
Un paseo por los jardines de la genialidad de Joëlle Jolivet

Por Rodrigo Morlesin / Bologna, Italia
Dedicada a Isabelle, quien hizo posible esta entrevista
En la pasada Feria del Libro Infantil de Bolonia, tuve el privilegio de conversar con Joëlle Jolivet, una de las ilustradoras más queridas del mundo. Con más de sesenta títulos publicados, su obra ha trascendido fronteras y géneros, combinando belleza, conocimiento y juego en cada página.
La charla ocurrió en un espacio inmejorable: la exposición Troppo di Tutto (Demasiado de todo), montada en un edificio eclesiástico del siglo XIV, donde el arte de Joëlle cobró vida entre vitrales y música barroca.
Jolivet, quien se considera más coleccionista visual que autora, nos confesó que sus historias nacen del asombro, la memoria y una mirada curiosa al mundo. Desde los diccionarios ilustrados de su infancia hasta los grabados populares que la inspiraron a experimentar con el linograbado, cada libro suyo es un viaje sensorial, un collage de influencias que encuentra su voz propia en el diálogo con autores como Jean-Luc Fromental.
“El arte, como los libros, empieza mucho antes de que lo notemos”, dice Joëlle, recordando cómo un dibujo visto a los 15 años —un esqueleto en bicicleta, homenaje a Posada— le abrió las puertas al universo visual que hoy comparte con millones de lectores.
Su obra El misterio de Huesópolis, muy popular en México, conecta con nuestra tradición del Día de Muertos y con figuras como José Guadalupe Posada, a quien Jolivet admira profundamente. “No copio”, aclara, “me alimento del arte para crear algo nuevo”.
Para Joëlle, cada libro es un experimento, un juego serio donde busca el papel, el color y el trazo perfectos para contar una historia. A veces, admite entre risas, siente que hay muchas personas dentro de ella… y quizá por eso su obra tiene tantas voces y formas.
Gracias, Joëlle, por abrirnos las puertas de tu taller invisible, y gracias a Isabelle por hacerlo posible. Esperamos verte muy pronto en México. Aquí, niñas y niños te leen con los ojos bien abiertos y el corazón lleno de dibujos.
