
Mi Moleskine y yo

Moleskine es una de las marcas más reconocidas dentro del mundo de la ilustración. En este número, decidimos entrevistar a tres artistas que usan sus cuadernos: Fher Val, Anita Mejía y Carlos Sallas.

Fher Val
Nacida en la Ciudad de México, comenzó en el mundo de la ilustración y en su momento saltó a los tatuajes, nutriendo una actividad con otra.
Lee+: Fher, queremos empezar preguntándote cómo comenzó tu carrera como ilustradora y qué te inspiró a meterte en el mundo de la ilustración.
Val: Creo que nunca he vivido sin dibujar. Pero, de manera profesional, la ilustración comenzó hace solo 12 años. Siempre me ha gustado dibujar. Y en mi carrera estaba estudiando Diseño gráfico, porque era lo más cercano a una carrera que había en ese entonces. Mi mamá me dio este consejo: que fuera de lo general a lo particular, que mejor estudiara algo más amplio y luego me especializara en ilustración.
Yo quería en ese momento también hacer animación o algo así. Y gracias a una oportunidad que tuve para ir a estudiar a Madrid con una beca, fui a una escuela de bellas artes. Desde entonces, empecé a llenar mi primer cuaderno con un dibujo cada día. O sea, no me iba a dormir sin haber terminado ese dibujo.
Lee+: ¿Y cómo definirías tu estilo o qué elementos clave están en tu proceso creativo?
Val: Defino mi estilo como monocromático. Me fascina todo lo que el blanco y negro puede ofrecer. Me encantan las texturas y disfruto mucho jugar con la naturaleza. Antes, solía dibujar animales. Luego empecé a crear criaturas fantásticas. Después, comencé con el proyecto Corazón en 2015 y me di cuenta de que había mucha riqueza en los detalles de la línea, en los trazos. Obviamente, mi línea gráfica me influyó mucho cuando empecé a tatuar en 2015. Desde ahí se trató de texturas, líneas, sombreados, puro monocromático.
Lee+: ¿Tienes alguno de tus cuadernos? ¿Puedes hablarnos de ellos?
Val: Hay diferentes cuadernos. Todos estos son cuadernos de viaje. Así es como empecé, y los subo a las redes sociales. Comencé en 2012. En ese año era más como un experimento de color. Texturas y cosas así. O sea, como en el fondo, pero siempre el personaje en negro, con texturas. Luego, para 2013. ya tenía estos personajes que eran animales y cosas más orgánicas de la naturaleza, pero aun así en alto contraste y todo con texturas. Es muy curioso porque mis ilustraciones hasta me funcionan como un diario. Recuerdo dónde estaba cuando dibujaba cada cosa.
En 2018 empecé a dar la vuelta al mundo y llevé el cuaderno. Todo lo que iba viendo se lo iba añadiendo. Por ejemplo, recuerdo que cuando vi el Guernica por primera vez, no se podía sacar fotos. Pero dije: “Bueno, no necesito tomarle fotos. Vamos a dibujarlo”. Y estuve ahí parada una hora y no podían decirme nada porque no estaba sacando fotos.
Lee+: ¿Y hoy en día sigues llevando tu cuaderno todos los días?
Val: Por supuesto. Sin un cuaderno me pongo un poco ansiosa para ser honesta.

Anita Mejía
Oriunda de Baja California, Mucho de su trabajo ronda temas de género y de la literatura gótica y fantástica. Es la creadora de los personajes Mejía y sus gatos.
Lee+: ¿Qué te motivó a entrar al mundo de la ilustración?
Mejía: Al principio no tenía ni idea de que me iba a dedicar a esto. Siempre lo he visto más como un escape. Cogí una Moleskine y empecé a dibujar, dibujar y dibujar. De hecho, al principio hacía monos supersangrientos y superviolentos porque era un alivio emocional total. En ese momento, hace unos 20 años, era el boom de los blogs, así que abrí uno que se llamaba “Chocolate Melted” o “Chocolate Chips”, algo así. Y ahí subí todas las imágenes. Luego empezó a hacerse muy popular ese blog y así fue como comencé a tener mi primer trabajo como ilustradora. Eso me llevó a tener otro trabajo como ilustradora y luego otro y otro.
Ahora mismo estoy buscando involucrarme más en los libros, siempre con los dibujos y la ilustración. Hace poco salió un libro que se llama El Alumbráculo Secreto, donde básicamente me enfoqué en todas las historias de aventuras que amo. No las leí de niña, las leí de adulta y me dejaron impresionada. Así que me inspiré un poco y creé mi propia aventura de una chica que es huérfana y gasta toda su herencia y todo el dinero de su padre para recorrer el mundo y termina en una catástrofe.
Lee+: ¿Puedes enseñarnos un poco de tu trabajo con la Moleskine que trajiste?
Mejía: Mira, este es uno que acabo de terminar hace unos días. Como te dije, es puro agotamiento, no es para ningún trabajo en particular. Y es porque he estado muy ansiosa últimamente y esto es lo que estoy haciendo ahora mismo. Por ejemplo, esta calavera dice que está soñando porque he estado teniendo pesadillas horribles últimamente.
Este es un poco más complejo. Me encanta experimentar mucho con texturas, patrones, pero, si te fijas, hay cosas súper chulas y otras que son mucho más grotescas, por así decirlo. Tengo esas dos partes. Me inspiro mucho en el arte popular, el arte primitivo, el arte bruto, me fascina todo eso.
En general, no me importa usar corrector en los cuadernos, ninguno en particular, solo acrílico, gouache, lo que sea para las correcciones, y seguir dibujando. Es como aceptar un poco los errores, porque siempre surgen cosas más interesantes.
Lee+: ¿Y crees que ahora es más fácil para una mujer ilustradora asumir un proyecto?
Mejía: Por supuesto que sí. De hecho, la mayoría de las historias que estoy escribiendo son sobre mujeres. Por ejemplo, la relación entre una mujer mayor y una chica joven, que somos mi abuela y yo, de la época en que viví con ella. Otra historia trata sobre mis experiencias de cómo viví la amistad entre mujeres cuando era adolescente. Es una historia súper dura, pero creo que es muy real porque existe la idea de que tenemos que apoyarnos, pero eso es realmente complicado cuando tienes la vida por delante. Cometes errores, a veces no reaccionas como deberías, hay broncas, envidias, lo que sea, sobre todo por la edad. Básicamente, este libro une esa idea de que todo está mal con la de que también puede ser bueno. Es genial que el arte cumpla con el objetivo de reconectar contigo, resolver, y también ayudar a tus lectores porque hay una relación muy buena con ellos.

Carlos Sallas
Se define a sí mismo como un artista mexicano que ama dibujar, contar historias, las películas y el pan de muerto. Parte de su obra se relaciona con los pueblos de nuestro país.
Lee+: ¿Cómo fue que empezaste a hacer estos dibujos?
Sallas: Bueno, la verdad es que ni siquiera lo sé. Nací así, como un chico malo. No sé si me caí cuando era pequeño. Pero la verdad es que no recuerdo un momento en el que no estuviera dibujando. Recuerdo que en el jardín de niños ya tenía un cuaderno donde dibujaba todo el tiempo, cualquier cosa, caricaturas y cosas así. Y desde entonces mi sueño se convirtió en vivir del dibujo y de hacer dibujos en vivo.
Lee+: ¿Y cómo se materializó el sueño?
Sallas: Tuve que convencer a mis padres para que me dejaran estudiar diseño gráfico, que era lo que sentía que me ayudaría a seguir en este camino. Porque cuando empecé a estudiar en 2005, en la universidad no había muchas universidades con carreras de animación o ilustración. Y a partir de ahí, durante mi carrera, la ilustración siempre estuvo presente. Poco a poco me fui dando cuenta de lo que realmente quería hacer. Y nada más salir, mi primer trabajo fue como ilustrador para los libros de la SEP. Unos años más tarde, empecé a ir a un festival llamado Pixelatl, donde conocí a un montón de gente que estaba creando proyectos originales y poco a poco empecé a desarrollar el mío.
Lee+: ¿Y cómo te fue?
Sallas: Empecé con una novela gráfica. La idea era hacer el proyecto más pequeño y bonito que pudiera, sin complicarme la vida, porque era mi primera novela gráfica, mi primer proyecto original. Era la primera vez que escribía algo, así que traté de no complicarlo. Es una novela gráfica que se llama La Canción del Lago, en blanco y negro, sin diálogos. Y resultó que gané el concurso para el que estaba haciendo la novela gráfica. Desde entonces no he parado de seguir adelante.
Lee+: Y de repente, un día, acabaste usando Moleskine.
Sallas: Sí, sí, sí. Lo cual es todo un desafío.
Lee+: ¿Cómo te involucraste con Moleskine?
Sallas: Bueno, conocía la marca desde la universidad porque es una marca legendaria; es como un ícono del diseño y la ilustración. Recuerdo que cuando salí de la uni, después de trabajar unos seis meses, ahorré y me fui de viaje a Europa, y justo antes de regresar, en una estación de tren, vi algunas Moleskine que estaban a la venta. Compré una, pero no la usé durante como tres años, porque no quería deshacerme de ella.
Lee+: Oye, y esos monstruos raros que pintas en tus cuadernos, esas notas, cuando las miras más tarde, ¿qué encuentras?
Sallas: La forma en que veo el cuaderno ha evolucionado. Antes lo veía solo como una forma de practicar y generar proyectos, pero ahora, con el tiempo y un poco de madurez, lo veo como una especie de recordatorio de lo que he vivido. Entonces, cada uno de los dibujos que aparecen en los cuadernos, aunque no sean específicamente de algo que vi, cuando los veo, me acuerdo en qué momento de mi vida estaba, más o menos cómo me sentía, por lo que estaba pasando, qué era lo que despertaba esa idea. +