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Método para su locura: el arte de convertirse en máscara

Método para su locura: el arte de convertirse en máscara
Miércoles 11 de septiembre de 2019
Gilberto Díaz

A mediados de la década de 1990, un programa animado de televisión cargado de sátira, irreverencia y altas dosis de referencias a la cultura pop de la segunda mitad del siglo XX hasta entonces, transmitía uno de sus sketches ambientado en la década de los 50: Una ardilla anciana, Slappy, llevaba a su sobrino Skippy a tomar una clase de actuación, en la que aparecían algunos rostros familiares: Marilyn Monroe, Paul Newman, Elizabeth Taylor, Jack Nicholson, James Dean, Jane Fonda y Marlon Brando, entre otros. El sketch hacia mofa de la seriedad e introspección de el Método de actuación, una serie de técnicas que usaron esos mismos actores y actrices en su época de mayor trascendencia artística, y que hasta la fecha el hecho de denominarse actor o actriz de el Método es el arquetipo dominante y más estereotipado en la actualidad.

Muchos atribuyen la creación del Método a Constantin Stanislavski, actor y pedagogo ruso, fundador del Teatro del Arte de Moscú a finales del siglo XIX, pero dicha atribución es inexacta. Stalisnavski dedicó gran parte de su vida a innovar una serie de técnicas de actuación que en ese momento se enfocaban únicamente en expresión corporal, entonación de la voz y estudio del guion. Proponía que el actor debía profundizar en la conciencia del personaje, entender sus intenciones, sentir sus afectos, temores y vicios, vestir la piel y el carácter para llegar a una interpretación más genuina; a esto se le conoció como Sistema Stalisnavsky, pero no sería sino hasta que llevó este sistema al continente americano que se comenzaría a hablar de un método.

No es fortuito que durante la primera mitad del siglo XX comenzara un auge de las artes escénicas en Norteamérica. Tras la gran crisis de 1929 la formación de talleres, estudios y colectivos de actuación iban en aumento, mientras nacía el proyecto federal de teatro de la administración Roosevelt, proyecto que mediante financiamiento del gobierno estadounidense pretendía hacer accesible el entretenimiento a una sociedad deprimida moralmente y vapuleada económicamente por la gran crisis. Ahí se formaron nombres como Stella Adler, Sanford Meisner, Uta Hagen, Elia Kazan y Lee Strasberg, quienes posteriormente tomarían los principios del sistema de Stalisnavski y su método de la acción física como bandera y filosofía de lo que conoceríamos como The Actors Studio.

Fundado el 5 de octubre de 1948, The Actors Studio, se convertiría en el centro gravitacional de la formación dramática en el Estados Unidos de la posguerra, alimentando el circuito teatral de Broadway, para posteriormente invadir Hollywood con sus alumnos deconstruibles, ofreciendo la idea de actuaciones mucho más realistas para papeles complejos, y donde el Método empezaría a hacerse de un nombre gracias a las aproximaciones derivadas del Sistema de Stalisnavski. Así se desarrollarían distintas líneas de trabajo como la escuela de Sandford Meisner, que se basa en el comportamiento del actor frente a los personajes, el estilo de Stella Adler, que se enfoca más en los aspectos sociológicos de los personajes, y el controvertido enfoque psicológico de la memoria afectiva desarrollado por Lee Strasberg, y que a la fecha genera luces y sombras sobre este estilo de actuación.

A Strasberg se le ha atribuido erróneamente como el autor del método de actuación, si bien su aproximación psicologista es fundamental para la formación actoral, fueron muchas las voces en su momento, principalmente la de Stella Adler, quien rompió con las técnicas de Strasberg al considerarlas contrarias de los principios de Stalisnavski, ya que ella había colaborado con el maestro ruso en su estadía en Paris, Adler creía al contrario de Strasberg, en la conexión emocional del actor mediante las circunstancias dadas en escena, y no como el último, que sugería que los actores debían buscar en su propia memoria emocional los sentimientos semejantes a los que vive el personaje que interpretan, incluso si eso significaba revivir una experiencia traumática.

Es común que se asocie a los actores del método con algún tipo de locura, es decir, que el Método de Actuación solo es usado por personas emocionalmente inestables, o que terminan sufriendo una ruptura de su psique; casos como el de Montgomery Clift, James Dean o Marilyn Monroe son los más sonados por sus finales trágicos. Caso aparte sería el de Marlon Brando (alumno de Adler), que saltaría desde las tablas del montaje de Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams, a la pantalla, abriendo una brecha para una nueva generación de actores que serian pieza fundamental para cambiarle la cara al cine durante las décadas de los 60 y 70, serían el motor de la nueva ola estadounidense.

Actualmente los actores de método han sido reconocidos por su compromiso con los papeles que adoptan para construir una narrativa verosímil de complejidades como el ser humano mismo.