Select Page

Una víctima de la Liga Comunista 23 de septiembre en la nueva novela de María de Alva

Una víctima de la Liga Comunista 23 de septiembre en la nueva novela de María de Alva

Elik G. Troconis

Ya está en librerías Todo lo que no sabemos y nosotros no podíamos perder la oportunidad de entrevistar a su autora para conocer todos los detalles.

 

María de Alva, cuéntanos sobre este nuevo libro.

Es una novela que trata sobre la pérdida de un padre que muere asesinado, pero está narrado de una forma diferente a lo usual, porque los hijos de la víctima son quienes están tratando de entender lo que está pasando, porque los adultos no les dan toda la información. Por otro lado, hay una parte de la novela que está escrita como thriller policiaco, porque hay un detective que está haciendo toda la investigación, y es un caso político, dado que este señor muere víctima de la Liga Comunista 23 de septiembre, que era un grupo guerrillero que operaba en el país, especialmente aquí en Guadalajara (donde también hubo un asesinato de Fernando Aranguren), en Monterrey y en la Ciudad de México. Y hay otra narradora que es una de las hijas del hombre asesinado y que, desde el presente, se está enfrentando a un diagnóstico de cáncer. Esta mujer, ya en edad adulta, confrontada por su propia mortalidad, empieza a recordar la vida del padre.

Desde la contraportada del libro se menciona la “urgente necesidad de nombrar”. ¿Qué crees que cambia cuando nuestra historia, sobre todo la más dolorosa, se pone en palabras?

Mira, creo que es muy importante hablar de esta época en México porque se ha hecho poco. Muchos, sobre todo los jóvenes, ubican muy bien el 68, pero no saben nada de lo que pasó en los 70, donde hubo todos estos enfrentamientos y grupos guerrilleros que implosionaron en el país, y eso es lo que verdaderamente hace que en los 80 se formen nuevos partidos políticos y empecemos a democratizar el país. Y, por otra parte, está la vida privada. Me gusta repetir la frase de Balzac que dice que la novela es la historia privada de las naciones, lo que no ocurrió, pero sí sucedió. Y entonces, pensándolo de esa manera, vemos cómo la vida pública con este asesinato incide en la vida de los niños, en las familias de clase media en Monterrey, y cómo se enfrentan ellos a una pérdida por asesinato. Es muy complicado lidiar con ese duelo.

Dentro del texto, encontramos personajes como Eugenio Garza Sada y la Liga Comunista del 23 de septiembre. ¿Qué te llevó a elegir este contexto para tu historia?

Bueno, hay un hecho de realidad en nuestra familia. Tenemos un tío que fue asesinado de esa forma. Aunque la novela está ficcionalizada, está basada en ese caso. Y todo lo que conllevó para nuestra familia lidiar con eso, sobre todo, claro, para mis primos y mi tía. Yo lo observaba más desde afuera. Aunque éramos muy pequeños, nos dábamos cuenta de que era algo súper impactante. Este caso, al contrario del de Fernando Aranguren en Guadalajara, o el de Garza Sada, está documentado solo en la prensa. El expediente policial se perdió. No se investigó. Y en el país de injusticia, nunca se resolvió el caso. Nunca.

¿Cuál fue la voz más difícil de construir para ti dentro de la novela?

Me pareció importante que los niños hablaran, porque muchas veces nadie los escucha. Pero también fueron víctimas de la situación y tienen derecho a expresar lo que ellos están sintiendo. Creo que mucho de lo que rodea a un asesinato en una familia, o al menos esa fue mi experiencia, es el silencio y el secreto. Cómo una muerte tan violenta despierta tantas suspicacias y chismes, y, no sé, morbosidad. Se esconde mucho y no se habla abiertamente de lo que sucedió. El secreto, el silencio, quizás hasta de la vergüenza.

Y finalmente, María, ¿qué es lo que más te emociona de la FIL?

Lo más esperanzador de la FIL siempre es ver a la gran cantidad de gente haciendo fila con autores, comprando libros… ¿Por qué? Porque te da la esperanza de la viveza del libro. Es maravilloso todo el cartel de presentaciones que tenemos; sin embargo, yo me quedo, sobre todo, con la esperanza de que la gente lee, de que la gente compra libros, de que, a pesar de la tecnología, y de que dicen que las redes te distraen, la gente sí lee. Y eso, para mí, es lo más esperanzador.