¿Qué más da si la pelota se mancha?

¿Qué más da si la pelota se mancha?

28 de diciembre de 2020

Carlos Bortoni

1.

Tengo la coordinación de un borracho tirado en la banqueta. Es por ello que me tomó casi 20 años entender el futbol… superar el resentimiento de no sólo carecer de talento… sino de no poder patear el balón en la dirección que pretendo… y disfrutar de un partido.

2.

El 25 de noviembre de 2020 murió Maradona… talento futbolístico hecho persona. El talento es una manifestación de lo divino y sus opuestos… de ahí que sin importar lo que haga o deje de hacer el sujeto talentoso… resulte imposible mancharlo. Restarle merito al “Gol del Siglo” porque Diego saliera de modo escandaloso del Barcelona… porque consumía drogas… o por disparar con un rifle de aire comprimido en contra de los medios de comunicación que lo acosaban… como si todo ello o cualquier otro de los desafortunados eventos de la biografía de Maradona… anulara a los cinco ingleses que… a lo largo de 60 metros y diez segundos de conducir el balón… dejó tirados en el césped… equivale a decir que la obra entera de Neruda pierde valor ante el hecho de que ―en el contexto de la Guerra Civil Española―el poeta chileno abandonara a su hija hidrocefálica.

3.

Quien posee algún talento lo disfruta en la misma medida que vive resignado ante el inaplazable ―y desconocido― momento en el que el talento se extinga. De ahí la carga que conlleva todo talento… la profecía implícita de la deidad caída.

4.

Creer en el adagio empresarial que reza que lo que no se mide no se pueda mejorar… es falaz porque sugiere que todo debe ser mejorado y ―en consecuencia― administrado.

5.

Maradona renegando de su adicción… imaginando el jugador que pudo haber sido de no haber caído en las drogas… es el talento postrado ante la psicología industrial y la infame lógica neoliberal del crecimiento infinito.

6.

No hay forma de administrar el talento… se trata de una experiencia estética ante la cual no queda más que rendirse y disfrutar. Sin importar cómo se manifieste… si es en un mural… un baile… el modo en que alguien limpia ventanas… la música… o la forma en que un sujeto trata al balón.

7.

Dar rienda suelta al talento es dar rienda suelta a lo decadente. El talento no puede contenerse o ser dosificado… se desborda y sale de control hasta que se agota en sí mismo y deja vacío al individuo que lo ostentaba como propio.

8.

En 1893 la idea de que los trabajadores podían ser vistos como ‘activos’ del capital se introdujo en el imaginario empresarial. Desde entonces ha ido creciendo… tomando fuerza en la década de 1950… hasta consolidarse como la profesión de personas dedicadas a los recursos humanos y la gestión del talento. Teniendo por objetivo principal el de garantizar que las organizaciones obtengan un retorno de inversión suficiente por el hecho de contratar mano de obra dedicada al enriquecimiento de quienes los contratan.

9.

El talento es caótico… aleatorio y esporádico… por ello hay quienes intentan regularlo ―cuando no suprimirlo―. Porque en nombre del orden establecido… la pequeñez resulta preferible ante un solo individuo cuyo talento amenace con arrasarlo todo. +


Carlos Bortoni (México, 1979), estudió en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En 2007 fundó la ahora desaparecida Editorial Nula y en 2013 el Sindicato de Escritores Independientes (S.E.I.). Parte de su obra ha sido traducida al inglés e italiano. Cuenta con cuatro libros de narrativa publicados: Perro viejo y cansado (Nitro/Press, 2014), Tormentas en vasos de agua (Abismos, 2015) y Dar las gracias no es suficiente (Nitro/Press, 2019).