Entrevista con Tomás Alonso
El ritmo de vida en nuestra sociedad ha hecho que, de vez en cuando, perdamos de vista algunas aristas de la existencia. Abrumados por los moldes sociales y tratando siempre de ajustarnos a ellos, hacemos a un lado la búsqueda de aquellas respuestas que son esenciales para vivir mejor. Sin importar su origen o profesión, muchas personas han caído en la cuenta de esta situación y se han permitido hacer un alto, reflexionar y compartir sus hallazgos.
Este es el caso de Carlos Dodero, quien hoy nos comparte una pequeña probada de su libro Palabras de un hombre común (Tara Ediciones).
A todos nos ha llegado a pasar: de pronto, nuestras circunstancias cambian abruptamente y nos dejan frente a una especie de vacío en el que nacen pensamientos y dudas sobre la vida. Ese es el origen de este libro de Carlos Dodero, quien nos comparte: “Desde hace algún tiempo había comenzado a escribir en mi teléfono ideas que posteriormente, y con un poco de reflexión, daban respuesta a muchas de las preguntas que incluso ni siquiera había logrado formular de la manera adecuada. Las palabras se empezaron a acumular hasta convertirse en textos que tenían más forma de libro que de ocurrencias aisladas.”
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Por supuesto, no fue una situación que se diera de la noche a la mañana, sino un largo proceso de cambio, de renuncia y negociación consigo mismo. “Hace unos años, desde el amanecer hasta la hora de dormir, yo buscaba –deseaba- controlar mi vida por completo; quería hacerme cargo de todo y cerciorarme de que cada cosa quedara a mi manera, con un objetivo primordial: hacer las cosas bien y cumplir con mis deberes. Creí siempre que eso era lo correcto, poniendo constantemente en alto valores como la responsabilidad. Creía que al solucionar el problema que me ocupaba en ese momento, se solucionaría mi vida para siempre. Vivir regularmente con sentimientos de angustia o preocupación, esperar escenarios negativos y sentir el miedo en sus diferentes versiones era parte de mi vida diaria. Eso era lo correcto, estaba vivo y eso era la vida: mi destino colgaba de hilos y alfileres, que eran las cosas que yo había podido hacer y construir, nada más”, señala el autor.
Aquel estado no se había gestado solo, sino que era producto, en parte, de la educación. Reflexiona: “Fui educado para ser independiente y arreglármelas en la vida por mí mismo. Entendía que cada quien debe de labrar su propio triunfo a base de esfuerzo, lucha y dedicación, en un mundo de competencia y desafíos. Ahora he llegado a la conclusión de que estos conceptos no son ni malos ni falsos, tal vez sólo incompletos.”
Pero de pronto llegó el momento de hacer sumas y restas, de poner en la balanza lo aprendido. Comenta Carlos: “Vino entonces el punto de inflexión, tuve cambios fuertes y repentinos en el ámbito laboral, de esos que siempre supe que era normal que sucedieran a los demás, no a mí. El destino me quitó la pata que sentía más fuerte, la que más certidumbre me daba, la relativa a lo medible, a lo evidente. ¿Qué hacer en esos casos, cuando el esfuerzo y la dedicación no eran efectivos? La receta tenía que cambiar.” Y continúa: “Entonces, de manera no planeada, pues la vida siempre regala oportunidades, me dediqué un poco más a pensar, a observar, reflexionar y tratar de entender: ¿Qué hago aquí? ¿Qué soy? Las respuestas empezaron a llegar en cascada: la vida se puede vivir de manera diferente.”
De aquellas reflexiones y preguntas nació Palabras de un hombre común. Pero su construcción como libro no sería el fin de un camino para su autor, sino todo lo contrario. Al respecto, Dodero nos relata: “Después de dar forma a cada uno de los capítulos, elegir la portada y trabajar con el equipo de edición antes de entregar los ejemplares de muestra en librerías, durante una de las reuniones donde planeábamos cómo haríamos que este libro llegara a los lectores, una de las integrantes del equipo de la editorial me hizo una pregunta sencilla, bastante común y lógica: ¿Me puedes describir en algunos párrafos de qué trata este libro? O si te es más fácil ¿Qué experiencias personales o de vida te llevaron a escribir estas ideas? La pregunta me dejó mudo, pensativo, no atiné a contestar de manera inmediata.”
“La realidad es que, al momento de la entrevista, el libro, cada uno de sus capítulos, formaba ya parte de mí, de mi manera de actuar y de mi forma de ver la vida, por lo que no me era sencillo reconocerlo, pero no siempre fue así. Requerí entonces de un ejercicio de reflexión y de vuelta al pasado para entender cómo, cuándo y por qué… o más bien, para qué escribí este libro”, confiesa Carlos. Tras mucho pensarlo y luego de otra cascada de reflexiones, la respuesta llegó: “Palabras de un hombre común ayuda a reencontrarse con algunos conceptos que seguramente ya conocemos, pues de alguna manera están en nosotros… tan sólo se hacen evidentes y útiles. Es un libro que ayuda a conciliarnos con nosotros mismos que y ofrece algunos conceptos frescos y sencillos para entender la vida de manera diferente. Es posible que se convierta en un libro de consulta, al menos por un tiempo, al que se puede acudir para releer los conceptos con los que más nos identificamos y con la situación particular que estamos en- frentando.”
¿Ha cambiado Carlos Dodero desde que escribió este libro? Muchos esperarían una respuesta afirmativa o, lo que es más, que se viera a sí mismo como un guía cuya nueva responsabilidad es orientar a los demás. Sin embargo, Carlos asegura: “No soy mejor que los demás ni he subido de nivel, no soy una persona avanzada ni iluminada. Soy el mismo, sólo me he dado tiempo para observarme y la oportunidad de cambiar. Y sí, sí soy mejor de lo que era: vivo más tranquilo que antes, más cercano a mí y mucho más feliz.”
Este texto fue escrito por Tatiana Nogueira y publicado originalmente en el número 112 de Revista Lee+. Su versión física se encuentra disponible en todas las Librerías Gandhi de México y la versión digital la pueden disfrutar aquí.