El tono prohibido que conjuró Black Sabbath, a 50 años de su debut

El tono prohibido que conjuró Black Sabbath, a 50 años de su debut
19 de febrero de 2020
Gilberto Díaz

Birmingham, 1968. Tony había decidido regresar con su banda The Polka Tulk Blues Band, tras un breve periodo como guitarrista en una extraña banda de escoceses que vestían como pordioseros y su vocalista posaba en una pierna mientras tocaba su flauta –Jethro Tull-; solamente tuvo una presentación con ellos, para un programa de Televisión donde casualmente estuvieron John Lennon, Eric Clapton y los Rolling Stones, pero Tony simplemente pensó “ese estilo no es para mí”.

Años antes, Tony alternaba sus prácticas de guitarra con su trabajo en una fábrica que procesaba láminas de metal, ya que “eso es lo que puedes hacer para ganarte la vida en una ciudad industrial, eso o intentar dedicarte al fútbol”; él hacía los cortes entre el ruido de esas láminas pesadas cayendo y siendo golpeadas unas con otras, pero un día, su último día de trabajo en esa fábrica, una distracción le haría perder la punta de los dedos de su mano derecha.

El accidente en sus dedos no le impediría seguir tocando. Ante la depresión, su antiguo jefe de la fábrica le puso un disco de un guitarrista de jazz, Django Reinhardt decía en la portada; aquel gerente de la fábrica le explicó la discapacidad de ese tal Django, que tenía la habilidad de tocar magistralmente la guitarra con tan solo dos dedos en una mano, y eso fue suficiente estímulo para que Tony pudiera retomar sus seis cuerdas.

Otro muchacho de Birmingham, con fama de orate, -de esos que suelen sacar a pasear sus zapatos mientras caminan descalzos-, estaba en busca de una banda donde pudiera cantar, su última banda lo había corrido por no soportar sus excentricidades, entonces es cuando publica el famoso “Ozzy-zig busca toquín, tiene ampli”, anuncio que Tony vio por curiosidad, sentenciando una unión que acabaría por romper de tajo la era del flower power y el peace and love.

Londres, 1969. La banda conformada por Tony, Ozzy, el bajista Geezer y el baterista Bill se encontraba ensayando las composiciones de su nuevo álbum, para entonces habían cambiado su nombre, dejaron de ser The Polka Tulk Blues Band para usar el fallido nombre de Earth, porque otra banda -la que tiempo después sería Queen– también lo usaba; una noche, frente a su cuarto de ensayo, la marquesina de un cine anunciaba una película italiana de terror protagonizada por Boris Karloff, que estaba causando conmoción y largas filas en el cine, el nombre estaba decidido, de ahora en adelante serían Black Sabbath.

Ozzy ante el cambio de nombre, fue a ver el filme con Geezer, desde entonces las letras de las canciones de la banda contuvieron ese espíritu obscuro y mórbido, así mismo, de la misma fuente nacía la canción que daría titulo a su primer álbum, inspirada por las historias de terror ocultista de Dennis Wheatley; ‘Black Sabbath’ -la canción homónima- tomaba forma, pero el último componente se lo añadiría Tony, con el estilo de interpretación que desarrolló tras su accidente, quien para tocar se colocaba unas tapas de caucho en cada dedo, y al no poder percibir la sensibilidad suficiente, debía ejercer mayor presión en las cuerdas, creando un sonido mas muscular, crudo y áspero.

El bajo de Geezer proporcionaba densidad en el ambiente, como la de un coche en un camino de terracería atascado en el lodo en medio de la lluvia, la batería precisa como jazzista pero agresiva como martillo industrial, retumbaba a causa que Bill, el baterista usaba las baquetas a la inversa, golpeando los tambores por la parte mas gruesa de estas, y la guitarra de Tony añadía una estridencia que acompañaba los lamentos de la aguda voz de Ozzy, que lo acercaba a esos sonidos tétricos que erizan la piel; en un momento Geezer improvisó un fragmento de Marte de Gustav Holst, obligando a Tony a distorsionar su sonido en tres tonos que marcarían el destino de la banda.

Tony ejecutó -al parecer, sin darse cuenta- uno de los sonidos prohibidos en la creación de música desde la era medieval, considerado como una disonancia siniestra, obscura y satánica, por algo le decían “el sonido del diablo”, en ese preciso momento terminó de nacer Black Sabbath, en ese preciso momento la leyenda del metal nacía, sin noción de los alcances e influencia que este nuevo género dentro del rock llegaría a tener.

En una misma sesión del 16 de octubre de 1969, se grabaron los siete temas que dieron forma al primer álbum de Black Sabbath, con un sonido estridente que terminaría por darle la última puñalada a la era de los hippies, para adentrarnos en el frenesí musical y cultural que serían los años 70. El álbum titulado simplemente ‘Black Sabbath’, vería la luz en febrero de 1970, con esa portada lúgubre y victoriana de una dama de negro, sosteniendo misteriosamente un “algo” que no terminamos por distinguir, pero que sellaría el nombre de la banda en el panteón de la mejor música inventada en la segunda mitad del siglo xx.+