Navegar entre el memorioso mar: Entrevista con Blanca Ansoleaga
El año pasado se celebró el centenario de la escritora mexicana Elena Garro. En el centro de Coyoacán se erige un centro cultural que ostenta el nombre de la autora de Los recuerdos del porvenir. Es en ese recinto, proyecto arquitectónico a cargo de Fernanda Canales González, en el que Textofilia Ediciones presentó la novela Contigo Mar, de la escritora y filósofa mexicana Blanca Ansoleaga.
“Contigo Mar es la historia de tres personas que coinciden porque tomaron la decisión de irse a vivir cerca del mar. Éste es el hilo conductor, [el mar] es más como un personaje. La temática tiene que ver con la necesidad de decidir algo importante. Las tres protagonistas, que son muy diferentes, se enfrentan a eso, y tienen que decidir algo que definirá sus vidas, decisiones que si las toman se liberan. El primer personaje, Sabina, es psicoanalista; el segundo personaje es una muchacha joven que es traductora, y que está obsesionada con el siglo XIX alemán; y la tercera es una mujer mayor, que es huérfana de padres que mataron en la Guerra Civil Española. Coinciden porque dos de ellas van a ver a la psicoanalista, pero una ya la conocía de hace tiempo”.
La construcción del mar es similar al proceso que efectúa la memoria: un ir y venir entre olas, así como de recuerdos. Sin embargo, el mar también es el gran abismo que todo lo devora: “La memoria es importante, porque una de las personajes dice que está enferma de recuerdos. Y esto no quiere decir que recuerdes y estés enferma, sino que todo lo que viviste y te pasó, sigue ahí de alguna manera, porque el cuerpo tiene memoria”. Blanca añade al pensar en Librada: “ella no supo qué pasó con sus padres y lo narra. ‘No sé qué fue mi madre a hacer allá porque era mexicana’. Y del padre desconocen el final porque le hicieron los juicios sumarios. Todo eso está fundamentado, todo lo que hablo de la guerra, del viaje a Cuba, de cuando el vocero grita que acaban de matar a Carlos Sotelo”.
Contigo Mar profundiza en la investigación, como un barco entre el oleaje, aunque no deja de lado algunos datos anecdóticos: “Esto de Cuba lo vivó mi padre y me lo narraba. Lo que pasa es que él falleció y ya no me pudo contar más. Él era mexicano, pero estaba estudiando en Bilbao. En aquel entonces viajaba uno en barco y tardaba meses en llegar, pero aquella ocasión se detuvo en la Habana y ya no lo dejaron salir porque acababan de matar a Carlos Sotelo. Fue en 1936 cuando estalló la Guerra Civil. Él estaba presente y escuchó cuando el vocero lo anunció”.
La novela se adentra en las situaciones límite que conducen el actuar de las personas. Personajes mujeres y personajes hombres, guiados por decisiones ineludibles que les traerán mareas de emociones y cuestionamientos: “Karl Jaspers habla de las situaciones límite. El hombre se enfrenta al sufrimiento, a la muerte, a la lucha y a la culpa. No puedes no sufrir, no morir, no luchar y no dejar de sentir. Una situación límite es a las que se enfrentan las personajes de la novela. Hay, además, un personaje que me gusta mucho: María, la hija de Fabián, este español cerrado que se va porque no le gusta México. Y María, no obstante, se regresa a España”.
“—En realidad la muerte es el olvido —dice— mi padre vive porque está en mi recuerdo cada día, hasta el último aquel del hospital, el del despido. Doctora, yo lo precipité al vacío —concluye—.
Me pregunto, ¿es mejor el vacío que el cansancio de la vida?”
Por Rolando Ramiro Vázquez Mendoza
Ansoleaga, Blanca. Contigo mar, México; Textofilia Ediciones, 2016, 100 pp.
MasCultura 31-ene-2017