Este 27 de septiembre se inaugurará, en el Museo Nacional de Arte (Munal), la exposición Saturnino Herrán y otros modernistas, organizada como homenaje nacional para Herrán (1887-1918) con motivo de su centenario luctuoso. Las obras reunidas para esta ocasión no sólo facilitarán una aproximación a la muy relevante producción del artista aguascalentense −tan colmada de aportes al desarrollo de la cultura artística mexicana−, sino además a la obra de quienes, como él, contribuyeron a desmarcar el arte del férreo control academicista que privaba en la época (finales del siglo XIX y principios del XX) en la que obtuvieron su formación profesional y eligieron las constantes estilísticas que caracterizarían su quehacer. Dentro de estas, destaca la actitud con la que crearon las condiciones necesarias para el ulterior surgimiento de las vanguardias históricas de la primera mitad del siglo XX: nuestro estridentismo y nuestros nacionalismos, por ejemplo, a los que se afiliaron varios de quienes, con Herrán, esta vez serán expositores.
Además de piezas del homenajeado, se exhibirán obras de contemporáneos suyos como David Alfaro Siqueiros, Antonio Fabrés, Alberto Garduño, Germán Gedovius (quien fuera profesor de Herrán), Roberto Montenegro, Gerardo Murillo “Dr. Atl”, Alfredo Ramos Martínez, Diego Rivera, Julio Ruelas, Francisco de la Torre y Ángel Zárraga. Entre los meses de abril y julio de este mismo año, Saturnino Herrán y otros modernistas fue presentada en el Museo de Aguascalientes, institución en la que gracias a la visionaria iniciativa del promotor cultural y literato Víctor Sandoval, desde la década de los 80 del siglo pasado se resguarda y promueve la obra de Herrán.
De las aportaciones que hiciera Saturnino Herrán al desarrollo cultural cabe mencionar por ahora unas cuantas, mismas que resultan enfatizadas en la exposición que se presentará en el Munal. La primera, la que le permitió cimentar su estilo individual, tiene que ver con que, ante los léxicos de avanzada con los que entró en contacto (vertientes simbolistas y modernistas originarias de Europa), él mantuvo una postura no sumisa y optó por adaptar tales lenguajes tanto a su práctica individual como al contexto nacional. Fue así como, más que trabajar en pro de un modernismo a la mexicana, consiguió un léxico propio, relacionado con los modernismos que, en su momento, fueron opciones emergentes y del todo renovadoras en el contexto artístico occidental. Con esta postura libertaria coincidieron la mayoría de los autores exhibidos en esta ocasión.
Otro aporte mayúsculo del autor para el desarrollo de la cultura artística (y no sólo para la mexicana) fue el haber participado con intensidad en la construcción de un nacionalismo no separatista, previo a los nacionalismos de las vanguardias (los cuales oficialmente comenzaron en 1920), en los que sí se advierten intenciones no integradoras frente a las realidades de los demás países de nuestra América y de los del resto del mundo. Nacionalismos que tuvieron un papel hegemónico, al menos en este continente, durante un lapso nada breve. Con esta actitud pionera coinciden asimismo muchos de los expositores seleccionados para exhibir en el Munal con Saturnino Herrán.
Una aportación más consiste en su convicción respecto a que, como todas las personas que se consideren profesionales en sus áreas, los artistas deben contar con información especializada y actualizada acerca de su quehacer, así como han de estar familiarizados con las ideas de avanzada de su tiempo.
Herrán formó parte del Ateneo de la Juventud (1909-1914), organismo independiente que estuvo integrado por intelectuales y artistas de diversas áreas (plástica, música, literatura), quienes consiguieron proscribir las ideas positivistas (de Auguste Comte, John Stuart Mill y Herbert Spencer, básicamente) que en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Universidad Nacional de México eran hegemónicas. Y es que, quienes fueron ateneístas, comprendieron muy a tiempo que las ideas artísticas están relacionadas con el resto del ideario de cada época y lugar.
Además, Saturnino Herrán fue asiduo lector de publicaciones periódicas relativas a las artes y al pensamiento (como Savia Moderna y The International Studio), lo cual lo llevó a ser un artista poseedor de una amplia cultura. Otro aporte indiscutible de Herrán fue su relación con los concursos artísticos. Una de las funciones primordiales de esta índole de certámenes es la de facilitar el ingreso de artistas noveles al sistema cultural (local, nacional, de una región o global) de su momento. Otra más es la de legitimar los lenguajes incipientes que cultivan, precisamente, quienes son artistas noveles. Al respecto cabe resaltar que Herrán mantuvo una saludable e inédita postura del todo propositiva ante los concursos.
Saturnino Herrán y otros modernistas impulsará el necesario acercamiento a una época del arte mexicano que, pese a haber sido muy prolífica, sólo recientemente ha sido atendida en nuestras instituciones museísticas: la de finales del siglo XIX y principios del XX (la del arte fin-de-siglo, como prefiero denominarla), amén de recalcar la relevancia de las cuantiosas aportaciones de Herrán al desarrollo de nuestra cultura artística.
Este texto fue escrito por Carlos-Blas Galindo y publicado originalmente en el número 112 de Revista Lee+. Pueden leerlo en su versión digital dando clic aquí o en su versión física, disponible en todas las Librerías Gandhi del país.