Púlsares del confinamiento: dos poemas de Angelina Muñiz-Huberman

Púlsares del confinamiento: dos poemas de Angelina Muñiz-Huberman

23 de diciembre de 2020

La obra de Angelina Muñiz-Huberman implica una literatura compleja que va más allá de los géneros, es transgresora en sus temas y tipo de protagonistas y explora significaciones en la palabra y en los silencios del texto. También, cultiva una temporalidad que borra las fronteras entre el pasado, el presente y el futuro al situar la acción no en la anécdota exterior sino en los espacios internos y atemporales de la conciencia de sus personajes. Sus temas son el exilio español del siglo xx, su heredad sefardí y la Shoah u Holocausto humano y se nutre de saberes como la cábala, la alquimia y el gnosticismo. Fiel a sus preocupaciones, en estos poemas se abren los sellos del apocalipsis en los que la Creación, con su corona atávica, desata el juicio final contra el Hombre, en el reino del canto y del dios oculto, como en la cábala.

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Pájaros en el silencio

Angelina Muñiz-Huberman

En el reino de la corona

los pájaros en el silencio

fundaron el canto perdido.

 

Las calles desoladas

rompieron el pavimento

ni un sonido, ni un eco.

 

Ni una miga

ni una gota

ni el resquicio de una ventana.

Cuchillos afilados

no sonaron

vértebras entrechocaron.

Dueños del silencio

los pájaros volaron.

 

Y cantaron, cantaron como nunca

ensayaron trinos y más trinos

se deleitaron unos a otros.

 

Eran los dueños del silencio.

Los humanos callaron y

por primera vez entendieron

para qué llegó la corona.

 

La corona de la creación

derramó sus perlas

y los humanos cayeron a sus pies.

 

Mientras los pájaros cantaron y cantaron

no una vez

sino miles de veces

al son de la campana del entierro final.

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Los cuatro jinetes de la corona

Se abrió el pergamino de los siete sellos

no ayer sino hoy.

 

Cuatro jinetes saltaron de las páginas

cuatro caballos

blanco, rojo, negro y amarillo

no ayer sino hoy.

 

Salpicaron a su paso el aliento de la muerte

gotas de rocío, espuma, saliva

trasparentes, de cristal.

 

Diamantes de la corona extraviados

signo de todo mal envuelto en dolor

el Invisible recoge su manto y los caballos

al galope no pueden ser detenidos.

 

Blanco sin principio ni fin, niega su luz

rojo de sangre en éxtasis derramada

negro de hambre desmaya los trigales

amarillo de muerte acecha en las esquinas.

 

No ayer sino hoy.

La corona de la creación se desmorona

no el Invisible

sino los invisibles

todopoderosos.

Entran y salen de uno a otro confín

espuma entre las manos batida

saliva que se esconde humillada

sola la esperanza del rocío baila

máscara de otros tiempos cubre

deseos de no ser reconocidos.

 

Como si así se ahuyentara

la corona de todos los tiempos

en este nuestro tiempo renacida

al galope de los cuatro caballos

enloquecidos.

 

No ayer sino hoy.

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Angelina Muñiz-Huberman

Proveniente de una familia de estirpe judía que debió exiliarse durante la Guerra Civil Española por su ascendencia republicana, nació en Francia (1936). Perteneciente a la segunda generación del exilio español en México, radica en nuestro país desde 1942. Entre otros, es Premio Nacional de Arte y Literatura (2018), Premio Sor Juana Inés de la Cruz (1993), Permio Xavier Villaurrutia (1985), y Premio José Fuentes Mares (1997). Su vasta obra comprende el ensayo, la poesía, la narrativa, y el género híbrido. Entre sus libros se mencionan Rompeolas. Poesía reunida; Dulcinea encantada; Las confidentes; El siglo del desencanto y Las raíces y las ramas. +


Curaduría y presentación de textos por Claudia Posadas.