Pasado Presente: entrevista con Annie Ernaux

Pasado Presente: entrevista con Annie Ernaux
10 de marzo de 2020
Herles Velasco

En Memoria de chica (Cabaret Voltaire), Annie Ernaux revela el despertar sexual y muestra las huellas de la violencia y la sumisión inesperada. Ella describe, al mismo tiempo, una realidad de la feminidad contemporánea que trasciende el tiempo y el lugar en el que ocurre su novela: Francia a finales de los 50.

¿Cómo te marcaron las experiencias que se cuentan en Memoria de chica: el despertar sexual, la violencia, la sumisión?

“Hoy veo cómo mi escritura nació a partir de ese despertar, que ocurrió cuando tenía 22 años. En ese momento escribí un libro y se lo envié a los editores, no lo aceptaron. En parte, esto ocurrió porque tenía demasiadas cosas que decir y no encontraba la manera de hacerlo. Lo más importante es que había creado un texto y decidí que tenía que seguir escribiendo. 40 años después, y 20 libros más tarde, cuando retomé ese momento de mi vida, nació Memoria de chica”.

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¿Qué situación o elemento habría marcado una diferencia para evitar la sumisión que viviste y que describes en tu novela?

“Cuando se habla de sumisión al orden masculino entran tantos factores que es muy difícil encontrar cuál es el que podría permitir liberarse de ella. Lo que a mí me sirvió de apoyo fue la literatura, específicamente la lectura de Simone de Beauvoir que me permitió construirme y salir de esa experiencia desdichada para seguir adelante”.

¿Hay poca literatura que toca el despertar sexual femenino?

“Me parece que cada vez hay más mujeres que escriben sobre sus experiencias. El problema no es que no se escriba, el problema es que no se habla de estos libros. Mi libro es un texto autobiográfico, no hay ficción, sino una búsqueda de lo que sucedió. La principal diferencia entre las mujeres de aquel momento y las de hoy, es ya no se enfrentan los miedos de la misma manera; pero no ha logrado borrar sus terribles semejanzas, por eso surgen movimientos como el #metoo”.

Mencionas al movimiento #metoo que hizo mucho ruido en Estados Unidos y en el mundo; en Francia algunas personalidades tomaron una posición más laxa, ¿Qué piensas de estos hechos?

“Esas mujeres —que vienen del mundo del espectáculo y que gozan de ciertos privilegios— lo que hacen es sumarse al campo de quien domina, en vez de solidarizarse con las mujeres ordinarias que toman el metro y sufren acosos. Es la postura de quienes tuvieron mayores posibilidades; la libertad se gana, pero ellas tienen todo más fácil”.

¿Podríamos decir que eres una autora feminista?

“Me considero una mujer que escribe y tiene una visión del mundo que deriva de mi lugar en el mundo; es decir, el haber padecido ciertas dominaciones. Cuando empecé a escribir lo hice a partir de las especificaciones que me hacían mujer. Por otro lado está el hecho de que, después de haber comprobado estas situaciones de dominio, tuve el deseo de reivindicar la igualdad que sigue ausente. Todo esto significa que soy feminista; pero decir que soy una autora feminista constituye para mi crear un coto en la literatura, una literatura aparte, que rechazo absolutamente”.

Utilizas frecuentemente la palabra vergüenza para describir las sensaciones de tu protagonista, ¿se puede sentir vergüenza de estar “locamente enamorada”?

“Se puede estar avergonzada de estar locamente enamorada de alguien; pero esto es un poco ambiguo, porque es una circunstancia en la que uno está por encima de las cosas. Da vergüenza, porque esa felicidad no se puede compartir con los demás, y sabemos que —en fondo— es una especie de locura”.

Dices en Memoria de chica: “Soy un ser literario que vive las cosas como un día debieran escribirse” ¿Cómo es este vivir?

“En varias ocasiones he sentido que la escritura te pone aparte. Es un poco como dar un paso atrás y mirar en vez de vivir, es como vivir en dos planos. Por ejemplo, estamos aquí, en el plano de la vida, y también estamos en el de la escritura. Podría decir exactamente lo mismo de todo lo que me ocurre y todo lo que vivo”.+