Batman al diván

Batman al diván
INFINITIVOS CUERPOS
Itzel Mar

La noche es una boca hambrienta, infinita. Porque bajo el influjo de la oscuridad todas las formas pierden su contorno, empezando por la cordura. Las líneas dejan de ser fin o principio. También los nombres se diluyen en ese vacío. Sí, la negritud nos iguala: lo inanimado, hombres y bestias vuelven a emparentar. En ausencia de la luz, el ángel danza como una comadreja, al silencio le brotan los colmillos y la tormenta es más tormenta de lo que le es concedido ser.

Hay que andar a tientas, como examinando minuciosamente el espacio, pues tropezar es un riesgo propio de la noche; ya que nada es lo que parece. Los sentidos se desarreglan intempestivamente; y así conocemos lo inexplicable, al fin. “Y me gusta por la noche escuchar a las estrellas, que suenan como quinientos millones de cascabeles”, dice Antoine de Saint Exupéry. Las distancias y la geometría son materias de la luz y, cuando ésta falta, lo mejor es dejarse llevar. Abandonarse a la Nada y cuanto nos aporta su generosidad. “Sumergirnos en el fondo del abismo: Infierno o Cielo, ¿qué importa?”, sugiere Baudelaire en Las flores del mal.

La vocación de la noche es el misterio y sus excesos, lo desconocido afuera y adentro; porque al desaparecer el sol y bajo la influencia de la luna, se nos alteran las mareas y nos convertimos en indefinibles criaturas, habitantes de nuestras más ostentosas pesadillas. Entonces, sólo entonces, habitamos “en el otro lado de este lado”, como imagina Octavio Paz.

Así que las máscaras, las capuchas y los antifaces han sido creados a imagen y semejanza de la noche. Detrás de ellos, se esconden no sólo los rostros sino todas sus historias; por lo pronto, no existen el pasado, las culpas ni los adjetivos. La oscuridad da la bienvenida al enmascarado y le permite jugar a los secretos, a ser otro, para dejar de ser el de costumbre… Y así aspirar a transfigurarse, de igual manera, en luchador de la AAA, en comandante zapatista o en superhéroe.

Batman es un vampírico y apesadumbrado justiciero; insatisfecho, siempre, y en constante reivindicación. Alter ego de Bruce Wayne: joven millonario que ha decidido vengar la muerte de sus padres, quienes fueron asesinados frente a él cuando era un niño. El asesino, un malhechor de nombre Joe Chill, los atracó después de salir de una función de cine, en Gotham, la ciudad de origen de la familia Wayne. Dicho evento marcaría la vida entera del entonces pequeño Bruce.

Con apenas 14 años, el joven huérfano se embarca en un largo recorrido por los cinco continentes; viaje, también interior, que lo conduciría a prepararse a conciencia en diferentes disciplinas como artes marciales, acrobacia, desactivación de armas, idiomas y criminología para llevar a cabo su tan ambicionado ajuste de cuentas.

Así es como Bruce se convierte en Batman, cuyo emblema es un murciélago, que representa la noche, la noche a la que se le teme. Porque, como sugiere Cortázar, la única manera de vencer el miedo, es convirtiéndose en el miedo mismo.

Batman fue creado en 1939 por indicación de los editores de Detective Comics, que más tarde se convertiría en DC Comics. El éxito de Superman demandaba la aparición de un nuevo héroe. Sus creadores fueron Bob Kane y Bill Finger. El caballero de la noche aparece por primera vez en “The Case of the Chemical Syndicate” en Action Comics No. 27. Fue inspirado en paladines oscuros como Shadow y el Zorro, y en el ornitóptero (máquina voladora) de Leonardo da Vinci.

HISTORIA CLÍNICA

Nombre del paciente: Batman

Sexo: masculino

Edad: 80 años

Estudios: aikido, kendo, taichí, capoeira, artes circenses, parkour, silat, boxeo, manejo de armas, criminología

Origen: Gotham City

Ocupación: superhéroe

Estado civil: soltero

Padre: Thomas Wayne, médico (fallecido).

Madre: Martha Wayne (fallecida)

Hijos: Damian Wayne (procreado con Talia Al-Ghul)

            Elena Wayne (procreada con Selina Kyle)

Actividad motora: descomunalmente conservada

Motivo de consulta: El paciente reconoce sufrir episodios frecuentes de miedo irracional a los payasos (coulrofobia). Expresa sentir una baja tolerancia a la frustración que cursa con irritabilidad e hipervigilancia. Reconoce permanecer malhumorado constantemente y sufrir ataques de melancolía, por lo que vive en el exilio de lo oculto, y comenta: “Ahora las telarañas siguen creciendo y el polvo se amontona. Tal como sucede en mi alma”. Sin embargo, en un impulso de resiliencia dice: “La lluvia en mi pecho es como un bautizo; he nacido de nuevo”. Cree fervientemente que su porte de superhéroe le permite ir más allá de su humanidad. Acepta una enorme dificultad para lidiar con sus impulsos y la ira. Suele repetir con frecuencia: “Mi enojo supera mi culpa”. Y afirma sin pudor: “A veces, la venganza y la justicia son lo mismo”. Está convencido de que: “O mueres como un héroe o vives lo suficiente para verte convertido en villano”.

@aegina23