Infancia como destino en la danza y en la vida: un acercamiento al trabajo de Oona Doherty en la 53° edición del Festival Internacional Cervantino

Infancia como destino en la danza y en la vida: un acercamiento al trabajo de Oona Doherty en la 53° edición del Festival Internacional Cervantino

Por Carlos Torres Tinajero

En el marco de la 53° edición del Festival Internacional Cervantino (FIC), celebrado del 10 al 26 de octubre de 2025 en Guanajuato, en la que los invitados de honor fueron Reino Unido y Veracruz, se presentó el espectáculo de danza danés “Hard to be soft-A Belfast Prayer” de Oona Doherty (Londres, 1986), coreógrafa irlandesa radicada en Belfast, Irlanda del Norte. El acto se desarrolló en el Auditorio del Estado con gran expectación por parte de los asistentes gracias a los alcances estéticos de la propuesta. Ese recinto es un foro con manifestaciones cervantinas de la más alta calidad por la vanguardia de su arquitectura, un espacio a puertas cerradas con la mayor amplitud del Festival, donde se puso en evidencia la importancia de la mente y del trabajo creativo de Doherty con cada movimiento corporal, mostrando la dureza y la impenetrabilidad; pero al mismo tiempo la fragilidad y la vulnerabilidad de la vida, quizá porque ambas se complementan inequívocamente en el día a día de las personas.

De manera natural a través del diálogo entre el ejecutante y la sonoridad con el cual se representa el trabajo de Doherty se hace énfasis en la lucha de contrarios con base en una ideología y en un contexto temporal preciso. Una de las peculiaridades en la creación artística de Doherty, parte de su propuesta ética para compartir con el público asistente, consiste en resaltar conflictos humanos de gran calado, como las diferencias sociales con sus irremediables desencuentros en el mundo. El objetivo a lo largo de este acto de danza consiste en matizarlos a través del esfuerzo en la expresión física, siempre tomando en cuenta las emociones de los participantes, porque el objetivo es conmover y emocionar a los espectadores.

Al seguir la frase atribuida al padre del sicoanálisis, el neurólogo austriaco Sigmund Freud (1856-1939), “infancia es destino”, Doherty rememora la suya con una perspectiva de ensoñación y con un aliento personal en sus fragmentos coreográficos llenos de música y de sentido emocional, intimista y humano. El movimiento corporal es un regreso simbólico a sus días infantiles  en Belfast, Irlanda, hacia finales de los ochenta y principios de los noventa del siglo xx con una proclividad memoriosa de tintes sensibles para evocar experiencias afectivas y para despertar el interés de las personas, resultado de los elementos plásticos y kinésicos de carácter universal, histórico y filosófico presentes en la obra. Además de la evocación entrañable de los primeros años de vida de Doherty, la composición escénica se define por la convergencia de dos fuerzas opuestas, tales como la potencia y la delicadeza en la expresividad del cuerpo sobre el escenario, una muestra de su escencia y de los factores rítmicos antitéticos en la representación.

Quizá para darle la relevancia sustantiva a esa confluencia en la creación dancística de Doherty sea fructífero recordar la conjunción de opuestos en el pensamiento del filósofo presocrático Heráclito de Éfeso (535 a.C-480 a.C), a través de la cual se entabla una pugna dispar para llegar a la noción de ‘unidad’. Si se hace un esfuerzo continuar una línea importante en los argumentos de Heráclito en la medida de lo posible, es notable que Doherthy ponga un acento en contraponer con claridad el peso de las dificultades en las calles con gestos usuales en el día a día de los trabajadores de aquella época, a partir de la tensión dramática existente entre la levedad y la pesadez cotidiana de esas personas, tal vez siguiendo algunas ideas primordiales en los razonamientos de Heráclito de Éfeso desde la sugerencia ética en “Hard to be soft–A Belfast Prayer”. Al releer los razonamientos básicos de Heráclito sobre la oposición de componentes en la realidad, otro de los aspectos del trabajo de Doherthy, fundamental a la hora de ahondar en su legado artístico, son las expresiones kinésicas, pues una de las directrices básicas de su planteamiento se centra en el alcance ético en distintas concepciones plásticas y corporales en el espacio relacionadas con la el cuerpo humano y con los opuestos.

Tal vez ese encuentro de opuestos sea un ingrediente para entender el ejercicio plástico de Doherthy y para analizar el trasfondo social e histórico de la expresión dancística. Pero tal vez también sea significativo preponderar la existencia de otro tipo de constituyentes en la puesta en escena para dialogar con una idea cardinal en la obra: la música litúrgica y su significado social lejos de ser un elemento decorativo poco a poco se convierte en una pieza clave en la exhibición por su arraigo cultural en el tiempo y en las diferentes culturas en el mundo para los propósitos dialógicos de “Hard to be soft–A Belfast Prayer”. Su presentación en la 53° edición del FIC recuerda que muchas de las vivencias trascendentales en la infancia de Doherty y de cualquier persona condicionan la adultez; pero de la misma manera, recuerda que las condiciones sociales de los trabajadores en todo momento tienen cabida en las manifestaciones artísticas, consecuencia del rigor y de la seriedad en la creación estética, un argumento de Doherthy plasmado con éxito en la concepción plástica del cuerpo sobre el escenario de forma evocativa y magistral por el desarrollo general del espectáculo y por el inegable impacto emocional entre las personas.

Fotos: Gabriel Morales