeros mientras el artista se vuelve inmanente en su obra. Hoy recordamos a David Bowie. +