El Arte de los Ruidos: Las palabras importan; Entrevista con Silvio Rodríguez

Una mujer
por despecho (o por placer)
enterró en un jardín
un coco seco mojado en carmín.
luego un rival,
narcotraficando el mal,
escupía con ron
y alfilereaba un feliz corazón.
yo no sé.
-S.R.

Las palabras importan de manera sublime; tienden a trascender y a quedarse en el fondo de cualquiera, construyen historias en la vida de las personas, a pasos largos similares a un delirio reflejado de nuestro símbolo personal.

La música toma el tiempo, el aire y fuego y entra en silencio, desmoronando amores o declamando voces de felicidad; es la energía que no puedes callar, es ese algo que te sacude el alma.

Silvio Rodríguez tiene las palabras y el principal interés en describir los sucesos que acontecen en esta vida, en este espacio que, al final, con poesía y música permite que dure para siempre. Es creador de la Nueva Trova Cubana, guitarrista, dibujante, escritor y cantautor; es, además, el máximo exponente de la música surgida en Cuba a raíz de la Revolución y las experiencias de vida.

Dentro de esta detonación de ideas y pasión por componer, recoge el tiempo significativo en su discografia Días y flores (1975), Al final de este viaje (1978), Rabo de nube (1980) o Unicornio (1982); en este contexto, Silvio regresa con un arsenal de composiciones creadas entre 1967 y 1980, desde sus inicios hasta aquellos años de puntos ampliamente creativos que, salvo Óleo de mujer con sombrero, aún no habían visto la luz. Amoríos se convierte así en una comunión de armonías y texturas con claridad del amor.

Su carrera lo ha hecho acreedor a numerosas distinciones. En 1985 le fue otorgado el Premio Luigi Tenco (San Remo, Italia). Unesco lo nombró en 1997 Artista por la Paz. En 2004 recibió el Premio Nacional de Música y dos años más tarde, el Premio Latino por toda una vida, de la Academia de las Artes y las Ciencias de la Música de España. Entre 2007 y 2011 recibió el título de Honoris Causa de la Universidad Mayor de San Marcos de Lima (Perú), de la Veracruzana de Xalapa (México) y de la Nacional de Córdoba (Argentina). Silvio tiene una complicidad con las letras y la música; dejemos que nos adentre en su percepción.

 

¿Cuál fue el motivo principal de regresar a los escenarios, tras su último disco en el 2010?
En realidad hago conciertos todos los meses, en los barrios de La Habana. También hago, al menos, una gira internacional al año. Pero hacía cinco que no publicaba un disco, a pesar de no haber parado de grabar en todo este tiempo. La novedad es que al fin decidí publicar este trabajo, llamado Amoríos. Soy muy moroso para editar.

Silvio Rodríguez es un exponente de la música que surge en Cuba a raíz de la Revolución. ¿Usted cree que necesitamos una revolución actual, que nos haga despertar de nuestra conformidad?
Que usted me haga esa pregunta me hace sospechar que usted desea que así sea, o al menos que lo considera una posibilidad. Eso me resulta interesante, incluso alentador. Ya somos dos, puede que más…

¿A quién le escribe y a quién evoca su amor a las letras en este disco titulado Amoríos?
Amoríos cuenta cosas que me pasaron con personas. Pero si no canté sus nombres en aquel momento, no me parece apropiado mencionarles ahora. Lo que sí garantizo es que las cosas que cuento no son invenciones: todas tienen su basamento en realidades.

Amoríos está conformado por catorce canciones escritas originalmente entre 1967 y 1980. ¿Cuál fue el motivo de guardar durante tantos años estas canciones y cómo percibe las emociones de ese primer recuerdo de volverlas a tocar?
Tengo muchas más canciones “guardadas” así. Lo que sucede es que yo empecé a componer 10 años antes de grabar mi primer disco. Por eso en todos mis trabajos, desde el primero hasta el último, he tenido que incluir canciones de aquellas que escribí cuando todavía no tenía la posibilidad de grabar. Hay canciones de temáticas y lenguajes –tanto musicales como literarios– que son comunes a diferentes tiempos. Me parece que es el caso de las canciones que escogí para Amoríos.

¿Quiénes son tus escritores favoritos?
José Martí, Edgar Allan Poe, Gabriel García Márquez, Jack London, César Vallejo, Graham Greene, Juan Rulfo, Mika Waltari, Ray Bradbury y muchos otros.

¿Has aplicado alguna influencia literaria en tus letras a la hora de componer?
Por supuesto, el hecho de escribir canciones está muy ligado a ser lector desde temprana edad. Yo no diría que he aplicado lo que he aprendido porque, más que como crítico, siempre he leído como cómplice, pero el hacerlo así ha propiciado que toda esa lectura se recicle como un proceso natural de información-asimilación-resultado. A todo el que me pregunta cómo hacer canciones, lo primero que le recomiendo es que lea mucho. También que se interese por la plástica, el cine, la historia, y en general la cultura.

¿Quién está creando poesía y música que actualmente te guste?
Hay montones de muchachos en Cuba, algunos trovadores como Lien y Rey, y el dúo Cofradía, una cubana que vive en Argentina, llamada Yusa; también un par de orquestas desconocidas, como la de Juan Carlos, el trombón de Santa Amalia, y la de Julito Padrón; pienso también en cosas de Roberto Carcassés, de Inti Santana. Hay mucha gente valiosa hoy día, incluyendo a Claude Debussy.

¿Silvio Rodríguez qué siente antes de subirse al escenario y de qué manera fluye la energía con los músicos que lo acompañan?
Generalmente, antes de subir al escenario me pregunto quién me habrá metido en eso. Y al terminar suelo decirme que, después de todo, tampoco estuvo tan mal. Claro que el rodearme de tan buenos musicos contribuye mucho a la última impresión.

¿De qué manera podemos sensibilizar a las nuevas generaciones artísticas, cuando tenemos circunstancias bastante conflictivas en el mundo?
Es de esperar que los verdaderos artistas sean personas sensibles. Aunque a veces es difícil que se comprometan a ser totalmente sinceros. Hay muchas cuestiones, sobre todo de seguridad económica, que conspiran contra que algunos artistas expresen lo que realmente sienten y piensan. A veces influyen sugerencias de los productores o managers, y otras veces ocurren verdaderas presiones y hasta chantajes del sistema. Yo creo que la actitud siempre va a quedar a merced de la conciencia y de la valentía de cada persona.

¿Cuál es la naturaleza y la parte enigmática de Silvio Rodríguez?
Mi naturaleza es mi procedencia planetaria, y mi misterio es ser hijo de Dagoberto y Argelia.

Gracias, Revista Lee+ de Librerías Gandhi

Por Ulysses Avath