De-Mente: "Ser la mejor historia, con el mejor reflejo"

Provenimos de una fuente de amor y bienestar; cuando nos desconectamos de ésta, le damos poder al ego, a lo material, a lo conocido y, en ocasiones, al miedo. Cuando confiamos y no nos resistimos es cuando recobramos el poder de esa fuente inagotable, es cuando podemos manifestar nuestros deseos, propiciamos nuestro bienestar, accediendo al GPS espiritual que nos guía hacia lo mejor en todo momento. Cuando fluimos, dejamos de juzgar y de preguntar cuándo, cómo y dónde se manifestarán esos deseos.

Algo que me gusta mucho de todas las enseñanzas espirituales es que todo se concentra en palabras, ideas, conceptos, y en gran media en historias. ¿Qué historia recuerdas de tu vida? ¿Y cuál quieres creer para crear? Por ejemplo, hablaba con un maestro budista, un Rimpoché llamado Tulku Dawa, un gran amigo proveniente de Bhutan, quien me decía después de una ceremonia (puya) que todos los perros son puro amor. Que ellos se relatan la versión más amable e inocente de la vida. Observábamos a mi perrita, un Viejo Pastor inglés llamado “Roxy” o “Punky”, según sea la ocasión le cambio el nombre porque soy géminis y no me decido, que al parecer fue maltratada desde cachorra. Cuando me encontró en la calle hace cinco años, yo no sabía su historia, pero me percaté que sufrió mucho porque a sus siete meses nunca había recibido un baño, no me dejaba abrazarla y cuando alzaba la mano temblaba fácilmente. Dice Tulku, “ellos, aunque recuerdan, viven en su presente, ellos te dan lo mejor, te dan amor, son muy agradecidos, no juzgan, son alegres, juguetones, sólo quieren compartir contigo. Esperan lo mejor de ti, no conciben que venga lo contrario, aunque obvio tienen miedo, pero fácilmente sin su ego programado se les puede reprogramar.”

Efectivamente, ella ha sido mi maestra porque a pesar del extremo maltrato que sufrió, gracias al cariño de varias personas y en especial de mi mamá, quien la fue rehabilitando, vi cómo ella volvió a confiar y se volvió la perrita más linda, alegre, amorosa que he conocido. Es famosa en los parques a los que vamos y es muy querida por varios. Roxy hace jugar a los perritos que ya no juegan, hace sonreír a los niños que por primera vez conocen un perro o quienes tenían miedo de tocar a uno. Rehabilitó a una persona que no podía ni acercarse a ningún animal, hizo que otras adoptaran a otras mascotas. Mejoró mi relación con mi mamá y, mejor aún, rehabilitó mi corazón, ayudándome a confiar de nuevo en la gente, olvidando y perdonando a la que alguna vez me lastimó. Ella me mantiene en el presente pensando que me merezco lo mejor, que no juzgue, que desee y dé lo mejor. Sobre todo a gozar porque sólo tenemos este momento. Y más allá de pura buena onda también es muy clara cuando algo le incomoda o no le gusta, se da la vuelta sin pensarlo. Es bueno tener eso consciente, irse de donde no quieres estar.

Cuando la veo pienso en dar lo mejor y ser agradecida. No siempre lo consigo pero lo intento. Cuando le damos de comer, te espera a que te sientes cerca para comer contigo, si no te ve comiendo ella no empieza. Cuando termina te avisa y te lame. Y mejor aún, en la oficina a todos nos da terapia, nos saluda y relaja, uno a uno, todos los días entra con su hermosa energía.

Punky también significa mucho en mi vida porque la pedí al Universo desde que era niña, veía el perro de Daniel el Travieso y del príncipe Erick de La Sirenita. Esto me lleva a un tema “De mente”. Si quería desde niña a ese perro, ¿por qué llegó hasta que cumplí treinta años? Mi teoría es que como era algo grande, algo muy especial, de alguna manera lo bloqueaba, era como demasiado bueno para ser verdad y no creía que me lo merecía. Según Esther y Jerry Hicks, en su libro Pide y se te dará (Urano), hay que aprender a manifestar los deseos y encontrar los bloqueos. Retomando la idea inicial, todo está disponible para nosotros si estamos “en la zona” donde todo es perfecto, pero nuestra alma y mente guardan bloqueos, quizá por algún maltrato, que nos inserta mentiras de lo que creemos poder tener o no. Espero que cuando me encuentre con más deseos bien manifestados, puedan estos decirme, “ya crees merecer lo mejor, Punky sacó tu mejor versión”.

Hace unos años entrevisté a Gotham Chopra, hijo del escritor, Deepak Chopra, porque escribió con su padre un libro sobre las enseñanzas que nos dan las mascotas: Paseos de sabiduría. Tres generaciones, dos perros y la búsqueda de la felicidad (Diana). Gotham relata cómo es que su perrita Cleo ha logrado convertirse en la verdadera gurú del hogar, les ha enseñado a él y a su familia un nuevo sentido de la espiritualidad y a quien menos se lo imaginaba: su propio padre. A través de largas caminatas con Cleo, su hijo Krishu y su padre Deepak, las enseñanzas de la perrita toman forma. El libro relata de manera amena y divertida diferentes momentos compartidos entre ellos; la esperada hora del juego, y cómo el lanzar la pelota constituye un acto espiritual que muchos deberían intentar: “La conducta lúdica en todos los animales, especialmente los perros, es una señal de bienestar. No hay miedo, enojo o tristeza en un estado de juego”. La sabiduría compartida en este libro demuestra que los humanos seguimos aprendiendo de nuestra naturaleza y que tenemos mucho que crecer si ponemos un poco más de atención a esos guardianes de nuestro bienestar.

Contamos con lo necesario para aprender, la vida nos nutre de maestros. Si no tienes una mascota, adoptar es algo hermoso, es enriquecer tu vida con la más profunda compasión. Nos vienen a entrenar y a sacar nuestra mejor versión. Ojalá seamos tan afortunados para que en algún momento reflejemos lo mejor de ellos.

Por: Yara Sánchez de la Barquera Vidal

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