Nosotras: una conversación con Suzette Celaya Aguilar

Nosotras: una conversación con Suzette Celaya Aguilar

José Luis Trueba Lara

En su novela Nosotras (Hachette, 2024), Suzette Celaya Aguilar explora el devastador impacto del progreso. La historia se centra en un pequeño pueblo que está a punto de desaparecer bajo las aguas de una presa, borrando no sólo sus casas, sino también su historia, identidad y memoria colectiva, incluida la del cementerio. A través de este relato, Suzette reflexiona sobre la pérdida de control y la sensación de impotencia frente a una modernidad imparable. No te pierdas nuestra entrevista exclusiva con la autora, donde profundizamos en los temas y las motivaciones detrás de esta poderosa obra.

Platícanos de las mujeres que pueblan Nosotras.

Cuando empecé la historia, en las primeras fases del proceso creativo, lo tuve muy claro: quería que hubiera una fuerte presencia de la voz de las mujeres. Sin embargo, esa voz debía ser también silenciosa, como en susurros. Al final, me interesaba mostrar la carga que llevaban estas mujeres, y cómo, en los últimos meses del pueblo, es Violeta, la protagonista, quien encarna la resistencia en medio del enfrentamiento con las autoridades y el progreso. Pero no es sólo ella. Hay otras mujeres que, aunque aparecen de manera incidental, tienen un rol importante: las que tejen gorros, las que se reúnen en una cueva y se organizan en la oscuridad. Siempre ocultas, detrás de algo. Jugué mucho con esa dualidad entre lo público y lo privado. Las mujeres estaban detrás, dentro de la casa, en una cueva, en la oscuridad, hablando en silencio, pero al final con gran poder, sosteniendo a sus familias e incluso a todo el pueblo.

Pareciera que, por un lado, la modernidad es la oportunidad de que las mujeres ocupen el lugar que se merecen. Pero también la propia modernidad se las arrebata ¿Cómo le haces para jugar con estas dos cosas? 

Justamente, una de las razones por las que decidí situar la historia en 1967 fue poder explorar esta temática. No podía ignorar cómo las mujeres actuaban o eran estereotipadas en ese momento. Pero también quería mostrar esta deuda pendiente, para que se empiece a reconocer la capacidad, el peso y la importancia de no quedarse sólo en el ámbito doméstico, sino tomar las riendas y animarse a actuar. En ese momento, para mí, estas mujeres estaban haciendo justicia por su cuenta. Ya no se quedaban calladas o esperando a que alguien les diera una oportunidad, sino que salían, tomaban el machete y hacían lo que había que hacer.

Me interesaba situar la historia en un pasado que me permitiera explorar todo lo que se ha luchado para cambiar, pero sin olvidar que no todas las mujeres tienen la suerte de vivir conforme a esos cambios. Todavía hay mujeres que viven bajo opresiones y violencias. Así que, aunque veamos marchas y luchas, eso no significa que todas estén disfrutando de ciertas libertades. Creo que eso es algo que no debemos olvidar, porque si suponemos lo contrario, entonces la lucha termina.

Hay otro detalle que me fascino de la novela: el año. Estábamos a dos años de que Ciudad de México viviera una revolución de pensamiento y de liberación, mientras que otros estados seguían viviendo de formas muy conservadoras.

Por un lado, lo que podría parecer una anécdota, como que un pueblo se inunde debido a la construcción de una presa, es un hecho que ha ocurrido más de una vez. Uno de los eventos más reconocidos, sin duda, fue cuando la población salió a las calles en 1964. Sin embargo, el distanciamiento temporal de tres años en mi historia fue intencional, para evitar que se leyera como un texto histórico.

Además, empecé a reflexionar sobre lo que sucedía en 1968 con la represión estudiantil y cómo en 1967 comenzaron a gestarse las marchas. Estábamos viendo un despertar de conciencia política en los jóvenes. Eran pequeños indicios: algo estaba comenzando a abrirse en esa región. Aunque en el libro no menciono que se trate de Sonora ni identificó la región, es hacia donde nos dirigíamos después de la lucha, de la resistencia. Esto está muy presente para mí y fue una guía importante en el desarrollo de la historia.

¿Cómo ves esa lucha, esa resistencia? En ti y en tus personajes.

Es algo que he tenido que enfrentar y reflexionar una vez que la historia fue publicada. Me interesaba contar la historia de una mujer con ciertas particularidades. Sin embargo, veo que el tema de los pueblos, la lucha, y la dificultad de salir adelante o no ha generado muchas reflexiones en quienes me leen y me hacen preguntas. Creo que si la novela se situara en el presente, estos personajes tendrían una historia completamente distinta. Hoy en día hay más acción, más resistencia y un mayor esfuerzo por intentar cambiar el rumbo de los eventos que vemos en Nosotras.