"La cara más dulce" de un genio llamado Robert Crumb

Acabáramos. Resulta que después de toda una vida leyendo a Robert Crumb, conociendo su lado más estrambótico, escuchando infinidad de rumores acerca de su carácter misógino y egomaníaco, el genial dibujante estadounidense no es tan terrible como nos lo habían pintado.

"Cuando veis esos tebeos llenos de asquerosidades inmundas, toda esa sexualidad perversa, pues bueno, ese es mi personaje de tebeo. Yo no soy así del todo en la vida real. Cuando se me conoce soy tierno como un corderito", explica el autor en el prólogo de su último libro, "La cara más dulce de Robert Crumb".

Quien más y quien menos conoce la anécdota en la que el ilustrador se subió a lomos de una admiradora. Tan curiosa situación no hizo sino engordar la animadversión del público femenino hacia la obra de Crumb, que justifica su nuevo trabajo como un intento de reconciliarse con esa parte de la audiencia.

"La verdad es que esta 'cara dulce' ha sido idea de mi mujer, Aline, como ardid comercial para llevar a las mujeres a comprarse un libro de R. Crumb. A mí me parece bien porque, joder, yo que sé, estoy desesperado por que las mujeres me quieran. Pensándolo bien, mi mayor aspiración en la vida es que las mujeres me quieran".

Desconocemos si tendrá éxito en este empeño afectivo, pero el dibujante puede sentirse muy satisfecho con su faceta artística, la misma que se expresa de forma sublime en las ilustraciones de "La cara más dulce" (La Cúpula), una exquisita recopilación de dibujos e ilustraciones realizados a plumilla.

El ilustrador, en esta ocasión, ha dejado a un margen su habitual sordidez: "Corren por ahí muchas historias sobre mí, pero todo eso ocurrió hace décadas, cuando tomaba drogas y no estaba muy centrado… Era un ignorante, no fui criado como es debido, pero incluso entonces tenía mis momentos tiernos", señala.

Los dibujos de "La cara más dulce" no se adscriben a una etapa concreta, ya que el lector podrá encontrar ilustraciones realizadas entre 1969 y 2006, con especial presencia de aquellas fechadas en las décadas de los ochenta y los noventa. El punto en común de todas las obras es el mismo: las obsesiones particulares de Crumb.

Familiares y amigos que han posado a lo largo de los años, escenas costumbristas de la vida en Estados Unidos, paisajes bucólicos, el rincón de una habitación de hotel, la mesa de una pizzería… La inspiración se encuentra en cualquier parte para el autor nacido en Philadelphia.

Con todo, hay sendos grupos de ilustraciones muy significativos en "La cara más dulce". El primero corresponde a las calles de Sauve, un pequeño pueblecito, enclavado en el sur de Francia, donde el autor fijó su residencia en 1991.

La música ha sido otra de las pasiones confesas de Crumb, un coleccionista compulsivo en todo lo que se refiere a los ritmos folclóricos de su país. Esta afición ha encontrado oportuno reflejo en las viñetas del dibujante, que en 2006 publicó su colección de "Héroes del blues, el jazz y el country".

En "La cara más dulce" nos encontramos a B.B. King, The North Carolina Ramblers, Charlie Poole o Janet Klein, pero el retrato más curioso es el de los Cheap Suit Serenaders, un grupo en el que Crumb no sólo tocaba el banjo, sino que también cantaba y componía las canciones.

"Puede que algunas mujeres compren este libro como regalo para sus novios y maridos, quienes lo encontrarán decepcionante porque no contiene las habituales depravaciones sexuales que animan sus aletargados corpúsculos. Pero señoras, echen un vistazo, que aquí hay unos dibujos preciosos y encantadores", anima el ilustrador.

Madrid, 22 feb (EFE).