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Retrofuturo biológico: EL PLANETA DE LOS SIMIOS

Imaginen una pesadilla. La humanidad avanza lo suficiente para enviar una tripulación con los mejores elementos posibles hacia el infinito y poder conocer qué es lo que existe más allá de la última luz. Sueñen que imaginan un viaje en el que esos ejemplares humanos llegan al lugar en el que siempre han estado pero que nunca habían visto. Es la serpiente que se muerde la cola y por eso la propuesta de El planeta de los simios es tan ruda y tan obvia, especialmente si vemos y nos damos cuenta que la película se estrena en un año fundamental en la pelea por los derechos humanos en los Estados Unidos: 1968.

Franklin J. Schaffner -el director- al contar con los cimientos del guión de Michael Wilson y Rod Serlin (basados a su vez en la novela de Pierre Boulle), y los soportes de un reparto que nunca temió ocultar el rostro (Roddy McDowall, Kim Hunter, Maurice Evans y un Charlton Heston sin máscara), se sintió seguro para elaborar una película que al contrario de lo que muchos recuerdan es densa, calurosa, sedienta, con mucha menos acción de la que hoy permiten o exigen los grandes estudios. Es ahí donde encontramos una curiosidad más de El planeta de los simios. Es ante todo una película encargada por los grandes estudios.

Efectivamente, existe una aventura interestelar, un viaje que salta de lo imaginativo a la pesadilla y que juega con la ciencia ficción, en la que el tiempo pierde todo sentido y el espacio no es una masa negra que hay que explorar sino un planeta entero que se debe compartir.

Ahí entra el discurso a favor de los derechos humanos oculto, en esta aventura en la que unos astronautas deben sobrevivir un mundo regido por simios y en donde los humanos juegan el papel de esclavos y juguetes. Al invertir el papel del hombre racional, positivo, dominante, rector de la cultura occidental para convertirlo en objeto de estudio de parte de seres a los que considera animales estúpidos y por supuesto inferiores, su sistema se invierte y sus armas intelectuales y tecnológicas se desmantelan ante un engranaje que hace que estos hombres se vean en un espejo que les cuenta del futuro llevándolos al pasado. ¿Quién queda arriba y quién queda abajo? Retrofuturismo biológico, diría yo, pensando en términos evolucionistas. Pero es también un juguete voraz de la ciencia ficción más sutil pero no por ello menos punzante.

Hoy la película se escucha mucho mejor y se ve espectacular debido a labores de restauración que nos la entregan en Blu-ray y devedé con un poder que solamente pudo experimentarse, quizá, en su año de estreno, con pantallas gigantescas y colores más intensos.

Por otro lado y para rematar, el trabajo de guión es quizá una de las mejores y más sutiles adaptaciones que de la literatura se han hecho al cine y, sin embargo, siempre que se habla del tema este trabajo es ignorado. Así de poderosa es la propuesta visual y temática.

Por: Erick Estrada www.cinegarage.com

Imagen: Foto detras de camaras de El planeta de los simios de Franklin J. Schaffner.
Imagen 2: Portada del DVD de El planeta de los simios.
Imagen 3-4: Carteles promocionales de la pelicula El planeta de los simios.
Mascultura 25-Mayo-12