Con lealtad al Centauro
Gracias a historiadores como Friedrich Katz —cuya biografía de "Pancho Villa" fue todo un acontecimiento editorial debido a que abordó por primera vez y de manera exhaustiva la influencia del villismo como ideología y movimiento social—, a testigos presenciales que luego se convirtieron en magníficos cronistas como Juan B. Vargas ("A sangre y fuego con Pancho Villa") o a novelistas como Martín Luis Guzmán ("Memorias de Pancho Villa"), Rafael F. Muñoz ("¡Vámonos con Pancho Villa!") o, más recientemente, Paco Ignacio Taibo II ("Pancho Villa. Una biografía narrativa"), la figura del “Centauro del Norte” se ha convertido en una de las más fascinantes de nuestra historia. Lo mismo suscita estudios críticos de gran profundidad o minuciosos artículos académicos que leyendas, cuentos, chismes y especulaciones que han utilizado o ignorado la verdad histórica para instalarse en el fecundo espacio del arte. En más de una ocasión Villa se ha convertido en el pretexto perfecto para fabular o inventarse toda clase de sucesos, no necesariamente protagonizados por él, pero en los que aparece como un personaje tangencial o una suerte de motor invisible alrededor del cual giran muchas otras cosas. En el ámbito cinematográfico, por ejemplo, podríamos destacar "Chicogrande" de Felipe Cazals, en donde se relatan las peripecias de un simpatizante villista en busca de ayuda médica para el caudillo duranguense, gravemente herido después de invadir Columbus y refugiado en la sierra de Chihuahua.
Asimismo, en "La cabeza de Villa" Pedro Salmerón nos cuenta la historia de Lorenzo Ávalos Puente, un general de la División del Norte en retiro que, tras enterarse de que la tumba del Jefe ha sido profanada y robada su cabeza, decide buscar a los responsables de tan ominosa afrenta para honrar la memoria de todas aquellas personas que alguna vez lucharon junto al Centauro por la libertad y la justicia. Sumergido en una vida familiar mediocre y llena de responsabilidades, muy parecida a la de los ricos hacendados contra los que peleó, Ávalos intentará salir de su inactividad entregándose a una aventura incierta, de límites desconocidos, con enemigos siempre ocultos que le harán pisar tierras ignotas y relacionarse con un puñado de comunistas igualmente comprometidos con los que menos tienen.
"La cabeza de Villa" es, ante todo, una novela sobre el carácter incandescente de la rebeldía y sobre la fuerza de los ideales revolucionarios. Una novela sobre dos formas de vida, la de los conformes y la de los disconformes, que no sólo se contraponen sino que buscan aniquilarse. El robo de la cabeza del Centauro le permitirá a Ávalos entablar una serie de indagaciones que, a la postre, le ayudarán a inclinar la balanza nuevamente hacia el lado de la resistencia. De hecho, sus recurrentes visitas a prostíbulos y lupanares pueden ser vistas como recargas de adrenalina útiles para seguir adelante con su misión y acabar con el hastío que invade su existencia.
Vale la pena leer esta primera novela de Pedro Salmerón, historiador de oficio, pues nos permite acceder a la mentalidad de aquellos hombres y mujeres que, al igual que el general Lorenzo Ávalos, decidieron luchar contra los demonios de la iniquidad, el valemadrismo y la indolencia y, de paso, buscar la cabeza de Villa, la cabeza del Centauro, para encontrar la suya.
Por: Lobsang Castañeda
Imagen:Portada del libro "La cabeza de Villa", de Pedro Salmerón.
Mascultura 17-May-13