Ese lugar donde ocurre la vida

Ese lugar donde ocurre la vida

Lucía Moreno Valenzuela

Muchas veces usamos los términos “naturaleza” y “medio ambiente” como sinónimos, pero no lo son.

La naturaleza es todo lo que nace sin que nadie lo mande: el canto de un pájaro, el brote de una semilla, el fluir del agua, el viento que mueve las hojas y agita los océanos. Es la Tierra latiendo bajo tus pies; es el volcán en erupción. 

En cambio, el medio ambiente se da en la naturaleza y es el entorno construido por los humanos.

La naturaleza es el origen. El medio ambiente es la forma en que vivimos dentro de ese origen. Y entender la diferencia puede ayudarnos a cuidar mejor ambos espacios.

“El medio ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos”, nos recordaba el pontífice más verde de la historia, el papa Francisco, en su carta dirigida a creyentes y no creyentes, Laudato si’ (2015).

Cuando nos dicen “hay que cuidar el medio ambiente”, lo que realmente nos están diciendo es: cuida tu manera de construir, de consumir, de moverte, de vivir… porque todo lo que hagas a tu entorno regresará a ti con consecuencias, como un boomerang.

Cuidar el medio ambiente es como cuidar de nuestra casa. Así de sencillo, con el mismo sentimiento de pertenencia. Entonces, ¿por qué tantas personas se sienten tan desvinculadas del medio ambiente?

Es indiscutible que existe una desconexión o una barrera invisible que favorece una resistencia a cuidarlo, aun sabiendo que algo anda mal. Analicemos juntos las posibles causas y tratemos de ver con toda honestidad con cuál de ellas nos identificamos:

  1. El lenguaje técnico. Frases como “emisiones de carbono”, “sustentabilidad” o “biodiversidad” suenan lejanas, casi como si fueran temas de científicos o de activistas como Greenpeace. El medio ambiente se volvió un concepto intelectual más que una experiencia cotidiana.
  2. Saturación emocional. Muchos se sienten bombardeados con noticias sobre catástrofes ambientales, y eso genera una mezcla de culpa, miedo e impotencia. Así que, como mecanismo de defensa, eligen desconectarse: “¿Para qué me preocupo si no puedo cambiar nada?”. 
  3. Consumismo. Vivimos en un modelo que nos invita a consumir rápido, tirar e ignorar el origen y destino final de las cosas. Cuidar el medio ambiente requiere tiempo, atención y decisiones de compra conscientes e informadas que chocan con el sistema actual y el impulso de comprar “ahora mismo” sin cuestionarnos nada.
  4. Por ignorancia. ¿Será que nadie nos ha dicho cómo o con qué acciones podemos y debemos cuidar el medio ambiente? ¿Será que no logramos relacionar cómo nuestro estilo de vida puede estar cuidando o perjudicando nuestro entorno? ¿Será que en las escuelas y en los hogares no se transmite adecuadamente este conocimiento?
  5. Profunda desconexión con la vida. Si no conectamos con nuestras emociones, con nuestro cuerpo, con nuestros pensamientos, ¿cómo vamos a hacerlo con el medio en el que vivimos?

¿Te identificas con alguno de estos puntos?

Somos parte de un sistema vivo donde la naturaleza y el medio ambiente se entrelazan; este sistema responde a nuestro buen o mal trato, tal como reaccionan nuestro cuerpo y nuestra mente según los tratemos. 

Cualquiera que sea la razón de tanta indiferencia o indolencia, y como lo señala González López en su libro Protección al ambiente (Editorial Porrúa, 2022), el derecho a vivir en uno sano no puede depender únicamente del Estado, sino también de ciudadanos comprometidos. ¿Tú sientes este compromiso o crees que le toca al gobierno hacerse cargo?

El medio ambiente se cuida con pequeños actos de respeto cotidiano: lavando los trastes con menos agua, separando nuestros residuos y llevándolos a los centros de acopio, rechazando plásticos de un solo uso, eligiendo marcas de productos libres de tóxicos y apoyando marcas comprometidas con nuestra salud.

Cuidar el medio ambiente es abrir la ventana y dejar que entre la luz, en lugar de prender el foco. Es hacer composta y regresarle nutrientes a la tierra.

Es aprender a leer las etiquetas de lo que compramos y sopesar cada decisión de compra: ¿realmente lo necesito? 

Ahora te pregunto:

  • ¿Te resulta más fácil ignorar el impacto que generas, o empezar con un pequeño cambio que te haga sentir orgulloso?
  • Si tu casa se estuviera cayendo a pedacitos, ¿esperarías que alguien más la arreglara o harías lo posible por salvarla?

Cuidar el medio ambiente no es una moda o tendencia. Es una forma de vivir más civilizada, educada, consciente, amorosa y agradecida.

Si este texto te hizo reflexionar, compártelo con alguien más. Porque cuanto más hablemos de esto, más fácil será recordarlo: el medio ambiente no es algo ajeno, es el lugar donde ocurre la vida… tu vida.+